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Bestiario de la buena fortuna

Para atraer la suerte, muchas culturas han puesto su fe en los animales; algunos se han convertido en mascotas, otros en pequeñas esculturas

GUADALAJARA, JALISCO (19/ABR/2015).- Desde sus orígenes, la humanidad ha establecido relaciones de distinto tipo con los animales; si bien algunos proporcionaban alimento o compañía, en otros casos podían infundir temor, respeto o admiración; así, el largo camino que ha llevado al conocimiento científico de diferentes especies pasó por distintas etapas que se vieron marcadas por el misticismo, la leyenda o la magia, de modo que, como consigna Richard Webster en su libro “365 formas de atraer la buena suerte” (Alamah, 2015), los antiguos habitantes del mundo identificaron comportamientos “afortunados” con algunos animales, de manera que fue inevitable a atribuirles cualidades mágicas, como ser portadores de buenos augurios.

Ahora bien, no toda costumbre pervive sin modificaciones y, por eso, en la actualidad suele creerse que el mejor amuleto para atraer la “buena energía” es tener animales en casa, pues con su movimiento ayudan a “activarla”; lo anterior ha incrementado el furor por tener mascotas que traigan alegría e inspiren sentimientos de amor (se sugieren como compañía para los ancianos o para que los niños desarrollen sus responsabilidades para con otros seres).

Creencias más o menos, algunas tradiciones persisten, pero hay que hacer notar que dependen también de condicionamientos culturales; como ejemplo, hay pueblos en donde los gatos son considerados de buena fortuna —como en Japón, donde resguardan los umbrales, o en el antiguo Egipto, donde se les veneró como emisarios y guardianes del inframundo— pero en la tradición Occidental, gracias a las leyendas medievales, se les asocia con la mala suerte (como aviso de desastre o instrumento de la hechicería).

Sin embargo, existen coincidencias que la comunicación ha logrado difundir y, en esos términos, diferentes especies siguen siendo consideradas como “de buena suerte”, capaces de atraer los mejores designios y la posibilidad de favorecer la salud, la obtención de recursos económicos o, simplemente, provocar alegría (que en estos tiempos, no es poco).


Los conejos (o sólo sus patas)

La buena fortuna no abunda, y menos frecuente fue en los tiempos en que se creía en brujas que, para escapar de sus perseguidores, solían transformarse en diferentes animales (en conejos, por ejemplo); así, en el afán de “poseer” algo de sus poderes, se les atribuyó capacidad mágica a las patas de estos roedores. Sigue considerándose afortunado poseer la pata (derecha) de un conejo en el bolsillo; se dice que incluso otorga suerte en el juego y que hasta ayuda a curar enfermedades de las piernas (como la gota o el reumatismo).


Las tortugas (longevas y sabias)

En Oriente se creía que el mundo se posaba sobre el caparazón de una tortuga —de ahí que el feng shui use su figura para “estabilizar” casas u oficinas—; por eso se recomendaba tenerlas vivas en casa (o figuras del quelonio) para asegurar una vida estable, fértil, saludable y prolongada. Lo curioso es que, antiguamente, cuando no estaba amenazada ninguna especie de estos animales, tener objetos de carey fabricados con caparazón de tortuga era bueno; hoy se dice que atraen la mala suerte y deben evitarse (porque se elaboran matándolas).


La catarina o mariquita

Muchos aún recuerdan cuando les contaron, en la infancia, que si una catarina se posa en nosotros es una señal de que “algo bueno” viene en camino, por lo que no debíamos asustarlas y sí permitir que se alejaran solas. Hay tradiciones que llegan más lejos y afirman que dependiendo de las manchas que tenga el insecto será el número de meses en que tendremos buena suerte.


Los grillos

No es extraño que alguna vez hayamos escuchado que es de buen augurio oír el canto de un grillo y que matarlo asegura un mal porvenir. En Japón, la gente suele conservarlos en cajitas de bambú y se les carga como amuletos (costumbre que, cuentan, data del siglo X de nuestra era). Por otra parte, en la isla de Barbados se cree que cuando un grillo canta es señal de que llegará dinero; en Zambia (África), basta con verlo para que signifique buena fortuna.


El escarabajo (para renacer)

Estos insectos fueron para los antiguos egipcios un símbolo de gran importancia (los hay grabados en casi todos los sarcófagos y se cree que auguran una vida mejor después de ésta); así, el escarabajo “pelotero” tuvo en aquella cultura un papel preponderante como animal simbólico de protección, pues representaba la inmortalidad del alma a través de los ciclos de reencarnación. Asimismo, como amuleto garantizaba una muerte digna y buen tránsito al inframundo; pero también atrae la buena suerte en momentos difíciles, representa la fertilidad y la realeza.


Arañas (tejer el destino)


En lugares tan civilizados como el Reino Unido, a estos insectos se les conoce como “tejedoras de dinero”, pues se les juzga como señal de prosperidad económica cuando aparecen cerca de las personas, incluso cuando la encontramos en la ropa. Por si eso fuera poco, nada trae más suerte que —se cree y no es broma— encontrar las iniciales del propio nombre en una telaraña (y nada más perjudicial que matarla).


Ranas (agua y prosperidad)

Por lo general, se cree que las ranas atraen la buena suerte y son símbolo de vida y alegría; pequeñas, se les considera “duendes” en algunas tribus primitivas del África, pero además como seres curativos y signos de buen augurio, puesto que son mensajeras de la lluvia y, por eso, conocedoras del poder del agua (que da vida y limpia). Otros pueblos, como el chino, las vinculan a la prosperidad; una leyenda cuenta que encontrar una rana fuera de casa con la boca apuntando hacia la salida, es que señal de que va a trabajar y, si su boca apunta hacia el interior, es que ha regresado con su paga del día (en ambos casos, el resultado es benéfico).


El elefante (memoria y sabiduría)

Para la mayoría de los pueblos asiáticos el elefante blanco es objeto de veneración —no en balde, Ganesh es un paquidermo—, el portador de la sabiduría, la memoria, la longevidad y la buena suerte; es por eso que poseer una figura de elefante, en especial con la trompa hacia arriba, se dice, atrae la buena suerte (no es raro que en algunas casas estén presentes en la decoración).


El Terrier tibetano

Los perros, en general, se consideran animales “positivos”, pero el Terrier tibetano (Tsang Apso) es quizá el más afortunado de todos; se cree que quien lo tiene no debe venderlo jamás porque sería renunciar a la propia suerte. En el antiguo Tíbet, maltratar a uno de estos animales presagiaba mala fortuna para la comunidad entera. Un ejemplo de cómo su fama ha sobrepasado fronteras es que en los Estados Unidos se les llama “luck bringers” (portadores de suerte).


El correcaminos

Por las carreteras es común que se atraviesen animales silvestres, pero pocos causan tanta alegría al toparlos como el correcaminos; aves corredoras que, se dice, traen la suerte cada vez que se atraviesan por nuestro camino. En el Norte mexicano, no son pocos los conductores que suelen persignarse o sonreír cuando esto sucede, porque significa que tendrán “un día de suerte”.


Las abejas

En los jeroglíficos egipcios, la abeja es asociada con la monarquía y, también, como un símbolo del matriarcado (la reina es madre pródiga); como es lógico, se relaciona con la idea de laboriosidad y obediencia, por lo que representa los bienes para la comunidad.

Los ciervos (ciclo natural)

Este mamífero de los bosques, debido a los brotes de sus cuernos que semejan las ramas de los árboles, fue considerado por antiguos pueblos europeos como símbolo de renovación positiva, de vida y de crecimiento cíclico.



Animales de mal agüero


Serpiente
: desde el relato bíblico que la asocia con Satanás, las culebras han gozado de mala fama y, se cree, sólo garantizan buena suerte al matarlas. En particular, la víbora de cascabel presagia la muerte o el desastre con su sonido.

Coyote
: en países como México (sobre todo en el Norte del país), se cree que avistar un coyote es de mala suerte y que el mal augurio sólo se evita si se le persigue para darle muerte.

Búho/ Tecolote/ Lechuza: aunque desde la antigüedad clásica se le considera símbolo de sabiduría, la Edad Media le condenó a la compañía de brujas y hechiceros; en Mesoamérica, fue creencia común que su canto anunciaba la muerte.

Gato:
desde la Edad Media, en Occidente se le considera símbolo de las malas artes y la brujería; ahora, lo común es que aquellos de color negro significan mala suerte con solo pasar frente a una persona.

Mariposa negra: agoreras de enfermedades y muerte; en náhuatl sus nombres eran mictlanpapalotl (mariposa del país de los muertos), micpapalotl (mariposa de la muerte), miquipapalotl (mariposa de mala suerte) o tetzahupapalotl (mariposa del espanto); en inglés se le conoce como “black witch” (bruja negra) y hasta su nombre científico (Ascalapha odorata) proviene del demonio Ascálafo, horticultor de Hades, soberano del inframundo para los antiguos griegos.

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