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AMLO y Covid: contagiado pero saludable

Al tiempo de redactarse este texto, las fuentes oficiales reportaron una nueva marca de contagios de Covid-19 en nuestro país: 33 mil 626 casos en apenas un día. Es la cifra más alta que se ha registrado desde que inició la pandemia. ¿Es una sorpresa? La verdad, no. Especialistas de la Organización Mundial de la Salud advirtieron días atrás -y Hugo López-Gatell aún no los ha corregido- que la capacidad de contagio de la variante ómicron es inédita.

Lo más probable es que en poco tiempo, la máxima cifra de contagios en un día vuelva a romperse.

Muchos fenómenos se presentan en este contexto de pandemia y no son estrictamente sanitarios; mucho tienen qué ver los comportamientos políticos y sociales, en una imbricada red que nos atrapa y puede provocar asfixia.

Detallo algunos.

Empecemos por el presidente Andrés Manuel López Obrador, indiscutiblemente la figura más importante en la cotidianidad nacional. Al conocerse que está contagiado de Covid-19 por segunda ocasión, y con la variante ómicron como ya se confirmó, la cuestión no es el contagio en sí, sino la conducta que ha mantenido desde el inicio de la pandemia: se rehúsa al uso del cubrebocas (y transmite un mensaje que desalienta este hábito) y mantiene la costumbre de participar en reuniones con muchas personas… la mañanera, para comenzar.

Dos años después de padecer la pandemia y sus consecuencias, ya parece inútil argumentar la importancia de la figura presidencial y el fundamental cuidado que debe haber sobre su persona por la importancia de la investidura y el ejercicio del cargo. Sencillamente, el presidente se obstina en no atender esas razones. En un nuevo video, él mismo se mide la temperatura y se toma el oxígeno; las cifras que anuncia son las de un hombre sano, y además, reitera que la variante ómicron no es peligrosa en comparación con la variante delta. ¿Qué le vamos a hacer? Como decían las abuelas: genio y figura, hasta la sepultura.

Pero dejemos el tema presidencial. Lo deseable es que ocurra, como anunció el secretario federal de Salud, que el presidente se mantenga en aislamiento durante unos días (al menos acepta eso) y regrese a sus labores, con salud plena, el próximo lunes 17 de enero.

Hay otros problemas ligados con la pandemia que afectan más a la población.

No se puede entender, por ejemplo, que los mensajes oficiales insisten en que hay incremento considerable de hospitalizaciones, y se hayan registrado por más de dos días filas interminables en centros del IMSS de la Ciudad de México, para atenderse por problemas de salud ligados con el Covid. Lo mismo ocurre en clínicas de Guadalajara.

Y otra cosa: si el gobierno federal confirmó desde los últimos días del año pasado que no se renovarán contratos de compra de vacunas con laboratorios internacionales, ¿por qué aún no liberan las medidas de vacunación centralizada que impiden a gobiernos estatales hacer sus propias gestiones de adquisición de vacunas? No digamos a la iniciativa privada…

Y se puede añadir: ¿están equivocados en todos los países donde ya se vacuna de manera normal a los menores de edad? ¿Por qué la oposición en México, por austeridad quizá? 

El problema no es el contagio, es la obstinación.

jonasn80@gmail.com / @JonasJAL
 

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