México

La historia del capo dos veces muerto

El 8 de diciembre de 2010 el gobierno de Felipe Calderón lo mató oficialmente

CIUDAD DE MÉXICO (10/MAR/2014).- En su historial tiene registradas dos muertes. Una el 8 de diciembre de 2010 y otra ayer. Como hace 39 meses, el Gobierno federal afirma que sí abatió en Michoacán a Nazario Moreno González, líder de los Caballeros Templarios.

La historia de ayer hace remontarse en el tiempo.

La refriega trajo consigo el silencio salpicado de la voz metalizada a través de la radio. Los narcotraficantes michoacanos escucharon a los combatientes de las fuerzas especiales del Ejército Mexicano y de la Secretaría de Seguridad Pública preguntarse si en el enfrentamiento había muerto el “Chayo”.

El ataque a Holanda, en el municipio michoacano de Apatzingán, había cesado. El asalto fue diseñado por el Gobierno mexicano de Felipe Calderón en conjunto con la DEA, presumiría el jefe de operaciones de entonces de la agencia antidrogas norteamericana, Thomas Harrigan.

El funcionario relató ante el Senado de Estados Unidos cómo las detenciones y abatimientos de los capos mexicanos presumidos por la administración de Calderón como propias eran, en realidad, operaciones aprobadas por Washington.

Y Harrigan aseguró que Nazario Moreno, el “Chayo”, estaba muerto, aunque nunca nadie vio su cuerpo. El día del abatimiento, 8 de diciembre de 2010, y cuando terminó el tableteo de los fusiles, el “Chayo” pegó la oreja en el aparato de intercepción de comunicaciones. Escuchó a los militares preguntarse si lo habían asesinado y él asintió. “Yo vi a Nazario”, son palabras repetidas por toda la Tierra Caliente michoacana.

“Lo vi en una fiesta en Apatzingán”, detalla alguien que reclama la omisión de cualquier detalle de su persona. “Nos sentamos en la misma mesa. Me platicó que sus migrañas son por una placa de acero metálica que le pusieron en la cabeza. Yo sabía de esta condición y siempre pensé que había sido un tiro, pero no: le patearon la cabeza en una pelea campal durante un partido de futbol”.

Desde entonces, Nazario Moreno sufrió jaquecas como si dentro del cráneo tuviera un tren descarrilando. Quizá desde antes fuera excéntrico, locuaz, arrebatado, violento. Tal vez desde que se fue de mojado a Estados Unidos pescara una adicción a las metanfetaminas.

Atrapado en el cristal, Nazario tuvo contacto con su ministerio religioso. El pastor evangélico, John Eldredge, sería una de las mayores influencias religiosas del michoacano, quien volvería a México curado de las metanfetaminas y dispuesto a fabricarlas y a fundar un imperio que fue, al mismo tiempo, la promesa de una tierra sagrada. Desde 2008, los reportes de las agencias antinarcóticos de Estados Unidos reportaban el fortalecimiento de la banda de traficantes conocida como la Familia Michoacana, que después se convertiría en Caballeros Templarios, motivo por el cual el Gobierno federal intervino Michoacán tras la aparición de los grupos de autodefensa.

El “Chayo”, 100% identificado


El Gobierno federal, a través del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), informó ayer de la muerte del líder del cártel de los Caballeros Templarios, Nazario Moreno González, en un enfrentamiento con las fuerzas armadas. Las autoridades dieron oficialmente muerto al capo michoacano basándose en la comparación de las huellas digitales de sus 10 dedos con su cartilla  militar y su credencial del IFE.

Con información de Sinembargo.mx

ACCIONES
Autodefensas y golpes al narco


Grupos de autodefensas cansados de la falta de acción del Gobierno en Michoacán se levantaron en armas contra los Caballeros Templarios, diciendo que querían eliminar a los capos de los cárteles. Los líderes habían dicho que Moreno seguía vivo.

Su asesinato se sumó a la captura del 22 de febrero del capo de la droga más poderoso de México, Joaquín el “Chapo” Guzmán, en Mazatlán. Otro capo que fue detenido el verano pasado fue el jefe de los Zetas, Miguel Ángel Treviño.

LITERATURA TEMPLARIA
Pensamientos de “El Más Loco”


En las páginas de su libro, Pensamientos, el “Chayo” no menciona a Dios. Las referencias al perdón, la humildad, la honestidad y la caballerosidad atascan el centenar de páginas que, para las autoridades federales, representan una suerte de biblia o evangelio del fundador de la Familia Michoacana e inspirador fundamental de los Caballeros Templarios de Michoacán.

Al mismo tiempo, es casi imposible encontrar ausencia de tortura o mutilaciones en los cientos de “ejecuciones” cometidas por órdenes directas o indirectas de “El Más Loco”. Es mucho más frecuente el hallazgo de rótulos dejados a lado de esos cadáveres: “Esto es justicia divina”.

Las contradicciones de los narcotraficantes michoacanos, peculiares por el ejercicio de la brutalidad y su carisma religioso, se explican en la personalidad e influencias literarias de Nazario. Durante los últimos años, la Policía Federal y el Ejército han confiscado miles de armas, kilos de mariguana, heroína y de precursores químicos para la producción de metanfetaminas y detenido o abatido a cientos de miembros de la Familia Michoacana o de su escisión, los Caballeros Templarios.

En el curso de esas operaciones las agencias mexicanas apoyadas en las estadounidenses, principalmente la DEA, también han asegurado material propagandístico, ideológico y ritual del que podría ser, por sus propósitos sociales y evangélicos, el cártel de las drogas más peculiar, en este momento, del Continente.

Uno de estos materiales fue encontrado en un albergue de recuperación contra las adicciones llamado Gratitud, en febrero de 2007. Es un libro impreso en serie llamado Pensamientos y escrito por el propio Nazario. No se indica editorial alguna ni taller de producción.

El libro tiene 100 páginas numeradas y casi todas están rematadas con la leyenda “El Más Loco”.

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