Diez claves para aprender a controlar la ira
La ira, como emoción, surge ante situaciones percibidas como injustas, amenazantes o frustrantes
La ira es una reacción natural e incluso puede ser beneficiosa en ciertos contextos —en parte, la humanidad ha sobrevivido todos estos siglos por ella, se trata de algo inherente—, sin embargo, es fundamental gestionarla de forma adecuada, ya que si se desborda afectará a la psique, lastimando no solo a la propia persona, también a las personas que le rodeen.
Para quienes buscan mejorar su autocontrol emocional, estas diez estrategias pueden ayudar a regular la ira de manera saludable, según información del centro de salud estadounidense, Mayo Clinic.
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Reflexionar antes de responder
- Cuando una persona está enojada, es fácil que diga algo de lo que luego se arrepienta. Antes de reaccionar impulsivamente, es recomendable tomarse un momento para ordenar los pensamientos. Esto también permite que quienes estén involucrados en la situación tengan la oportunidad de hacer lo mismo.
Expresar los sentimientos con calma
- Una vez que la emoción ha sido gestionada y se ha recuperado la serenidad, es importante comunicar el malestar de manera asertiva, evitando caer en confrontaciones. Expresar preocupaciones y necesidades de forma clara y respetuosa permite transmitir el mensaje sin herir a los demás ni tratar de imponer la propia voluntad.
Incorporar la actividad física a la rutina
- El ejercicio es una herramienta eficaz para reducir el estrés y, por lo tanto, controlar la ira. Cuando la tensión empieza a aumentar, realizar actividad física, como caminar a paso rápido, correr o practicar algún deporte, puede contribuir a liberar la energía acumulada y recuperar el equilibrio emocional.
Tomarse pequeños descansos
- Las pausas a lo largo del día pueden ser muy útiles para reducir la irritabilidad, especialmente en momentos de alta presión. Tomarse unos minutos de tranquilidad ayuda a afrontar los desafíos diarios con una actitud más serena y controlada.
Enfocarse en soluciones en lugar de problemas
- Centrarse únicamente en lo que provoca enojo no ayuda a resolver la situación. En cambio, buscar soluciones puede ser mucho más productivo. Si el desorden en la habitación de un hijo resulta molesto, cerrar la puerta puede ser una opción sencilla. Si la pareja suele llegar tarde a cenar, ajustar el horario de las comidas o acordar cenar en solitario algunas veces a la semana puede ser una alternativa viable. Es esencial aceptar que hay circunstancias que escapan al control personal y que la ira rara vez es el mejor recurso para modificar una situación.
Utilizar afirmaciones en primera persona
- Culpar o criticar puede agravar el conflicto. Para evitarlo, se recomienda expresar los propios sentimientos usando declaraciones en primera persona. Por ejemplo, en lugar de decir "Nunca colaboras en casa", resulta más efectivo decir "Me incomoda que te levantes de la mesa sin ofrecer ayuda con los platos". Este enfoque reduce la posibilidad de generar una reacción defensiva en la otra persona.
Dejar atrás los resentimientos
- El perdón es una herramienta poderosa que permite liberar emociones negativas. Cuando la ira y el rencor se acumulan, pueden generar sentimientos de amargura y frustración. Perdonar no implica justificar el daño recibido, sino aprender de la experiencia y fortalecer los vínculos con los demás.
Usar el humor para aliviar la tensión
- El humor puede ser un excelente recurso para reducir la tensión en situaciones difíciles. Sin embargo, es fundamental evitar el sarcasmo, ya que puede resultar hiriente y empeorar el problema en lugar de aliviarlo.
Practicar técnicas de relajación
- Cuando la ira empieza a intensificarse, recurrir a técnicas de relajación puede ser de gran ayuda. Respiraciones profundas, visualización de escenarios tranquilos o la repetición de frases que transmitan calma, como "Todo está bien", pueden marcar la diferencia. Otras opciones incluyen escuchar música, escribir en un diario o realizar ejercicios de yoga.
Reconocer cuándo se necesita ayuda
- Aprender a gestionar la ira no siempre es un proceso sencillo. Si esta emoción parece estar fuera de control, genera acciones de las que luego se pueda arrepentir o afecta negativamente a quienes están alrededor, puede ser recomendable buscar apoyo profesional.
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AO