Suplementos

Andanzas tapatías: Para leer sentado o para leer de pie

Un buen puesto de periódicos es aquel que sabe colocar a escasos centímetros del piso las revistas infantiles, los promocionales de fascículos a una altura media y en el lugar más accesible los diarios.

Por: Silvia Quezada
Foto: Saúl Núñez

Los lectores de diarios y revistas en Guadalajara son una especie de fraternidad anónima. Acuden a los mismos puestos de periódicos de la ciudad sin dirigirse un saludo, pero reconociéndose la figura. Los fines de semana, días en los que los medios suelen incluir en sus ediciones suplementos, revistas y cuadernillos, los clientes habituales aparecen temprano, algunos a medio vestir, con el sueño de la mañana todavía recostado en los hombros; fingen no enterarse de la facha que llevan los otros compradores mientras el encargado del puesto les tiende los impresos solicitados, pero en realidad, los ojos ávidos de esos asiduos leen los encabezados de los diarios que no adquirirán, los ven de reojo quizá para establecer, más tarde frente a su periódico y una probable taza de café, el tratamiento de las noticias.

En la esquina noreste de Morelos y Américas suele verse a no pocos escritores y periodistas de la ciudad. Es casi un ritual su paso mañanero, ¿su paseo? Porque suelen quedarse a mirar con detenimiento diseños y temáticas, colecciones y ediciones especiales. Los puestos de periódicos más conocidos del primer cuadro están sobre la avenida 16 de Septiembre y Juárez, suelen ofrecer a su clientela los diarios de la Ciudad de México y prometen conseguir ediciones pasadas. Algunos establecimientos son verdaderas piezas de exposición, como el instalado en una de las puertas de Plaza México, donde el lector necesita cuando menos media hora para revisar la oferta.

Los medios de comunicación social son los instrumentos que proveen de información de manera simultánea a públicos numerosos, díganlo si no los nutridos lectores ocasionales de las tiendas departamentales con servicio de librería. Aunque vemos por doquier letreros de “No hojear las revistas”, la gente hace caso omiso y pasa horas frente a las páginas que no comprará. Hay estudiantes programadores de visitas para leer por completo los libros de pasta dura que el bolsillo no permite llevar a casa y existen también los que acuden en búsqueda de una posible pareja “ilustrada” a quien pueden esperar mientras repasan unas cuantas miles de páginas. El título del artículo de José Vasconcelos, Libros que leo sentado o libros que leo de pie, pudiera resultar ilustrativo para estas prácticas tapatías, aunque el escritor se refería a aquellas lecturas que cuando son de pie, es porque nos han resultado tremendamente provocadoras para el espíritu.

Un buen puesto de periódicos es aquel que sabe colocar a escasos centímetros del piso las revistas infantiles, los promocionales de fascículos a una altura media y en el lugar más accesible los diarios. Un suplemento idem se anuncia por separado, porque ya sabemos que goza de mayores privilegios que los periódicos, tiene la gracia de una vida más prolongada, por eso se conserva por algunos días a la vista, y por semanas en aquellos sitios en los que la espera es necesaria: la peluquería, el salón de belleza, el dentista, la oficina del abogado. Hay quien los muestra como elementos decorativos, y los colecciona. Son muestra de disciplina y de hábito lector.

Temas

Sigue navegando