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Casinos a la vuelta de la esquina

GUADALAJARA,JALISCO (14/NOV/2010).-  Pues al final ni fueron las copias de los que existen en Las Vegas ni fueron la panacea para traer más turistas a las ciudades. Los casinos en México proliferan a pasos agigantados y cada día aparece uno casi a la vuelta de la esquina.

Cuando hace algunos años, ocho para ser más consisos, en la Asociación de Profesionistas y Técnicos en Turismo A.C. hicimos los foros de consulta entre la población en general y los prestadores de servicios turísticos para saber su punto de vista acerca del tema y su posible implementación en nuestro país, muchos nos dijeron que estábamos en contra de su instalación sin contar con fundamentos.

Lo que asegurábamos en ese momento hoy se ha hecho realidad. Ni atrajo a más personas de otros destinos, ni se convirtió en un alto detonante en la creación de empleos; no contribuye a la imagen urbana de una zona, aunque, y ahí viene el desesperado “te lo dije”, sí ha traído situaciones más complicadas de las que no quisimos ni pensar.

La legislación de los juegos de azar en México tiene vigencia desde 1947 y se llama Ley Federal de Juegos y Sorteos, la cual ampara, entre otros “detallitos” a la Lotería Nacional, apuestas en los caballos, en los perros galgos, por supuesto en los gallos y por una extraña razón y acuerdos de esa época, a la Feria de San Marcos en Aguascalientes.

Lo que no contempla esa ley es a las máquinas tragamonedas ni a los juegos de azar, aunque hay que hacer un claro apunte, en ese entonces los legisladores no hicieron proyecciones futuristas. Su imaginación no alcanzaría para pensar que hoy, con el desarrollo de las tecnologías, un jugador puede abrir una página de Internet y apostar con un clic y los números de su tarjeta de crédito, desde la sala de su hogar ni que en las mismas instalaciones del casino las transacciones no fueran por billetes ni monedas, sino por boletos o fichas que al cabo de varias vueltas, entonces sí se pueden cambiar por moneda corriente.

Relativamente nos encontramos ante una situación muy reciente. Al principio se pensaba que era mejor que la gente dejara aquí su dinero y que no lo llevara a Las Vegas. Hoy nos enteramos que los que asisten a los casinos de las ciudades no son los ricos magantes despilfarrando sus anchas arcas, sino hombres y mujeres que se ganan el sueldo a la quincena y que hasta roban para seguir apostando y recuperar lo perdido; algo por supuesto que no va a suceder nunca.

Los casinos son una realidad hoy en nuestro país. Al menos cada semana nos enteramos de la apertura de otro establecimiento. Las autoridades municipales y estatales deberán de poner más atención no únicamente en la seguridad de los asistentes, sino también ir diseñando campañas de salud pública porque esto ya se está convirtiendo en una patología y también en serios reveses económicos familiares. Tal y como lo vaticinamos.

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