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Herbolaria curativa resurge en comunidades indígenas del sureste

Remedios son usados para tratar desde una infección estomacal hasta la diabetes

VILLAHERMOSA, TABASCO (23/AGO/2014).- El uso de la herbolaria para aliviar o sanar malestares o enfermedades vive un resurgimiento en comunidades indígenas del sureste del país, como una forma de reducir gastos y aprovechar conocimientos ancestrales.

"En la etapa actual se pierden tradiciones o costumbres, pero eso es aparente porque ante los costos de la salud, la gente busca de nuevo formas para atenderse enfermedades que incluso no eran comunes, como la diabetes", agregó la antropóloga social Gabriela Vera Cortés.

En entrevista, la investigadora del Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) indicó que de manera conjunta se realizó el proyecto "Herbolaria curativa y sanadora. La experiencia terapéutica de hombres y mujeres del sur-sureste mexicano".

La investigación abarcó los estados de Veracruz, Tabasco, Chiapas, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, con el objeto de difundir en un libro el conocimiento curativo desde las actividades que realizan las personas mediante la herbolaria o flora medicinal, transmitidas por tradición oral.

Vera Cortés expuso que le correspondió desarrollar el capítulo Tabasco con la población chontal de Tucta, Nacajuca, en el centro-oeste de la entidad.

Algunas de las plantas utilizadas allí, por ejemplo para la diabetes, dijo, son el guarumo y el cujilote y más recientemente el noni.

La caña agria se utiliza para aquellas personas que permanecen mucho tiempo sentadas debido al trabajo que desempeñan y la riñonina es para las piedras en los riñones, mientras el fruto del jahuacte, que se llama chuyul, es para miomas.

La infección estomacal se trata con hierbabuena, toronjil, manzanilla y ruda; la ojeadura o mal de ojo se cura con flores de naranja agria, naranja dulce y limón, y las quemaduras, con sábila criolla y el reumatismo con cempoal.

Expuso que a nivel local y regional hay un amplio conocimiento sobre plantas medicinales, sobre todo de la gente de mayor edad, quien acude al médico para saber qué padece y a partir de allí opta por tratarse con herbolaria o combinarla con medicamentos, como en el caso de la diabetes.

"Hay diferentes expresiones, matices de búsqueda, me parece muy rico como tienen cuatro o cinco plantas para atender esas enfermedades", consideró.

La investigadora refirió que la diabetes permea en las comunidades indígenas porque quienes llegan a las ciudades consumen comida rápida y además agregan a su dieta azúcares sobre todo en refrescos.

Una característica del proyecto, que concluirá en octubre cuando se publique el libro coordinado por la investigadora Laura Huicochea Gómez, es que se trabajó con la gente común, que no son especialistas, por lo cual no se consultó a curanderos, talladores o hueseros.

"Fuimos con las que en sus casas tienen plantas o van con el vecino para conseguir maguey morado, que es muy común, o la belladona", apuntó.

De las instituciones participantes en el proyecto, refirió, están las instancias de cultura del sur-sureste y las universidades de Oriente en Valladolid, Yucatán, Intercultural Maya de Quintana Roo y el Centro de Investigaciones Tropicales de la Universidad Veracruzana.

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