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Como para escribir a Santa Claus

Para algunos, este puede parecer un auto más.Para nosotros, es un juguete muy deseado

GUADALAJARA, JALISCO (21/SEP/2013).-Lo que son las expectativas. Cuando esperas demasiado de algo, puedes decepcionarte y vaya que esto nos ha pasado. Pero cuando, pese a las elevadas expectativas, recibes más de lo que esperas, el resultado es diversión, alegría plena, felicidad. Así nos pasó con el Ford Fiesta ST.

El más reciente del trío de “hot-hatches” casi recién llegados a México, junto con el VW Polo GTI y el Peugeot 208 GT, el Fiesta ST es un auto que busca llegar al mismo público, ofrecer el mismo tipo de placer al volante. Lo que resulta interesante, hasta curioso, es como con recetas tan similares, estos autos resulten distintos, sean capaces de poner su toque propio al platillo. En el caso del Fiesta ST, tal vez por estar hecho en México, el sazón que otorga es picante. Hummm, rico.

Por fuera, los cambios en el ST con relación al Fiesta normal son mínimos. Las fascias son distintas en ambas extremidades, hay un alerón trasero de buen tamaño y los rines son de 17 pulgadas, también con diseño exclusivo.

En su interior saltan a la vista los asientos Recaro y no sólo por su forma que abraza al cuerpo del piloto y su acompañante, también porque su parte central está tapizada con un forro de tela –o algo parecido– en color naranja, al menos en el auto que probamos, también pintado de color naranja en su exterior. El equipo es bueno y completo, pero Ford le hizo una concesión a los mercadólogos al ponerle un quemacocos, que sólo le añade peso justo donde menos se necesita, subiendo así su centro de gravedad.

Hay pantalla táctil, con sistema SYNC. Un par de portavasos y una pequeña consola central ayudan a poner pequeños objetos. El tablero es acojinado en su parte más cercana al piloto, pero de plástico rígido en la base del parabrisas, lo que genera muchos reflejos desagradables, aunque nos parecieron menos que en los demás Fiesta.

A jugar, se ha dicho

Hay varios pequeños “secretos” que hacen del Fiesta un auto tan divertido. El primero es, por supuesto, el motor. Ford le puso una máquina turbo de 1.6 litros, con 197 caballos de fuerza. Es una magnífica planta de poder, como todos los turbo de Ford que hemos probado. Parte de lo que lo hace tan bueno es que prácticamente no se siente demora para que las turbinas comiencen a trabajar. Con esto su entrega de potencia es firme, lineal, agradable.

Otra parte de la responsabilidad para este placer que es conducir el Fiesta ST, viene de la buena caja manual de seis velocidades. De relaciones cortas, con funcionamiento preciso, la transmisión ayuda a extraer esos 197 caballos y mandarlos a las ruedas delanteras.

Donde mejor se siente el ST es en una carretera de curvas. Ahí, la suspensión que en ciudad se percibe algo rígida, se muestra perfecta, ayudando a mantener el coche en su trayectoria ideal. La dirección es rápida y pareciera que el Fiesta obedece a los ojos del piloto y va justo hacia dónde él mira. La electrónica es una parte muy importante en esto y en este auto actúa con una inteligencia que nos gustaría ver en todos. Los controles de tracción y estabilidad pasan desapercibidos casi todo el tiempo, como un buen árbitro en un partido de futbol. Las computadoras de este pequeño Ford nos dejan jugar a gusto, cuidando de que se nos pase la mano en el intento.

Además, está el ruido del motor. Ronco, fuerte, agradable, durante todo el tiempo nos pasa señales de fuerza, confirmadas por lo que llega a las ruedas. Ford usa también la electrónica aquí, para mandar algo de ese sonido, tratado y amplificado, al interior del coche. Seguramente resulta un gran argumento de ventas y el que lo conduzca en una prueba de manejo antes de la compra se embrujará por esa sinfonía mecánica escrita en el cielo. En un viaje largo, empero, puede resultar molesto como resultaría escuchar a la misma canción una y otra vez, a un volumen relativamente elevado.

Comparado a sus rivales, Peugeot 208 GT y Polo GTI, el Fiesta ST nos resulta más crudo, menos quirúrgico que el alemán, pero mejor hecho y preciso que el francés. A la hora de jugar, el que tenga acceso a las tres llaves para escoger a uno de estos autos, se inclinará por el Fiesta si realmente le gusta conducir un auto vivo, dinámico, potente, divertido. Tal vez no tenga el aplomo del germano, pero es justo esa mínima distancia que guarda de la perfección que lo hace más divertido y agradable. De no haber sido hecho por Ford, podríamos jurar que el ST había sido producido por Alfa Romeo. Por fortuna no es tan caro como un MiTo, pero es incluso más potente.

Luego de conducirlo por una semana y a tan sólo tres meses de la Navidad, lo que tenemos ganas de escribir ahora es: “Querido Santa, ya sabemos lo que queremos bajo nuestro arbolito. P.D. ¿Sería posible quitarle dos puertas?”.

FICHA TÉCNICA

Motor: Frontal
Cilindros:L4; 1.6 litros
Turbocompresor:Sí.
Potencia: 197 HP @ 6,000 rpm
Torque: 214 libras-pie @ 3,500 rpm
Tracción:Delantera.
Transmisión:Manual de seis velocidades (6+R)

SUSPENSIÓN

Delantera: Independiente, de tipo McPherson, con resortes helicoidales
Trasera: De eje de torsión.

FRENOS

Delanteros: De discos sólidos, con ABS y EBD.
Traseros:De discos sólidos, con ABS y EBD.

DIRECCIÓN

De piñón y cremallera, con asistencia eléctrica.

DIMENSIONES en milímetros

Largo: 3,975
Alto: 1,709
Distancia entre ejes: 1,456
Peso:1,163 kilogramos.

CAPACIDAD


Tanque: 42 litros.
Cajuela: 290 litros.

RESULTADOS EN EL AUTÓDROMO


Aceleración de 0 a 100 km/h:7.6 segundos.
Frenado de 100 km/h a 0: 42 metros.
Cuarto de milla: 14.21 segundos @ 151.8 km/h
Velocidad máxima observada: 220 km/h

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