Ideas

- Lágrimas

Porque no estaban en el programa, las lágrimas fueron la noticia en el sexto (y último) Informe del Presidente Peña Nieto: las lágrimas de sus hijas, Sofía y Paulina, cuando su padre les agradeció haber comprendido “el tiempo que les tocó vivir”: un tiempo en que el jefe de la familia desempeñó –ya la historia dirá si, como parece, con más voluntad que acierto— un rol estelar, porque no cualquiera llega a ser Presidente de la República, y que para ellas implicó, seguramente, algunos sacrificios y no pocas contrariedades: desde el escándalo de la “casa blanca” que salpicó a su madre, hasta las cuchufletas de las redes sociales por su reciente escapada a París y por el asunto, frívolo a más no poder, de los tatuajes…

-II-

Sin embargo, hubo más: las lágrimas que, en ese mismo momento, “casi llora él mismo”, según las crónicas del evento del lunes en Palacio Nacional. Lágrimas en que al aún Jefe de la Nación se le agolparon los sentimientos: los del padre que ha dedicado a 120 millones de mexicanos buena parte del tiempo que en otras circunstancias habría dedicado a su familia; la nostalgia, porque su ciclo está por cerrarse, con “El Grito” y la entrega de la Banda Presidencial a su sucesor como sus postreros actos públicos; la frustración, probablemente, porque, por más que se diga que el Presidente vive en un mundo diferente al de sus compatriotas, Peña Nieto no ignora que sus índices de popularidad son los más bajos que haya tenido Presidente alguno, en México, al final de su mandato; después, por los reproches sociales y sus propios “mea culpa” por la inseguridad, la violencia, los “gasolinazos”, la pobreza que –según cifras de Coneval— aplasta a cuatro de cada diez mexicanos, la precariedad de la economía familiar (a despecho del discurso oficial sobre la estabilidad de la macroeconomía) y la corrupción institucionalizada en todas las esferas de Gobierno…; finalmente, porque las recientes elecciones federales fueron, de hecho, un referéndum que reprobó, en forma rotunda y categórica, a la administración saliente.

-III-

Una de las primeras tundas que Peña Nieto sufrió, hace seis años ya, se debió a su incapacidad para citar tres libros que hubieran influido en su vida. Así y todo, es probable que, al contener las lágrimas, el lunes, haya recordado la admonición de la Sultana Aixa a su hijo Boabdil, al abandonar La Alhambra como el último rey moro de Granada: “No llores como mujer… lo que no supiste defender como hombre”.

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