Suplementos
Acolman, la joya rústica del valle
El pueblo orgulloso de sus raíces, destaca por la amabilidad de sus habitantes y la destreza de sus artesanos
GUADALAJARA, JALISCO (14/DIC/2014).- Si de presumir tradiciones mexicanas se trata, Acolman es el lugar perfecto para sentirse más mexicano que el buñuelo azucarado cuando el aire ya huele a Navidad.
Este peculiar municipio situado en el Estado de México, no solamente llama la atención por ser la cuna de las piñatas artesanales, sino por la exorbitante vegetación que custodia a sus antiguas calles enclavadas justo en el corazón del valle de la región.
Acolman es perfecto para quienes buscan de un verdadero espacio de relajación, pero también para aquellos que desean aventurarse a la magia de reencontrarse con la historia, y hasta entregarse a la adrenalina de sus actividades extremas como los paseos en bicicleta, rapel y maratones al pie del cerro.
La fama de este sitio también se debe a una de las obras arquitectónicas más emblemáticas del país: el templo y ex convento de San Agustín, edificación que fue levantada sobre un basamento prehispánico y que actualmente se mantiene en óptimas condiciones, tal cual lo visionó fray Andrés de Olmos en su primera etapa de construcción, que posteriormente fue complementada con una nave techada de vigas y tejas, un claustro y una mítica capilla abierta.
De esta forma es como Acolman seduce al visitante con múltiples actividades que son capaces de divertir hasta el viajero más conocedor. Si no lo crees, también hay que dejarse deleitar por sus famosos pulques que suelen acompañar al clásico mole de guajolote o los mixiotes de carne adobada.
La ruta natural
Acolman cuenta con un amplio abanico de sitios históricos que despuntan por su belleza y perfección como la ex Hacienda de San Antonio, que ubicada en la carretera libre de Tepexpan-San Juan Teotihuacán, tuvo su mayor actividad en el siglo XIX enfocada a la producción agrícola y el ganado.
No solamente se pueden visitar las caballerizas que fungen como escenario perfecto para trabajos fotográficos, al igual que aquellas habitaciones que confirman también su funcionamiento como orfanato a principios del siglo XX, en donde se daba hogar a más de tres mil niños.
En este punto de riqueza colonial el visitante puede acceder a las albercas, a las canchas de tenis, basquetbol y voleibol que están a disposición de las familias, que de igual manera aprovechan la estadía para organizar verdaderos picnics en las palapas acondicionadas con asadores individuales.
Durante todo el día, de lunes a domingo, la ex hacienda de San Antonio está abierta al público, que solamente tiene que ayudar con una cooperación de 25 pesos por persona.
Otro lugar casi obligado a conocer es el parque eco-turístico “La rinconada” San Mateo Chipiltepec, que con más de 35 hectáreas de superficie ofrece una gran variedad de atracciones como parte de la reserva ecológica de la Sierra Patlachique.
Aquí se puede realizar desde campismo, ciclismo de montaña y rapel, así como emprender tranquilas caminatas entre sus áreas de juegos infantiles y zonas con asadores para cuando el momento de comer llame a los paseantes.
Pero ir a este parque y no acudir al mirador con vista a la zona arqueológica de Teotihuacán y recorrer cada centímetro del puente histórico, de la Revolución Mexicana, es como no haber estado en San Mateo Chipiltepec.
Lo imperdible
Pero es el ex convento de San Agustín donde hay que iniciar este recorrido por las maravillas de Acolman, para conocer cada detalle de su construcción, que aunque sigue el estilo barroco en sus retablos, proyecta un ambiente ecléctico y ceremonial como lo reflejan sus huertos, el mismo atrio, los caminos procesionales, su biblioteca y museo, cuales están a disposición todos los días del año de 10:00 a 17:00 horas, con una cuota de recuperación de 41 pesos, en tanto que menores de 13 años, estudiantes y adultos mayores con credencial vigente entran totalmente gratis.
En este lugar es donde también nace la tradición de las piñatas artesanales, que por años se han realizado de generación en generación. Aunque el inicio de la piñata radica en Italia, que posteriormente se trasladó a España, fue en México donde la festividad dio otro aire a este legendario artículo.
Las leyendas locales aseguran que en ex convento se le dio forma a la clásica piñata de picos adornada con coloridos papeles en recuerdo a la estrella de Belén que guío a los reyes magos. Pese a que estos colgantes han evolucionado en forma y tamaños, en Acolman aquellas que están hechas a partir de una olla de barro son las verdaderas protagonistas de las festividades, en especial, en la época decembrina.
Tanta es la importancia que este artículo tiene a nivel nacional, que existe toda una feria dedicada a la piñata que suele iniciar en la primera quincena del mes de diciembre, en donde se emprenden competencias para seleccionar a las más bellas y originales en su diseño rústico.
SABER MÁS
¿Cómo llegar?
Desde Guadalajara será necesario tomar la carretera rumbo a Ocotlán hasta llegar a La Barca y tomar ya desviación hacia La Piedad, para seguir por Pénjamo, Salamanca y Celaya, del lado de Guanajuato. Otra opción es por Michoacán siguiendo el camino por Penjamillo y Maravatio. A partir de aquí, la señalización indica las conexiones hasta Estado de México hasta el entronque de Jilotepec, mismo que conduce con San Francisco Coacalco y finalmente con Acolman. El viaje es de cinco a seis horas aproximadamente.
Este peculiar municipio situado en el Estado de México, no solamente llama la atención por ser la cuna de las piñatas artesanales, sino por la exorbitante vegetación que custodia a sus antiguas calles enclavadas justo en el corazón del valle de la región.
Acolman es perfecto para quienes buscan de un verdadero espacio de relajación, pero también para aquellos que desean aventurarse a la magia de reencontrarse con la historia, y hasta entregarse a la adrenalina de sus actividades extremas como los paseos en bicicleta, rapel y maratones al pie del cerro.
La fama de este sitio también se debe a una de las obras arquitectónicas más emblemáticas del país: el templo y ex convento de San Agustín, edificación que fue levantada sobre un basamento prehispánico y que actualmente se mantiene en óptimas condiciones, tal cual lo visionó fray Andrés de Olmos en su primera etapa de construcción, que posteriormente fue complementada con una nave techada de vigas y tejas, un claustro y una mítica capilla abierta.
De esta forma es como Acolman seduce al visitante con múltiples actividades que son capaces de divertir hasta el viajero más conocedor. Si no lo crees, también hay que dejarse deleitar por sus famosos pulques que suelen acompañar al clásico mole de guajolote o los mixiotes de carne adobada.
La ruta natural
Acolman cuenta con un amplio abanico de sitios históricos que despuntan por su belleza y perfección como la ex Hacienda de San Antonio, que ubicada en la carretera libre de Tepexpan-San Juan Teotihuacán, tuvo su mayor actividad en el siglo XIX enfocada a la producción agrícola y el ganado.
No solamente se pueden visitar las caballerizas que fungen como escenario perfecto para trabajos fotográficos, al igual que aquellas habitaciones que confirman también su funcionamiento como orfanato a principios del siglo XX, en donde se daba hogar a más de tres mil niños.
En este punto de riqueza colonial el visitante puede acceder a las albercas, a las canchas de tenis, basquetbol y voleibol que están a disposición de las familias, que de igual manera aprovechan la estadía para organizar verdaderos picnics en las palapas acondicionadas con asadores individuales.
Durante todo el día, de lunes a domingo, la ex hacienda de San Antonio está abierta al público, que solamente tiene que ayudar con una cooperación de 25 pesos por persona.
Otro lugar casi obligado a conocer es el parque eco-turístico “La rinconada” San Mateo Chipiltepec, que con más de 35 hectáreas de superficie ofrece una gran variedad de atracciones como parte de la reserva ecológica de la Sierra Patlachique.
Aquí se puede realizar desde campismo, ciclismo de montaña y rapel, así como emprender tranquilas caminatas entre sus áreas de juegos infantiles y zonas con asadores para cuando el momento de comer llame a los paseantes.
Pero ir a este parque y no acudir al mirador con vista a la zona arqueológica de Teotihuacán y recorrer cada centímetro del puente histórico, de la Revolución Mexicana, es como no haber estado en San Mateo Chipiltepec.
Lo imperdible
Pero es el ex convento de San Agustín donde hay que iniciar este recorrido por las maravillas de Acolman, para conocer cada detalle de su construcción, que aunque sigue el estilo barroco en sus retablos, proyecta un ambiente ecléctico y ceremonial como lo reflejan sus huertos, el mismo atrio, los caminos procesionales, su biblioteca y museo, cuales están a disposición todos los días del año de 10:00 a 17:00 horas, con una cuota de recuperación de 41 pesos, en tanto que menores de 13 años, estudiantes y adultos mayores con credencial vigente entran totalmente gratis.
En este lugar es donde también nace la tradición de las piñatas artesanales, que por años se han realizado de generación en generación. Aunque el inicio de la piñata radica en Italia, que posteriormente se trasladó a España, fue en México donde la festividad dio otro aire a este legendario artículo.
Las leyendas locales aseguran que en ex convento se le dio forma a la clásica piñata de picos adornada con coloridos papeles en recuerdo a la estrella de Belén que guío a los reyes magos. Pese a que estos colgantes han evolucionado en forma y tamaños, en Acolman aquellas que están hechas a partir de una olla de barro son las verdaderas protagonistas de las festividades, en especial, en la época decembrina.
Tanta es la importancia que este artículo tiene a nivel nacional, que existe toda una feria dedicada a la piñata que suele iniciar en la primera quincena del mes de diciembre, en donde se emprenden competencias para seleccionar a las más bellas y originales en su diseño rústico.
SABER MÁS
¿Cómo llegar?
Desde Guadalajara será necesario tomar la carretera rumbo a Ocotlán hasta llegar a La Barca y tomar ya desviación hacia La Piedad, para seguir por Pénjamo, Salamanca y Celaya, del lado de Guanajuato. Otra opción es por Michoacán siguiendo el camino por Penjamillo y Maravatio. A partir de aquí, la señalización indica las conexiones hasta Estado de México hasta el entronque de Jilotepec, mismo que conduce con San Francisco Coacalco y finalmente con Acolman. El viaje es de cinco a seis horas aproximadamente.