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Guadalajara en un llano
*MARIA JOSÉ ALVAREZ DEL CASTILLO BARRAGÁN Y ENRIQUE ROBLES GÓMEZ UNIERON SUS VIDAS SACRAMENTALMENTE
GUADALAJARA, JALISCO (10/NOV/2011).- “Correré tras aquello que anhelo con la certeza de que lo hago por amor”
** En una linda noche de Otoño se efectuó una de las bodas más bonitas de todos los tiempos, la de MARÍA JOSÉ ÁLVAREZ DEL CASTILLO BARRAGÁN Y ENRIQUE ROBLES GÓMEZ, quienes unieron sus vidas sacramentalmente en la Basílica dedicada a la Virgen de Zapopan.
Puntualmente a las 18:00 horas, entre flores de Natura Diseña y pétalos de rosa blancos salpicados sobre el tapete del pasillo central, MARÍA JOSÉ hizo su entrada del brazo de su padre CARLOS ÁLVAREZ DEL CASTILLO GREGORY.
Los siguieron en el cortejo, JOSEFINA BARRAGÁN ÁLVAREZ, ENRIQUE ROBLES SEÑKOWSKI Y ANGÉLICA GÓMEZ GONZÁLEZ, quienes apadrinaron a sus hijos.
El R.P. Armando González Escoto ofició la ceremonia y bendijo a la pareja después de dirigirles elocuentes palabras. El Coro Vivaldi interpretó selecto programa con la música de los grandes maestros. Padrinos de arras y lazo fueron los hermanos de los novios: SOFÍA Y JUAN CARLOS ÁLVAREZ DEL CASTILLO BARRAGÁN, IVÁN Y MARCO ROBLES ÁLVAREZ. SOFIA lució una creación en azul de Alfredo Martínez.
Emotivo el momento en que los nuevos esposos presentaron el ramo y su amor ante la Virgen.
Destacó la belleza de la novia con un modelo para ella de la Casa Jesús Peiro en Barcelona, en raso con ensamble de exquisito Chantilly que se quitó en la recepción, discreto tocado de la misma firma, completando su arreglo con aderezo de esmeraldas y brillantes, regalo de su abuelita STELLA GREGORY DE ÁLVAREZ DEL CASTILLO.
La nota de color la pusieron las mamás de los novios, ambas con elegantes modelos: JOSEFINA en rojo y ANGÉLICA en azul pavo.
Después, la recepción brillante y concurrida en la bonita de por sí Hacienda La Escoba. Sobre el jardín se montó espectacular carpa o pabellón de grandes dimensiones y alturas, que desde la llegada era un regalo para la vista.
Los invitados eran recibidos con champaña y conducidos hacia la “Jaima” que parecía un sueño, una visión difícil de narrar: entarimado total forrado de alfombra blanca, luces, veladoras, velas, flores, mantelería, todo en blanco inmaculado. Mesas en dos niveles; al centro y a todo lo largo, la pista iluminada y bordeada por racimos de orquídeas y tulipanes con follaje; del alto techo, perfectamente trabajado en tela, salían enormes lámparas giratorias desprendiendo luces tenues. En las mesas, exquisitos arreglos colocados sobre altos floreros de cristal que permitían la vista, todo con el buen gusto de Norma González. La principal, la gran mesa de los novios y sus familiares, resaltaba por la profusión de veladoras.
El tapete persa de la entrada era el único detalle de color que puso Peter de Anda, wedding planner cada vez más profesional y refinado.
Vinos de las mejores cavas, música suave durante el exquisito y espléndido banquete a cargo de Juan Andrea y La Cocina de Guille.
Los novios visiblemente felices abrieron el baile con ''Labios rotos'', de Zoé. Se apagaron las luces quedando el escenario iluminado con veladoras y chorros de bengalas blancas que salieron de las orillas de la pista. Siguió el baile de la novia y su papá con ''Father and son'', de Cat Stevens, en medio de una iluminación sutil y el amor fraterno.
Magníficos anfitriones los papás de la novia, CARLOS Y JOSE –guapísima en rojo con un diseño de Jesús Ochoa–, quienes departieron cálidamente con sus invitados. Música de DREA versátil y muy alegre como el ambiente que reinó hasta la madrugada, cuando se despidieron MARÍA JOSÉ Y ENRIQUE para emprender su nueva vida con luna de miel en Asia.
Fue una boda para recordar donde cabe la frase: “Se hace con el corazón lo que se hace por amor”.
** En una linda noche de Otoño se efectuó una de las bodas más bonitas de todos los tiempos, la de MARÍA JOSÉ ÁLVAREZ DEL CASTILLO BARRAGÁN Y ENRIQUE ROBLES GÓMEZ, quienes unieron sus vidas sacramentalmente en la Basílica dedicada a la Virgen de Zapopan.
Puntualmente a las 18:00 horas, entre flores de Natura Diseña y pétalos de rosa blancos salpicados sobre el tapete del pasillo central, MARÍA JOSÉ hizo su entrada del brazo de su padre CARLOS ÁLVAREZ DEL CASTILLO GREGORY.
Los siguieron en el cortejo, JOSEFINA BARRAGÁN ÁLVAREZ, ENRIQUE ROBLES SEÑKOWSKI Y ANGÉLICA GÓMEZ GONZÁLEZ, quienes apadrinaron a sus hijos.
El R.P. Armando González Escoto ofició la ceremonia y bendijo a la pareja después de dirigirles elocuentes palabras. El Coro Vivaldi interpretó selecto programa con la música de los grandes maestros. Padrinos de arras y lazo fueron los hermanos de los novios: SOFÍA Y JUAN CARLOS ÁLVAREZ DEL CASTILLO BARRAGÁN, IVÁN Y MARCO ROBLES ÁLVAREZ. SOFIA lució una creación en azul de Alfredo Martínez.
Emotivo el momento en que los nuevos esposos presentaron el ramo y su amor ante la Virgen.
Destacó la belleza de la novia con un modelo para ella de la Casa Jesús Peiro en Barcelona, en raso con ensamble de exquisito Chantilly que se quitó en la recepción, discreto tocado de la misma firma, completando su arreglo con aderezo de esmeraldas y brillantes, regalo de su abuelita STELLA GREGORY DE ÁLVAREZ DEL CASTILLO.
La nota de color la pusieron las mamás de los novios, ambas con elegantes modelos: JOSEFINA en rojo y ANGÉLICA en azul pavo.
Después, la recepción brillante y concurrida en la bonita de por sí Hacienda La Escoba. Sobre el jardín se montó espectacular carpa o pabellón de grandes dimensiones y alturas, que desde la llegada era un regalo para la vista.
Los invitados eran recibidos con champaña y conducidos hacia la “Jaima” que parecía un sueño, una visión difícil de narrar: entarimado total forrado de alfombra blanca, luces, veladoras, velas, flores, mantelería, todo en blanco inmaculado. Mesas en dos niveles; al centro y a todo lo largo, la pista iluminada y bordeada por racimos de orquídeas y tulipanes con follaje; del alto techo, perfectamente trabajado en tela, salían enormes lámparas giratorias desprendiendo luces tenues. En las mesas, exquisitos arreglos colocados sobre altos floreros de cristal que permitían la vista, todo con el buen gusto de Norma González. La principal, la gran mesa de los novios y sus familiares, resaltaba por la profusión de veladoras.
El tapete persa de la entrada era el único detalle de color que puso Peter de Anda, wedding planner cada vez más profesional y refinado.
Vinos de las mejores cavas, música suave durante el exquisito y espléndido banquete a cargo de Juan Andrea y La Cocina de Guille.
Los novios visiblemente felices abrieron el baile con ''Labios rotos'', de Zoé. Se apagaron las luces quedando el escenario iluminado con veladoras y chorros de bengalas blancas que salieron de las orillas de la pista. Siguió el baile de la novia y su papá con ''Father and son'', de Cat Stevens, en medio de una iluminación sutil y el amor fraterno.
Magníficos anfitriones los papás de la novia, CARLOS Y JOSE –guapísima en rojo con un diseño de Jesús Ochoa–, quienes departieron cálidamente con sus invitados. Música de DREA versátil y muy alegre como el ambiente que reinó hasta la madrugada, cuando se despidieron MARÍA JOSÉ Y ENRIQUE para emprender su nueva vida con luna de miel en Asia.
Fue una boda para recordar donde cabe la frase: “Se hace con el corazón lo que se hace por amor”.