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¿Cómo puedes controlar las porciones cuando comes fuera de casa?

No se trata de contar calorías hasta el agotamiento ni de privarte del placer de compartir una mesa con amigos, controlar porciones es más bien un acto de inteligencia práctica

Salir a comer ya no tiene por qué significar perder el control de lo que comes, entre platos que desafían la lógica con sus tamaños y menús pensados para tentar, es fácil terminar con porciones que superan lo que tu cuerpo necesita, pero controlar lo que pones en el plato fuera de casa es posible —y no tiene por qué arruinar la experiencia— si aprendes a moverte con astucia por la carta y a escuchar las señales de tu hambre.

No se trata de contar calorías hasta el agotamiento ni de privarte del placer de compartir una mesa con amigos, controlar porciones es más bien un acto de inteligencia práctica: elegir con criterio, aprovechar pequeñas estrategias y recuperar la sensación de saciedad real, con unos cuantos trucos sencillos puedes disfrutar sin excesos y volver a casa satisfecho —no lleno hasta reventar— y con la conciencia tranquila.

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¿Cómo puedes controlar las porciones cuando comes fuera de casa?

Aunque controlar las porciones suele ser más sencillo cuando cocinas en casa, lo cierto es que tarde o temprano todos terminamos comiendo fuera… y algunos lo hacemos con bastante frecuencia, la buena noticia es que existen trucos prácticos para no excederte y disfrutar tu comida sin remordimientos.

Una opción simple es compartir tu platillo con un amigo o pedir la mitad para llevar antes de empezar a comer, también ayuda evitar los bufés de “todo lo que puedas comer” y, en su lugar, elegir restaurantes que ofrecen menús con opciones saludables y porciones más razonables.

Otra estrategia es armar tu comida con entradas o acompañamientos en lugar de pedir un plato enorme: un pollo a la parrilla, mariscos al vapor, una ensalada fresca con el aderezo aparte o unas verduras asadas pueden ser excelentes alternativas. Además, puedes pedir que retiren la canasta de pan o las papas fritas para no caer en tentaciones innecesarias.

Cuando tengas opción, elige la versión pequeña de tu bebida, ensalada o postre. Fíjate también en la información nutricional de los menús, ya que te ayudará a tener una idea clara de cuántas calorías hay en una porción estándar. Y, sobre todo, escucha a tu cuerpo: si ya estás satisfecho, baja el tenedor, deja el vaso y enfócate en disfrutar de la compañía y el momento.

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