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Con la intención de ir marcando un nuevo rumbo para la ciudad, la actual administración municipal de Guadalajara está presentando el proyecto “Cuadrante Vallarta”, que contempla el reordenamiento y rehabilitación de la Glorieta Minerva, y las avenidas Vallarta, La Paz y la calle López Cotilla.

Con este proyecto se pretende mejorar la imagen urbana, generar áreas peatonales, espacios públicos que privilegien a las personas más que a los automóviles, regularizar el estacionamiento en las banquetas, así como la creación de una ciclovía y los parques Clemente Orozco y Mariano Azuela a los costados del monumento de Los Arcos.

La inversión en este proyecto es de unos 500 millones de pesos, de los cuales casi 64 serán aportados por el Ayuntamiento de Guadalajara, mientras que el resto deberá provenir del Consejo de Colaboración Municipal, así como de participaciones federales, estatales y aportaciones de la iniciativa privada que resultará altamente beneficiada con las mejoras.

Un proyecto como éste resulta muy ambicioso y requiere del convencimiento de todos los vecinos, para que por un lado faciliten las obras que seguramente generarán algunas molestias temporales, pero además, que aporten la cuota que les corresponda a través del sufrido, pero indispensable, Consejo de Colaboración Municipal.

Además, la naturaleza de las obras hace que no se puedan concluir en los menos de dos años que le restan al actual Ayuntamiento, por lo cual deben trascender a los intereses políticos de quienes promueven la obra actualmente, pues seguramente no les tocará cortar el listón inaugural de la misma.

Esto quiere decir que un proyecto como éste lo debe tomar la ciudadanía como propio, no sólo para apoyarlo en la medida que le corresponda, sino para vigilar debidamente su concepto, ejecución, avance y realización, para estar alerta del cumplimiento que hagan tanto la administración actual, como la que habrá de reemplazarla.

Lograr lo anterior genera muchas dudas, pues no se sabe quién habrá de terminar las obras y por lo tanto, hay cuestionamientos de quién deberá rendir cuentas de las mismas.

Guadalajara ha sido pionera en materia de promoción de obras, así lo demuestran la ejecución de la “cruz de plazas”, el Estadio Jalisco, Expo Guadalajara y muchos reordenamientos y rehabilitaciones que a lo largo de las últimas décadas se han llevado a cabo.

En el ámbito nacional, la tónica de apoyar obras de beneficio común está muy deteriorada, y tal parece que hubiera más gente que se beneficia de seguir anquilosados que de dar nuevos pasos hacia la vanguardia urbana.

El tiempo de poner la muestra ha llegado; es de esperarse que la ciudadanía se involucre propositiva y positivamente para crear condiciones de desarrollo que permitan revertir el deterioro.

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