Honrado Minnie Miñoso, "El Charro Negro" de Jalisco
La organización de los Charros ha retirado el número 9 que vistiera el cubano con la novena jalisciense en la década de 1960
Antes de aceptar ir a México en 1965 la estrella cubana de los Chicago White Sox, Orestes “Minnie” Miñoso, preguntó si podía usar su viejo número, el 9 en la espalda de su uniforme y de inmediato le aseguraron que eso estaba esperando por él en Guadalajara.
Los vigentes campeones de la Liga Mexicana del Pacífico, los Charros de Jalisco, que fuera el primer equipo en tierras aztecas de Saturnino Orestes Armas MiñosoArrieta, rindió tributo al legado de “El Cometa Cubano” retirando su emblemático número 9, que ahora nadie más podrá utilizar en la novena.
De esta forma “Mr. White Sox”, como también se le conocía, tiene ahora su número 9 inmortalizado en el Estadio Panamericano.
Y es que el legado de “Minnie” trascendió épocas y fronteras contribuyendo a abrir el camino a las grandes luminarias latinas que hoy vemos brillar en el béisbol de Grandes Ligas y creando precedentes a base de tesón y consistencia en tiempos en los que no bastaba con llegar sino que había que tener la fuerza para resistir presiones externas más allá de lo deportivo.
Oriundo del poblado de Perico en Matanzas, en el Occidente de Cuba, Miñoso debutó en MLB con los Indios de Cleveland en 1949, un par de años después que Jackie Robinson pasara a la historia al romper la barrera racial con los Dodgers de Brooklyn. No obstante el antillano pasaría a la posteridad como el primer pelotero latino de raza negra en jugar en la Gran Carpa.
En 1951 llegó a los Medias Blancas de Chicago, franquicia que nunca había tenido en sus filas a ningún jugador de color y con el que dejó números esa temporada para quedar en el segundo puesto en las votaciones para el novato del año.
Su tenacidad y amor por este deporte lo llevó a extender su carrera en Grandes Ligas por cinco décadas hasta 1980 cuando tuvo sus últimos turnos al bate dejando una hazaña difícil de emular.
Su gracia para jugar a la pelota no quedaría solo en los Estados Unidos, también en su tierra natal vistió el uniforme de Marianao en la ya extinta Liga Profesional Cubana, que gozaba con un gran prestigio en el Caribe hasta la década de 1960 cuando fue eliminada por Fidel Castro, en su empeño por abolir la práctica del deporte profesional.
Ante la imposibilidad de regresar a su Patria como muchos otros cubanos que tuvieron que partir al exilio ante la llegada del régimen comunista a Cuba, Miñoso buscó otras alternativas para seguir haciendo lo que más le gustaba y fue entonces cuando en 1965 recibe la invitación para jugar en México con los Charros de Jalisco.
El entonces dueño del equipo, Alvaro Lebrija, le extendió la invitación convencido de las necesidades que tenía su novena y las habilidades del antillano para cumplir con ellas, y sin pensarlo el cubano emprendió viaje a Guadalajara cargado de deseos de seguir demostrando su nivel en un momento de su vida en el que le daba mucha importancia a estar vivo ante situaciones complejas y problemas personales.
Especial / Luis Quiñones Sánchez
Versátil y carismático
En su primera contienda vistiendo el uniforme albiazul, Miñoso bateó .360 con 169 imparables, entre ellos 14 cuadrangulares y produjo 82 carreras, sentando las bases para una estancia con el equipo hasta 1969 antes de incursionar en otras organizaciones.
El cariño de la gente rápidamente se hizo sentir y el apodo de “El Charro Negro” lo acompañó junto a su genuina alegría caribeña.
Se tuvo que esperar siete años después de su lamentable muerte en Chicago en 2015, para ver su nombre en la placa del Salón de la Fama en Cooperstown este 2022, pero desde mucho antes el Salón de la Fama del Béisbol Mexicano reconoció su aporte a las Ligas de este gran país, inmortalizándolo en 1996.
Con su número 9 retirado en los Charros de Jalisco como en los Chicago White Sox y su nombre inmortalizado en México y en Cooperstown, “El Cometa Cubano” está más vivo que nunca.
Como dice el sabroso tema musical de la Orquesta de Enrique Jorrín “Cuando Miñoso batea verdad, la bola baila este Chá Chá Chá”.
CT