México

Trigo sin paja

El problema de las uniones entre homosexuales ha concitado toda clase de argumentos reprobatorios y defensas a ultranza

El problema de las uniones entre homosexuales ha concitado toda clase de argumentos reprobatorios y defensas a ultranza. La Iglesia ha denostado estas relaciones con razonamientos morales y religiosos, llegando hasta la demonización, y los defensores de tales relaciones contra natura, esgrimen argumentos jurídicos y consideraciones hermanadas con el libre albedrío y los derechos humanos.

Atenidos a su significación etimológica, matrimonio es lo que tiene que ver con la maternidad, con la función esencial de una familia que es la perpetuación de la especie.

El cardenal Ennio Antonelli, presidente del Consejo Pontificio para la familia, ha dijo que “la homosexualidad no corresponde al plan de Dios, porque es una consecuencia del pecado...”. Al margen de concepciones religiosas, cabe argumentar, que si ya existe la figura jurídica de “sociedades de convivencia” para que personas de sexo similar se brinden mutuamente ayuda y respaldo, no tiene por qué complicarse más aún el problema, con el reconocimiento legal de tal relación como matrimonio. Y por si fuera poca la magnitud del problema, ahora se agrega la cuestionable posibilidad de la adopción de menores de edad... La vida en común con personas sexualmente desviadas, bien por nacimiento o perversión, quiérase o no, influyen inexorablemente en las personas que comparten el mismo techo, más aún tratándose de niños, que por su misma naturaleza tienden a la imitación de sus mayores, con cuyo ejemplo estructuran su tabla de valores.

Los pequeños, por naturaleza, tienden a la imitación, son observadores, atisban, advierten, perciben. Con lo que ven e intuyen van conformando paso a paso, tanto su modo de pensar como sus inclinaciones y re  preferencias corporales. ¡Qué no harán en su vida diaria con homosexuales o lesbianas, por discreta que sea la vida íntima de éstos! El ejemplo de los mayores instruye u alecciona. Lo que de ellos proviene se acepta como ejemplo y guía de conducta.

Distante de irreductibles criterios partidistas o cerradas posiciones dogmáticas de orden religioso, la sociedad abriga la convicción de que los niños —su parte más entrañable— merecen el amparo de familias moralmente conformadas, y no la protección de parejas unidas por instintos desviados y pasiones equívocas.

Los ídolos de papel que año tras año exaltan y apapachan las multitudes —deportistas, cantantes, etc.—, lo son sólo por un momento nomás; humana eternidad, cosa de nada.

Los nadie, los condenados a ser por siempre nadie, en algún momento de la existencia tan variable, pueden llegar a sentirse y ser algunos.

En el hastío de la vida cotidiana tan siempre la misma, la omnipotencia del domingo conjura la vida obediente de la semana.

El ex presidente de Francia, Jacques Chirac, dijo que la mejor manera de tratar a hombres difíciles y conflictivos es no hacerles caso.  

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