Suplementos
Entre las piernas
¿Y dónde está la danza?
Luego pienso que tal vez no me acuerdo de otras cosas, porque quizá sólo se trató de espectáculos que tuvieron una sola función, porque ya sabemos que aquí la danza no da para más en los teatros, es decir, el concepto de “temporada” es desconocido por quienes se dedican a esta tarea, porque –según se dice por a’i– la gente en Guadalajara no tiene la costumbre de ir a ver trabajos dancísticos.
Entonces me pregunto yo: ¿Por qué el Teatro Diana tiene con frecuencia funciones de compañías internacionales durante las cuales se ocupa un gran porcentaje del aforo del espacio?
Digo, así parece que a la gente sí le gusta la danza, ¿no? E incluso que está dispuesta a pagar más de 200 pesos por acudir a un espectáculo de este tipo, lo cual –por cierto– supera el costo del boleto para ver algún trabajo de producción local. La verdad, debo decirles, hay grupos y solistas en la ciudad que ofrecen un alto nivel de calidad, sólo falta que se pongan las pilas y nos muestren más su trabajo.
Sobra decir que no me estoy refiriendo a la Compañía de Danza Clásica y Neoclásica de Jalisco, cuya calidad no critico porque nunca la he visto, aunque sí me ha parecido desde el principio una farsa para darle un sueldo a las amigas (y amigos, claro) de alguien... y conste que ni siquiera estoy diciendo que ese alguien es el secretario de Cultura, para que luego no me vengan con chismes. En fin... prefiero no hablar de este tema que me pone de pésimo humor.
Pero si de ballet se trata debo hablar mejor de Doris Topete que, le guste o no a algunos, se ha ocupado de formar a talentosos bailarines que hoy en día se encuentran en algunas importantes compañías fuera del país... y conste que ni siquiera estoy pensando en Isaac Hernández, quien sinceramente me parece un chico bastante mal agradecido, pues si bien es cierto que su papá ayudó en su formación, su desarrollo se lo debe en mucho a esta importante maestra que ahora nos presenta un niño bastante talentoso (además de lindo): Enrique Bejarano, con apenas ocho años de edad. Este nombre no se debe olvidar en 2012 y mucho menos perder alguna de sus presentaciones.
lexeemia@gmail.com