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Zacatecas y La Antigua: Viaje a dos joyas históricas de México

Entre montañas de plata y brisas del Golfo, estos destinos invitan a recorrer el pasado vivo del país a través de sus calles, plazas y tradiciones

México se recorre con los sentidos y se descubre en cada rincón donde la historia y la cultura se entrelazan. Dos nuevos destinos, Zacatecas y La Antigua, fueron declarados Zonas de Monumentos Históricos, reconocimiento firmado por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y publicado en el Diario Oficial de la Federación el 6 de junio de 2025. Más que un acto administrativo, estos decretos celebran el patrimonio que guarda siglos de historia, tradición y arquitectura.

Zacatecas: un paseo barroco

Subir al Cerro de la Bufa es asomarse a un escenario donde la historia se dibuja entre montañas y cañadas. Zacatecas, fundada sobre la cañada del arroyo de la Plata, sorprende con sus calles empedradas, plazas que conservan ecos de antiguos mercados y fachadas de cantera rosa que parecen brillar bajo la luz del sol del Bajío. Su centro histórico abarca más de 105 hectáreas y alberga 827 elementos urbanos construidos entre los siglos XVI y XIX, testigos de batallas, revoluciones y celebraciones que dieron forma al México moderno.

La ciudad nació en 1546, cuando Juan de Tolosa y su expedición descubrieron ricos yacimientos de plata. Con ello llegó un poblamiento donde mexicas, tlaxcaltecas y otros grupos del Altiplano Central convivieron con los colonizadores, creando una mezcla cultural que hoy se refleja en cada rincón de Zacatecas. La ciudad debe su nombre a los zacatecos -habitantes de Zacatlán- y al vocablo náhuatl “zacatl” (zacate) y “tlan” (lugar), recordándonos que la relación con la tierra y la naturaleza ha sido siempre central en su historia.

Recorrer Zacatecas es caminar entre templos y conventos, palacios y casonas. La catedral, con su imponente fachada barroca; el templo de Santo Domingo, con sus detalles finamente tallados; y los palacios coloniales, cada uno con su historia, transportan al visitante a otra época. Los museos ofrecen recorridos que van desde la minería hasta el arte popular, mientras que los festivales y la vida cultural activa muestran que la ciudad no es solo un recuerdo del pasado, sino un lugar que late con intensidad en el presente.

Además, Zacatecas ya había sido reconocida internacionalmente: su centro histórico fue declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1993, y en 2010 varios de sus monumentos fueron incorporados al itinerario cultural del Camino Real de Tierra Adentro. Hoy, con la nueva declaratoria, la ciudad consolida su papel como uno de los destinos culturales más importantes de México.

La ciudad de Zacatecas nació en 1546, cuando Juan de Tolosa y su expedición descubrieron ricos yacimientos de plata. ESPECIAL

La Antigua: historia a orillas del Golfo

Si Zacatecas deslumbra con su arquitectura y su historia minera, La Antigua seduce con la serenidad del Golfo y la memoria viva de la primera etapa de la colonización española. Este pequeño pueblo veracruzano concentra más de 10 hectáreas de Zonas de Monumentos Históricos y alberga siete inmuebles construidos entre los siglos XVI y XIX: la Ermita del Rosario, la Parroquia del Santo Cristo del Buen Viaje, las antiguas Caballerizas de Santa Anna, el antiguo Cabildo, la Casa de Cortés, la Plaza de Armas y un edificio en el número 17 de la avenida Independencia.

La Antigua se alza sobre el antiguo poblado indígena de Huitzilapan, cuyo nombre en náhuatl significa “río de colibríes”. Aquí, en 1519, Hernán Cortés estableció el primer puerto y cabildo de la naciente Nueva España, convirtiendo al lugar en un punto estratégico para la administración, el comercio y la evangelización. Para finales del siglo XVI, La Antigua contaba ya con conventos franciscanos y dominicos, un edificio de la Compañía de Jesús, tres hospitales y la iglesia mayor, consolidando su papel como corazón colonial del Golfo.

Hoy, recorrer La Antigua es detenerse a imaginar el murmullo de los colonizadores, los pasos de los indígenas y el ajetreo de un puerto que fue testigo del inicio de la historia moderna de México. Sus calles empedradas, su arquitectura virreinal y la brisa marina crean un ambiente único, donde cada fotografía captura no solo un edificio, sino la memoria de siglos de historias entrelazadas.

Casa de Cortés. Ubicada en La Antigua, Veracruz, es una estructura histórica construida en el siglo XVI. ESPECIAL

Un destino que se vive

Zacatecas y La Antigua son más que destinos turísticos; son lugares donde la historia se siente, se camina y se disfruta. La declaratoria de Zonas de Monumentos Históricos garantiza que estas joyas seguirán siendo patrimonio cultural protegido, abierto a la investigación y al disfrute de todos. Cada edificio, cada plaza y cada calle son parte de un relato que se construye día a día, invitando a visitantes de todo el mundo a ser parte de él.

Viajar a Zacatecas y La Antigua es, en esencia, viajar por la historia de México. Es conocer la riqueza de sus paisajes, la majestuosidad de su arquitectura y la profundidad de su cultura. Es dejarse llevar por la emoción de recorrer ciudades que guardan siglos de memoria, mientras se disfruta de experiencias que despiertan todos los sentidos: la vista, el oído, el olfato y el gusto.

Hoy, estas dos joyas históricas esperan ser descubiertas. Zacatecas, con su cielo que se tiñe de rosa al atardecer y su arquitectura barroca, y La Antigua, con su brisa marina y su historia viva, invitan a perderse en sus calles, a admirar sus monumentos y a sentir que viajar por México es, sobre todo, viajar por su historia. Entre montañas, cañadas, puertos y plazas, la memoria del país se vuelve palpable y vibrante, recordándonos que cada viaje es también un encuentro con el pasado y una celebración del presente.

Para todos los sentidos

Visitar Zacatecas es sumergirse en la historia y la cultura. Es perderse entre callejones empedrados, descubrir talleres de artesanos y cafés con encanto, disfrutar de festivales y ferias donde la tradición se celebra con música, danza y gastronomía. Cada rincón de la ciudad es una invitación a caminar despacio, a mirar hacia arriba y admirar los detalles de fachadas, balcones y templos que han resistido el paso del tiempo.

La Antigua, por su parte, ofrece un ritmo más pausado. Sus plazas, calles y edificios coloniales permiten un paseo relajado, donde cada paso se acompaña de la brisa marina y del canto de los pájaros. Aquí, la historia se respira: desde la Casa de Cortés hasta la Ermita del Rosario, cada espacio conserva la memoria de los primeros años de la Nueva España y de la vida de quienes habitaron el lugar. Además, la gastronomía local y el entorno natural hacen de la visita una experiencia completa, que combina historia, sabor y belleza paisajística.

Zacatecas y La Antigua no son solo destinos: son experiencias que se viven, se sienten y se recuerdan. Dos espacios donde la historia y la cultura se preservan se celebran y se comparten, y donde cada visitante puede ser testigo de la riqueza de México, país de historia viva y patrimonio eterno.

Zacatecas tiene su origen sobre una cañada labrada por el cauce del arroyo de la Plata, a las faldas del Cerro de la Bufa. ESPECIAL

Un viaje que conecta historias

Tanto Zacatecas como La Antigua ofrecen experiencias que van más allá de la observación: invitan a sentir, a escuchar y a saborear la historia. En Zacatecas, los museos y galerías permiten conocer los secretos de la minería y del arte local, mientras que las plazas y mercados ofrecen aromas y colores que transportan al visitante a otra época. Los miradores y el Cerro de la Bufa regalan vistas que combinan la majestuosidad del paisaje con la riqueza cultural de la ciudad.

En La Antigua, el ritmo es distinto. Aquí, la brisa del Golfo, el murmullo de las olas y los aromas de la gastronomía local -mariscos frescos, platillos tradicionales veracruzanos- crean una experiencia sensorial completa. Cada calle, cada plaza y cada construcción colonial invita a recorrer la historia con calma, disfrutando del entorno y de la cultura viva que aún habita el lugar.

Ambos destinos, aunque diferentes en paisaje y estilo, comparten un hilo común: la historia. Cada calle, cada plaza, cada edificio es un testimonio del tiempo. La declaratoria como Zonas de Monumentos Históricos no solo protege estas ciudades, sino que las convierte en espacios vivos, abiertos al turismo cultural, la investigación y el disfrute social. Gracias a ello, Zacatecas y La Antigua no solo conservan su pasado, sino que lo transforman en una experiencia que puede ser vivida por todos.
 

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