- ¿Cómo ayudar…?
Más allá de las dudas sobre la pertinencia de la estrategia, de la pureza de las intenciones y del criterio con que se designa a los beneficiarios (en efecto: “Ni están todos los que son, ni son todos los que están”), es indiscutible que los “programas sociales” del Gobierno federal favorecen a muchas personas que lo requieren.
Ahora bien: en el contexto de la contingencia sanitaria que vino a alterar la vida de la especie humana como no lo hicieron ni las guerras mundiales ni otras calamidades precedentes -sismos, inundaciones, maremotos…-, surgió (en Jalisco, por cierto) una iniciativa orientada a generar un movimiento de solidaridad con quienes menos tienen: los indigentes; los migrantes; los menesterosos, muchos de los cuales ancianos y/o minusválidos…
-II-
Pocos sectores de la sociedad saldrán ilesos de esta dramática experiencia que nos tocó vivir. Sin embargo, es encomiable que alguien haya pensado en la necesidad de poner en práctica el precepto -humano, más que cristiano- de amar al prójimo; de pensar en él… y de pasar de las buenas intenciones a los hechos. La iniciativa de algunos particulares fue recogida por las autoridades civiles, y se condensa en la consigna de que en Jalisco inicialmente -y en otras entidades e incluso en otros países en la medida en que el ejemplo cunda y se imite- nadie pase hambre.
Sin embargo, es encomiable que alguien haya pensado en la necesidad de poner en práctica el precepto -humano, más que cristiano- de amar al prójimo; de pensar en él… y de pasar de las buenas intenciones a los hechos
La cuestión es compartir. La cuestión es reunir y distribuir despensas y alimentos preparados entre el sector más desprotegido de la población. La meta consiste en distribuir hasta 16 mil raciones de comida al día, durante 90 días -hasta julio próximo-… sin perjuicio ir más lejos si las circunstancias así lo exigen.
La iniciativa ya se hizo del conocimiento público. Faltaría afinar los detalles: puntualizar qué tipo de alimentos compartir; establecer centros o mecanismos de acopio; determinar las dinámicas adecuadas para hacer las aportaciones; acondicionar los espacios y divulgar información acerca de los centros de distribución; difundir profusamente dicha información entre los teóricos beneficiarios, habida cuenta de que se trata de una población dispersa, marginada de los medios de comunicación… Todo, por supuesto, en consonancia con las medidas dispuestas y con las recomendaciones de las autoridades, orientadas a reducir hasta donde sea posible los contagios.
-III-
“¿Cómo ayudar…?”: esa es la clave.
Es la medida en que sea posible compartirlo con quienes más sufren para conseguir el suyo, menos amargo nos sabrá el pan que nos llevaremos a la boca cada día.