Primera Historia
En una de las escuelas donde trabajé con niños pequeños (6 y 7 años) pues atendía un grupo de primer año de educación básica enseñándoles a leer y a escribir y como decían en el pueblo “los números”, en el patio a la hora del recreo vi que un niño y una niña discutían, el niño le decía que él era un niño, pero ella le insistía que no era niño que era niña por lo cual el niño al insistir en lo que él afirmaba le pregunta: ¿haber, cuando tu vas al baño a hacer chi, te sientas o estas parada? Y la niña le contesta, me siento en la taza, por lo cual el niño, después de pensar un poco le dice: entonces si eres una niña porque los que somos hombres lo hacemos parados y así, quedaron los dos contentos y siguieron jugando.
Segunda Historia
En otra ocasión al estar en el corredor de la escuela me fije que un niño y una niña discutían, la niña le insistía a su compañero que ella era una niña y él corajudo le insistía que no que era niño, como el pleito seguía, el niño le terqueaba que era niño, y como veía que su compañera no le creía para convencerla hizo el intento de bajarse los pantalones y le dijo “mira te voy a enseñar mis credenciales” por lo que la niña viendo eso corrió con la maestra, y le dijo: maestra, maestra, Juanito para que viera yo que él era niño me quiere enseñar sus credenciales, castíguelo.
Tercera historia
Estando en la dirección de la escuela pues ya era el director, llega una maestra hecha un basilisco, iba acompañada de un niño lloroso con ojitos de ratón pretilero; la maestra corajuda me dice “aquí le traigo a este para que lo castigue, no quiere trabajar, les jala el pelo a sus compañeras, solo da lata, viene sin tarea, y el chiquitín, todo asustado me dice, ¿qué me va a hacer?, ¿Qué le hiciste a la maestra? Yo nada, pero ella dice que no trabajo que solo vengo a jugar; yo, poniendo cara de malos amigos le dije al chiquitín, la próxima vez que te traigan, como castigo te voy a llevar a que veas comer nieve y no te compro, ya vete y el niño sale corriendo; la maestra se va d e la dirección más corajuda de como entró y solo dijo ¡bonito castigo! Pero yo la detuve y le dije: maestra no se moleste o ¿acaso conoce un peor castigo para un niño que vea comer nieve y no le den o le compren?
En el hoy, 50 años después de esos hechos ya jubilado me he puesto a pensar si yo, aparte de enseñarles a leer y escribir ¿les empecé a educar? Pero de lo que si estoy seguro es que en mi vida fui Yo el que más aprendí de ellos en el diario vivir y a mis compañeros maestros felicitaciones en su día.