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La Parroquia de San Miguel Allende

Un espacio donde la quietud, la historia y la belleza arquitectónica se dan la mano

GUADALAJARA, JALISCO (27/JUL/2014).- Al Sur de la Plaza de Armas de San Miguel Allende, se encuentra su cautivadora parroquia. Del Restaurante del Jardín, atravesamos la calle Umarán para apreciar la bonita escultura del fundador del poblado, fray Juan de San Miguel, de pie, con su mano izquierda sobre el hombro izquierdo de un natural hincado, monumento que comprende un cuarto de círculo de la esquina del anterior atrio. Posteriormente nos sentamos en una barbacana de la plaza para admirar la parroquia. Se adosó un pórtico al antiguo templo, para soportar la torre principal, que consta de tres cuerpos, el pórtico con un gran arco gótico al frente, con dos nichos con santo por lado. A los costados, un arco de menor tamaño y con un solo nicho por lado. Las esquinas con salientes columnas circulares, embellecidas por arcos góticos, sostenidos por columnas corintias. En el primer cuerpo se asoman tres vanos, los laterales son las ventas del coro y el central, ligeramente más alto, es un nicho, que fue reservado para el Arcángel Patrón. El segundo cuerpo corresponde con el campanario, de cuatro vanos, donde llama la campana “La Luz”, que acompañan: La “San Pedro”, la “San Miguel”, la más grande y tintinea una esquila. El tercer cuerpo, también con cuatro vanos pero de menor claro. Por remate, un cono hexagonal, con almenas piramidales en su desplante. Enseguida del pórtico se anexaron dos bizarras torres, de dos cuerpos, el primero ciego y el segundo con dos vanos, cubiertos por cono piramidal, con almenas en sus esquinas. Todos los vanos con remate piramidal.

Miguel J. Malo y F. León de Vivero nos dicen: “Se edificó sobre la antigua a fines del Siglo XVII, construida por el arquitecto Marcos Antonio Sobrarías. En aquel tiempo, el frontis, exhibía dos torres: de tres cuerpos una y de dos la otra. En Oct. 8, 1880 colocan la primera piedra de la fachada seudogótica que proyectó y fabricó el maestro de obras don Zeferino Gutiérrez. Las sucesivas modificaciones de pilastras, barandillas y ventanales de la iglesia, alteraron su aspecto original”.

Subimos los peldaños del atrio, delimitado por rejas altas, empotradas en pilares góticos, bugambilia, ficus, palmeras y la cruz atrial animan el espacio. Vimos la puerta lateral, que conserva su fachada, dórica y en arco de medio punto. Nos adentramos al recinto por el pórtico, de una nave en cruz latina y cúpula hexagonal. El coro con órgano y las gruesas arcadas cobijan capillas, que antaño tenían retablos de madera dorada, hoy son cantera y de estilo neoclásico, dedicadas al a la Virgen Morena, a la Purísima, a San Pedro, A San Luis, a San Juan, a la Señora del Carmen y al Señor de la Conquista, factura de los talentosos naturales de Pátzcuaro, los frailes que lo transportaban para San Miguel fueron atacados por los chichimecas. En el altar mayor, posa la imagen policromada del Arcángel. Detrás del altar observamos el camarín y la cripta monumental, donde descansan: Anastasio Bustamante y Rafael González. En 1784, los curas Miguel y José Joaquín Hidalgo celebraron misa.   

Fray Luis del Refugio de Palacios refirió: “La iglesia mayor, amplia y sólidamente construida, rodeada de capillas numerosas, rinconcitos preciosos, curiosos retablos donde, Tres Guerras puso la mano, que es decir dejó huellas de su privilegiado genio, esculturas ya vetustas muy venerables… soberbias telas de gran mérito: admirable todo eso, más aun que la imponente mole gótica de su añadido pórtico… Es una torre central, en que remata y dos laterales, cargando sobre dos macizas bóvedas, baja y alta, con soportal en el principal ingreso… aparte de una buena concepción, da incomparable hermosura a tal estilo… Todos los arcos… han de verse a soslayo, acusan los fuertes y gruesos paredones… Lo que sí, es increíble la profusión de pináculos con que quisieron adornar y engotizar su cuantiosa obra”.

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