Pero en este ambiente de miedo y zozobra está cercano un periodo de paz y tranquilidad, de concordia y amistad: La Navidad y Año Nuevo, por eso para que se olviden de muertos y heridos y como un regalo de Navidad en este artículo les ofrezco unas pequeñas historias de niños (no para niños) las cuales no me fueron contadas, no las leí sino que las vi y las viví y en cierta manera fui protagonista de ellas.
Uno de mis nietos en ese tiempo de seis años llega, en compañía de su hermana a visitarme y de inmediato me cuenta: abuelo ¿te acuerdas que para la Navidad pasada nos regalaste dos conejitos? Si ya me acuerdo; pues que crees, que la conejita de Sofía (así se llama la hermana) ya es abuela ¡cómo! A ver cuéntame; la conejita que es de mi hermana ya creció y una vez que la vimos ya tenia conejos y esos también crecieron y una coneja de esos ya tiene unos conejitos chiquitos así es que por eso la coneja de Sofía ya es abuela. ¿Tú crees que los conejos quisieron darnos ese regalo d e Navidad? Seguro sí les dije y colorín colorado esta historia... seguirá cuando tengamos más conejos.
En mi vida profesional como maestro trabajé 15 años continuos con niños de primer año de primaria, les enseñé a leer y a escribir; cierto día, en el recreo vi que dos de ellos estaban discutiendo, puse atención pues el niño (Julio) procedía de una zona muy pobre y por su educación al crecer seguro sería el maldito de su barrio y acalorado le dijo a Lupita la niña, ¡te digo que soy niño y la niña le replica que eres niña! No, te digo que soy niño y para que veas te voy a enseñar “mis credenciales” y hace el intento d e bajarse los pantalones; al ver eso la niña corre y le dice a la maestra: Maestra, Julio me quiere enseñar sus credenciales, dice que lo hace para que vea que es niño.
Y así con estas pequeñas historias que son reales quiero desearles a mis amables lectores una Feliz Navidad y Un Prospero Año Nuevo 2011.