TODO sobre la inyección para perder peso que se ha popularizado
El uso de fármacos como la semaglutida se ha disparado por tendencias estéticas y redes sociales, pero su uso sin indicación médica conlleva riesgos graves
En la necesidad de bajar de peso son muchas las personas que recurren a medicamentos sin supervisión médica, pero esto puede poner en riesgo la salud. Aquí todos los detalles sobre una inyección que se ha hecho popular recientemente:
En los últimos años, el uso de medicamentos para pérdida de peso, como la semaglutida, ha experimentado un crecimiento exponencial, impulsado principalmente por celebridades y tendencias en redes sociales. Si bien estos fármacos, desarrollados originalmente para tratar la diabetes tipo 2, pueden ser efectivos como parte de un tratamiento integral para la obesidad, no están exentos de riesgos importantes que deben tomarse en cuenta.
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El Dr. José Antonio Castañeda, cirujano bariátrico y metabólico con más de 20 años de experiencia explica la forma en que estos fármacos funcionan: “La semaglutida actúa como un agonista del receptor GLP-1, lo que ralentiza el vaciamiento gástrico, genera saciedad y regula el apetito”. Esto permite que el paciente reduzca su ingesta calórica de manera progresiva, favoreciendo la pérdida de peso. Sin embargo, el especialista advierte que su eficacia está condicionada a que se acompañe de cambios sostenidos en el estilo de vida.
Pero “si no se acompaña de cambios sostenidos en el estilo de vida (como la alimentación equilibrada, la actividad física y el seguimiento clínico continuo), hay un alto riesgo de rebote al suspenderlo”, añade.
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Prueba de esto es el estudio publicado en Diabetes, Obesity and Metabolism, el cual encontró que al año de suspender el tratamiento, los participantes recuperaron aproximadamente dos tercios del peso perdido. Esto equivale al 67 % recuperado en el año posterior a finalizar la terapia, incluso continuando con intervención nutricional.
No es una herramienta estética
Es importante saber que no todos son candidatos para el uso de semaglutida y fármacos similares. De acuerdo guías clínicas internacionales como las de la FDA y la Asociación Europea para el Estudio de la Obesidad, está indicada para personas con un índice de masa corporal (IMC) superior a 27 con alguna comorbilidad, o mayor a 30 sin necesidad de otra condición adicional y puede tener un rol coadyuvante en el tratamiento de pacientes con obesidad o sobrepeso con comorbilidades, por lo que su uso debe ser evaluado caso por caso y no puede indicarse únicamente por motivos estéticos o de corto plazo.
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No obstante, Castañeda advierte que cada vez más personas recurren a estos medicamentos sin contar con supervisión médica, influenciadas por lo que ven en TikTok o Instagram o porque quieren lucir mejor para unas vacaciones o un evento, incluso sin ser candidatos ideales para su consumo: “En consulta vemos cada vez más a pacientes que los utilizan sin indicación médica y, si bien han tenido disminución del apetito y del peso, también han experimentado efectos adversos como náuseas, vómitos o incluso pancreatitis, que al no saber cómo manejarlos ocasionan que abandonen de manera abrupta la medicación. Además, muchos presentan una fuerte reganancia de peso”.
Cuando se accede a una herramienta de este tipo, es necesario conocer los efectos secundarios más frecuentes. Los estudios clínicos han hallado hasta el momento con frecuencia náuseas, vómitos, sensación de llenura, estreñimiento, reactivación de colitis y, en casos más graves, pancreatitis o alteraciones en la motilidad intestinal. También se han reportado fatiga, mareos y, en casos raros, parálisis gástrica.
Por otro lado, con el auge también vienen otros riesgos asociados, pues existen alertas recientes sobre la proliferación de versiones falsificadas de Ozempic, una de las presentaciones comerciales más populares, las cuales no garantizan calidad, seguridad ni eficacia, lo que representa un riesgo sanitario significativo.
Una enfermedad compleja
Por su parte, el especialista acota que el uso de medicamentos no es una solución para todos y que en casos de obesidad severa o riesgo metabólico la cirugía bariátrica sigue teniendo ventaja frente a otros tratamientos no quirúrgicos, ya que “los pacientes pueden perder entre 50 % y 70 % del exceso de peso, y mantener esta pérdida por más de 10 años. Además, la cirugía permite controlar enfermedades asociadas como diabetes tipo 2, hipertensión o apnea del sueño, lo que disminuye el costo médico de tratar estas enfermedades asociadas”.
Debemos recordar que “la obesidad es una enfermedad crónica y compleja. El éxito en su tratamiento depende del abordaje médico individualizado, por lo que ni las inyecciones ni las alternativas quirúrgicas deben considerarse soluciones universales o estéticas: son herramientas, no atajos y jamás debe omitirse el criterio y seguimiento de un equipo de especialistas complementarios”, concluye Castañeda.
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