Bien pudimos habernos quedado con el concepto de “insectos y hongos patógenos”, como también haber expuesto sencillamente “insectos y enfermedades”; sin embargo, tenemos la convicción de que nuestros amigos lectores, sean o no, productores agrícolas, gozan de nuestro más amplio reconocimiento como personas interesadas en el tema, sin perjuicio de que puedan ubicarse en el contexto de las dos ciencias que encabezan la presente colaboración en esta siempre amable página dominical.
En ambas disciplinas se tienen científicos altamente especializados; mismos, cuya labor principal se desarrolla en laboratorios de constante investigación y experimentación. Dichos especialistas se apoyan en equipos cuyos conocimientos tienen la química, de tal manera que tenemos un binomio de trabajos constantes. También podemos incluir las ciencias de la bacteriología agrícola y la virología en el mismo campo; todas ellas mencionadas pues forman y representan el más importante complejo científico en auxilio constante del productor agrícola. Por supuesto que no olvidamos a los científicos que trabajan en el área pecuaria; sólo que ese campo tiene un espacio o círculo con otras disciplinas conexas. Por ello queremos expresarnos únicamente en el campo de los cultivos vegetales.
Las genéticas
Así en plural podemos separar sin embargo, la genética de los insectos, y la genética de los hongos patógenos; siendo en el primer caso, que se tienen conocidas y establecidas, más de 270 mil familias de insectos, mientras que los hongos patógenos representan azás una tercera parte de la cantidad arriba mencionada.
En colaboraciones anteriores, y más actual, en la colaboración próxima pasada (EL INFORMADOR, 10-8-08), nos hemos propuesto retomar el tema y así mismo dijimos, como es bien sabido, que no se puede hablar de enfermedades en la planta sin tomar en cuenta la presencia de insectos.
Las diferentes características de los organismos insectívoros han sido estudiadas, clasificadas y puestas en una nomenclatura más o menos universal, la genética de las diversas familias de insectos presenta generaciones poblacionales acorde a determinada ecología y con ello, también la presencia de plantas rústicas o silvestres espontáneas y que se consideran como malezas.
Estructura, generaciones y hábitos
Desde los coleópteros, o sea los de caparazón dura y con dos pares de alas hasta los de vuelo constante tienen hábitos; estos son alimenticios y de protección, como el mimetismo que también se menciona “camuflaje”. Un par de ejemplos que se viven en la práctica de campo: Acentrocneme esperiaris; mencionado vernáculamente “gusano del mezcal tequilero”, es una larva que se desarrolla en los tejidos pulposos de la hoja o penca de la planta. La mariposa causal puede depositar hasta 300 huevecillos que, si las condiciones físicas y climáticas lo permiten, esto puede representar un severo ataque. La mariposa tiene un despegue de vuelo por los tres metros de altura y se desplaza en zigzag, teniendo hábitos diurnos y nocturnos, y una envergadura de dos centímetros, y que se localiza sobre las piedras de los “lienzos” de los potreros. Generalmente tiene dos generaciones por año.
Anestrepha Ludens. Es sencillamente la conocida mosca mexicana de la fruta que ataca –lo hemos dicho anteriormente- mangos, ciruelos y guayabos. Pues bien los huevecillos de este insecto hembra, son depositados en cantidades de 15 a 50, según la experiencia en la zona de la barranca de Tequila. Con una sola generación de ataque directo a las tres especies, si bien la presencia es endémica, debido a lo complicado que pueden ser los trabajos de aplicación para la prevención y erradicación total, en una zona topográficamente difícil. El hábito de oviposición o puesta de huevecillos, el insecto la lleva a cabo cuando la flor ha tirado los pétalos y aparece el pequeño fruto que concentra suficiente cantidad de ácido ribonocléico para la primera etapa de desarrollo del insecto que inicia, con la eclosión dentro en donde paulatinamente va desarrollando sus órganos bucales. Dentro del fruto, a su vez en proceso de crecimiento y maduración tiene la larva (gusano) los cambios de metamorfosis que le permiten llegar a adulto con capacidad para dejar al huésped.
La química en la estructura
Mientras el insecto va desarrollándose y llega a adulto, requiere para su estructura de diversos compuestos presentes en el órgano vegetal, siendo éstos principalmente, proteicos. Precisamente la terapéutica aplicada a la entomología tiene como base el estudio de las cadenas moleculares tanto de la planta huésped, a lo largo de su ciclo biológico, como del insecto durante su metamorfosis. Igualmente lo anterior se aplica en concepto a las familias de los distintos hongos patógenos y bacterios, en ambos casos igualmente selectivos en el ataque a los diversos órganos del vegetal. Los daños causados tanto por insectos, como hongos patógenos y bacterios pueden ser detectados a partir de los sistemas radiculares y, como ya se ha dicho anteriormente, los síntomas pueden ser observados hasta en el mismo estado de reproducción que es la semilla, en tratándose de los cereales, hasta los frutos de cosecha final en las demás especies.
De los más comunes
Desafortunadamente algunos de ellos como el Helmintoosporeum sp; que tiene una presencia casi endémica en las plantas de maíz y de sorgo, así como en el centeno, cebada, avena y pastos forrajeros. Los síntomas de la presencia son muy notables a la vista simple, por la formación de un rayado longitudinal es decir, a lo largo de la hoja; la coloración de tal rayado aparece cuando el daño es muy avanzado, y esto significa que principalmente el patógeno ha estado extrayendo compuestos ya fabricados en la planta, sobre todo en las hojas maduras y primarias, o sea, las más cercanas al suelo, lugar en donde se presentan las condiciones ideales para el desarrollo de estos organismos; las condiciones no pueden ser otras que, la humedad y el calor desprendido tanto del suelo como de la planta y que ambos, representan un “horno de cultivo”.
El texto descriptivo anterior sólo representa un ejemplo simple que exponemos ante nuestros lectores.
Enemigos invisibles
Así podríamos considerar a los nemátodos, habitantes que viven bajo el nivel del suelo y en donde se protegen para poder atacar los órganos radicícolas; es decir, atacan a la raíz, penetrando hacia el interior de los tejidos, formando nódulos (bolitas en las raíces) que se ven como hinchazones en el tejido.
Son cinco razas que se tienen detectadas en los campos mexicanos de cultivo, dañando diversos cultivos; el mismo mezcal tequilero no es la excepción, es decir que no se salva del ataque. Heterodera sp., es la especie más diseminada y en el agave como en la planta de fresa (fragaria), cuyos síntomas presentan un “achaparramiento” rosetado con hojas más pequeñas en las yemas terminales. En el agave, las hojas o pencas centrales aparecen más cortas o pequeñas en su tamaño, en relación con las pencas circundantes; lo anterior va acompañado de un leve amarillamiento. La alfalfa es una de las plantas forrajeras más susceptibles al ataque de esta misma especie de nemátodo.
Terapéutica
La manera más común y aconsejada para el combate o prevención del nemátodo es el uso de aplicar gases al suelo, tales como el bromuro de metilo, técnica asaz costosa entre nosotros, en razón a que de una manera general el productor no lleva números que contemplen la inversión de la fitosanidad de sus cosechas.
La experiencia de campo ha establecido “una limpia de terreno” antes de la siembra de alfalfa o papa , otro de los cultivos susceptibles a otra variedad de nemátodo. Se encontró que una siembra de maíz previa pues, a la siembra de los dos cultivos antes mencionados, limpia el terreno porque la justificante o razón es que los diversos compuestos excretados por la planta en cultivo a través de sus sistemas de raíz, no le son útiles a la nutrición del nemátodo, y éste acaba por desaparecer por causas de inanición (es decir que muere de hambre).
Para el combate de hongos, parásitos y bacterias, atacando las diferentes cosechas o cultivos en sus diferentes etapas de su ciclo biológico, comúnmente se recurre a las indicaciones impresas en las etiquetas de venta de un producto fungicida o bactericida. No siempre la evaluación en los resultados de la eficacia nos es positiva, si es que seguimos al pie de la letra las instrucciones; por ello se hace necesario aplicar criterios muy particulares en los casos de que se trate, debido a que como ya lo mencionamos líneas arriba se ha establecido una ecología para los efectos fisiológicos del organismo vegetal, así como para hongos y bacterias. La vegetación espontánea de las poblaciones de malezas, surgida en determinados ecosistemas y microclimas, debe ser observada en interés de la inversión del mismo cultivo o economía, así como de la inversión de bolsillo del productor. Así que, productos y dosis deben ser manejadas en su aplicación con estricta tendencia a lograr el máximo con el mínimo; si bien es cierto que; se trata de romper los ciclos biológicos de hongos y bacterios e insectos, con lo que se reduce o erradica finalmente toda la posibilidad generacional, para ello pues son necesarias las repeticiones de aplicación con espacios de cinco, siete, nueve y 12 días.
ROBERTO SIERRA B. / Ingeniero agrónomo, asesor y consultor.
Correo electrónico: ing.sierra@yahoo.com
En ambas disciplinas se tienen científicos altamente especializados; mismos, cuya labor principal se desarrolla en laboratorios de constante investigación y experimentación. Dichos especialistas se apoyan en equipos cuyos conocimientos tienen la química, de tal manera que tenemos un binomio de trabajos constantes. También podemos incluir las ciencias de la bacteriología agrícola y la virología en el mismo campo; todas ellas mencionadas pues forman y representan el más importante complejo científico en auxilio constante del productor agrícola. Por supuesto que no olvidamos a los científicos que trabajan en el área pecuaria; sólo que ese campo tiene un espacio o círculo con otras disciplinas conexas. Por ello queremos expresarnos únicamente en el campo de los cultivos vegetales.
Las genéticas
Así en plural podemos separar sin embargo, la genética de los insectos, y la genética de los hongos patógenos; siendo en el primer caso, que se tienen conocidas y establecidas, más de 270 mil familias de insectos, mientras que los hongos patógenos representan azás una tercera parte de la cantidad arriba mencionada.
En colaboraciones anteriores, y más actual, en la colaboración próxima pasada (EL INFORMADOR, 10-8-08), nos hemos propuesto retomar el tema y así mismo dijimos, como es bien sabido, que no se puede hablar de enfermedades en la planta sin tomar en cuenta la presencia de insectos.
Las diferentes características de los organismos insectívoros han sido estudiadas, clasificadas y puestas en una nomenclatura más o menos universal, la genética de las diversas familias de insectos presenta generaciones poblacionales acorde a determinada ecología y con ello, también la presencia de plantas rústicas o silvestres espontáneas y que se consideran como malezas.
Estructura, generaciones y hábitos
Desde los coleópteros, o sea los de caparazón dura y con dos pares de alas hasta los de vuelo constante tienen hábitos; estos son alimenticios y de protección, como el mimetismo que también se menciona “camuflaje”. Un par de ejemplos que se viven en la práctica de campo: Acentrocneme esperiaris; mencionado vernáculamente “gusano del mezcal tequilero”, es una larva que se desarrolla en los tejidos pulposos de la hoja o penca de la planta. La mariposa causal puede depositar hasta 300 huevecillos que, si las condiciones físicas y climáticas lo permiten, esto puede representar un severo ataque. La mariposa tiene un despegue de vuelo por los tres metros de altura y se desplaza en zigzag, teniendo hábitos diurnos y nocturnos, y una envergadura de dos centímetros, y que se localiza sobre las piedras de los “lienzos” de los potreros. Generalmente tiene dos generaciones por año.
Anestrepha Ludens. Es sencillamente la conocida mosca mexicana de la fruta que ataca –lo hemos dicho anteriormente- mangos, ciruelos y guayabos. Pues bien los huevecillos de este insecto hembra, son depositados en cantidades de 15 a 50, según la experiencia en la zona de la barranca de Tequila. Con una sola generación de ataque directo a las tres especies, si bien la presencia es endémica, debido a lo complicado que pueden ser los trabajos de aplicación para la prevención y erradicación total, en una zona topográficamente difícil. El hábito de oviposición o puesta de huevecillos, el insecto la lleva a cabo cuando la flor ha tirado los pétalos y aparece el pequeño fruto que concentra suficiente cantidad de ácido ribonocléico para la primera etapa de desarrollo del insecto que inicia, con la eclosión dentro en donde paulatinamente va desarrollando sus órganos bucales. Dentro del fruto, a su vez en proceso de crecimiento y maduración tiene la larva (gusano) los cambios de metamorfosis que le permiten llegar a adulto con capacidad para dejar al huésped.
La química en la estructura
Mientras el insecto va desarrollándose y llega a adulto, requiere para su estructura de diversos compuestos presentes en el órgano vegetal, siendo éstos principalmente, proteicos. Precisamente la terapéutica aplicada a la entomología tiene como base el estudio de las cadenas moleculares tanto de la planta huésped, a lo largo de su ciclo biológico, como del insecto durante su metamorfosis. Igualmente lo anterior se aplica en concepto a las familias de los distintos hongos patógenos y bacterios, en ambos casos igualmente selectivos en el ataque a los diversos órganos del vegetal. Los daños causados tanto por insectos, como hongos patógenos y bacterios pueden ser detectados a partir de los sistemas radiculares y, como ya se ha dicho anteriormente, los síntomas pueden ser observados hasta en el mismo estado de reproducción que es la semilla, en tratándose de los cereales, hasta los frutos de cosecha final en las demás especies.
De los más comunes
Desafortunadamente algunos de ellos como el Helmintoosporeum sp; que tiene una presencia casi endémica en las plantas de maíz y de sorgo, así como en el centeno, cebada, avena y pastos forrajeros. Los síntomas de la presencia son muy notables a la vista simple, por la formación de un rayado longitudinal es decir, a lo largo de la hoja; la coloración de tal rayado aparece cuando el daño es muy avanzado, y esto significa que principalmente el patógeno ha estado extrayendo compuestos ya fabricados en la planta, sobre todo en las hojas maduras y primarias, o sea, las más cercanas al suelo, lugar en donde se presentan las condiciones ideales para el desarrollo de estos organismos; las condiciones no pueden ser otras que, la humedad y el calor desprendido tanto del suelo como de la planta y que ambos, representan un “horno de cultivo”.
El texto descriptivo anterior sólo representa un ejemplo simple que exponemos ante nuestros lectores.
Enemigos invisibles
Así podríamos considerar a los nemátodos, habitantes que viven bajo el nivel del suelo y en donde se protegen para poder atacar los órganos radicícolas; es decir, atacan a la raíz, penetrando hacia el interior de los tejidos, formando nódulos (bolitas en las raíces) que se ven como hinchazones en el tejido.
Son cinco razas que se tienen detectadas en los campos mexicanos de cultivo, dañando diversos cultivos; el mismo mezcal tequilero no es la excepción, es decir que no se salva del ataque. Heterodera sp., es la especie más diseminada y en el agave como en la planta de fresa (fragaria), cuyos síntomas presentan un “achaparramiento” rosetado con hojas más pequeñas en las yemas terminales. En el agave, las hojas o pencas centrales aparecen más cortas o pequeñas en su tamaño, en relación con las pencas circundantes; lo anterior va acompañado de un leve amarillamiento. La alfalfa es una de las plantas forrajeras más susceptibles al ataque de esta misma especie de nemátodo.
Terapéutica
La manera más común y aconsejada para el combate o prevención del nemátodo es el uso de aplicar gases al suelo, tales como el bromuro de metilo, técnica asaz costosa entre nosotros, en razón a que de una manera general el productor no lleva números que contemplen la inversión de la fitosanidad de sus cosechas.
La experiencia de campo ha establecido “una limpia de terreno” antes de la siembra de alfalfa o papa , otro de los cultivos susceptibles a otra variedad de nemátodo. Se encontró que una siembra de maíz previa pues, a la siembra de los dos cultivos antes mencionados, limpia el terreno porque la justificante o razón es que los diversos compuestos excretados por la planta en cultivo a través de sus sistemas de raíz, no le son útiles a la nutrición del nemátodo, y éste acaba por desaparecer por causas de inanición (es decir que muere de hambre).
Para el combate de hongos, parásitos y bacterias, atacando las diferentes cosechas o cultivos en sus diferentes etapas de su ciclo biológico, comúnmente se recurre a las indicaciones impresas en las etiquetas de venta de un producto fungicida o bactericida. No siempre la evaluación en los resultados de la eficacia nos es positiva, si es que seguimos al pie de la letra las instrucciones; por ello se hace necesario aplicar criterios muy particulares en los casos de que se trate, debido a que como ya lo mencionamos líneas arriba se ha establecido una ecología para los efectos fisiológicos del organismo vegetal, así como para hongos y bacterias. La vegetación espontánea de las poblaciones de malezas, surgida en determinados ecosistemas y microclimas, debe ser observada en interés de la inversión del mismo cultivo o economía, así como de la inversión de bolsillo del productor. Así que, productos y dosis deben ser manejadas en su aplicación con estricta tendencia a lograr el máximo con el mínimo; si bien es cierto que; se trata de romper los ciclos biológicos de hongos y bacterios e insectos, con lo que se reduce o erradica finalmente toda la posibilidad generacional, para ello pues son necesarias las repeticiones de aplicación con espacios de cinco, siete, nueve y 12 días.
ROBERTO SIERRA B. / Ingeniero agrónomo, asesor y consultor.
Correo electrónico: ing.sierra@yahoo.com