Estilo

Memorias del asfalto

¿Qué te parece tomar tu auto o motocicleta, un mapa y lanzarte a la aventura? Un road trip es la forma perfecta de explorar nuevos destinos a tu propio ritmo. Te presentamos 10 rutas imperdibles 

Las carreteras nos han fascinado desde siempre. El camino por delante, la inmensidad tapizada de horizonte, lo desconocido aguardando en cada giro de la rueda. La esperanza, la expectativa, lo que vendrá. Pocos viajes se recuerdan tanto como aquellos que hacemos en la carretera: puentes gigantescos que atraviesan barrancos nublados, ríos cubiertos por cañadas. Despeñaderos, vías de trenes que transportan mercancía, y que alguna vez llegaron a todas partes. Plantaciones de palmeras infinitas, océanos retratados desde los parabrisas. Desiertos, cordilleras. 
Carreteras que atraviesan páramos. Caminos difíciles y empedrados que se internan en las sierras. Veredas de terracería. Senderos rodeados de bosque, donde el viento huele a flores recientes y lluvia desmenuzada en el asfalto. Carreteras de cuota, carreteras libres. Largas filas de automóviles bajo el sol. Averías inesperadas, sudor y calor, siestas en los asientos traseros, con el cielo plagado de estrellas. Animales atropellados. Baños desolados en el centro de la nada. Tiendas de autoservicio que parecen habitadas por fantasmas.

Segundos, paisajes, espacios que va dejando el mismo camino, y que la memoria atesora para siempre. A continuación, una selección de 10 destinos ideales en México y en el mundo para recorrerlos en carretera, perderse en su recorrido, y adentrarse no sólo en un viaje por el mundo, sino dentro de la memoria misma, y de todo lo que sólo puede vivirse en el camino. 

Iniciamos con la ruta de Tijuana a Ensenada: del desierto al mar en Baja California. Este camino conocido como la carretera escénica Tijuana a Ensenada es una joya del noroeste mexicano. Son poco más de 100 kilómetros que serpentean entre acantilados, playas doradas y montañas áridas que se funden con el desierto de Baja California, con atardeceres inolvidables y noches estrelladas. A lo largo del camino se pueden hacer paradas en Rosarito para probar langosta estilo Puerto Nuevo, visitar viñedos del Valle de Guadalupe, y disfrutar de las olas en playas como Salsipuedes, un paraíso para los surfistas. Muchas de estas playas son vírgenes, y uno de los grandes deleites de este recorrido es detenerse en un pequeño pueblo costero para degustar mariscos recién sacados del mar. La llegada a Ensenada marca el final perfecto con atardeceres inolvidables sobre el Pacífico.

Playas de Oaxaca

ESPECIAL

Oaxaca no sólo es cultura y gastronomía, también es una ruta costera que promete playas vírgenes, olas perfectas y pueblos tranquilos. De hecho, una opción viable para recorrer dicho Estado es por medio de su nueva carretera a la Costa de Oaxaca.

Desde Huatulco hasta Puerto Escondido, pasando por Zipolite, Mazunte y San Agustinillo, este road trip invita a desconectarse. El trayecto combina tramos selváticos con vistas al mar y curvas entre acantilados. En Mazunte puedes visitar el Centro Mexicano de la Tortuga y en Zipolite relajarte con el ambiente bohemio y carnavalesco. Puerto Escondido, por su parte, es ideal para surfistas, con su famosa Playa Zicatela y su punta adentrada dentro de la mar enorme. Huatulco ofrece también playas paradisíacas, pero la costa de Oaxaca está llena de sorpresas, como Chipehua, donde existen dunas costeras, y a las que sólo se puede llegar por medio de una experiencia inolvidable por la carretera.

Costa Alegre, Jalisco

ESPECIAL

Entre Puerto Vallarta y Manzanillo se extiende la Costalegre de Jalisco, un corredor de playas semivírgenes, bahías escondidas y pueblos pesqueros donde la sierra grande desemboca en el mar. Este road trip aún se mantiene lejos del turismo masivo, lo que lo hace ideal para quienes buscan tranquilidad y autenticidad. Barra de Navidad, La Manzanilla, Tenacatita y Careyes son algunas de las paradas recomendadas, pero también hay destinos más lejanos, como Mayto y Corrales, justo en la punta de Jalisco que se adentra el mar, y donde se encuentra incluso un faro construido durante el Porfiriato. 

La carretera serpentea entre montañas y mar, y permite disfrutar tanto del ecoturismo como del descanso total. Las playas solitarias y los hoteles boutique en medio de la selva ofrecen una experiencia íntima y exclusiva.

Ruta 66, Estados Unidos

ESPECIAL

La mítica Ruta 66 atraviesa Estados Unidos desde Chicago hasta Santa Mónica, cubriendo más de tres mil 900 kilómetros y ocho estados. Conocida como “La Calle Principal de América”, esta carretera es sinónimo de nostalgia, libertad y cultura pop, y es tan mítica, que incluso ha aparecido desde películas, hasta en la literatura. A lo largo del camino hay estaciones de gasolina vintage, moteles clásicos, museos de carretera y “diners” con jukebox. Arizona y Nuevo México ofrecen algunos de los paisajes más impresionantes, mientras que lugares como Cadillac Ranch en Texas y el Petrified Forest National Park son paradas obligatorias. Es un viaje para quienes aman la carretera tanto como el destino, bajo el horizonte sin límites del cielo, y parajes desérticos que han trascendido a la cultura.

Los Pirineos, de España a Francia

ESPECIAL

Cruzar los Pirineos en carretera es una experiencia épica. Desde San Sebastián o Pamplona, hasta Andorra o Toulouse, se atraviesan paisajes alpinos, pueblos medievales y puertos de montaña que desafían al conductor. Esta ruta ofrece vistas inigualables de valles verdes, lagos cristalinos y cimas nevadas, dependiendo de la temporada. Paradas recomendadas incluyen el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, el Valle de Benasque y el Col du Tourmalet, famoso por el Tour de Francia. Es ideal para quienes buscan combinar naturaleza, deporte y cultura en una sola travesía. Ríos, fortalezas e iglesias medievales, trenes, gastronomía, puentes de piedra y villas entre las sombras de los árboles transcurren en el camino, con los Pirineos como una joya nevada, haciendo frontera en el horizonte. 

Ruta Nakasendo, Japón

ESPECIAL

La antigua ruta Nakasendo, que conecta Kioto con Tokio a través de los Alpes Japoneses, es una experiencia cultural y natural que transporta al viajero al Japón feudal. Aunque hoy muchas partes se recorren a pie, es posible hacer un road trip por los pueblos más pintorescos como Magome, Tsumago y Narai. Esta ruta ofrece una combinación de carreteras de montaña, bosques de bambú, onsens tradicionales y arquitectura de época. Ideal para quienes desean alejarse del Japón urbano y descubrir la serenidad de su interior rural, con paisajes que cambian radicalmente según la estación del año, y que han marcado mucho del imaginario campirano, tranquilo y hasta poético con el que Japón se conoce en el mundo.

La carretera Austral, Chile

ESPECIAL

En el sur de Chile, la Carretera Austral (Ruta 7) se extiende por más de mil 200 kilómetros desde Puerto Montt hasta Villa O’Higgins. Este road trip es una odisea por bosques lluviosos, glaciares, fiordos y montañas patagónicas. El camino mezcla tramos de asfalto con otros de ripio -grava-, lo que lo hace perfecto para viajeros aventureros. Lugares como el Parque Nacional Queulat con su ventisquero colgante, el agua turquesa del Río Baker y las capillas de mármol en el Lago General Carrera son imperdibles. La soledad del paisaje hace de este viaje una experiencia inolvidable, una inmersión profunda en el Sur de América, y en el fin del mundo.

Gran ruta del Himalaya

ESPECIAL

Este es uno de los road trip más extremos y espirituales del mundo. Comienza en Lhasa, la capital del Tíbet, y cruza el altiplano tibetano hasta llegar a Katmandú, capital de Nepal. A lo largo del trayecto se recorren más de mil kilómetros de carreteras elevadas, pasos montañosos que superan los cinco mil metros de altura y una sucesión de paisajes que quitan el aliento: valles lunares, montañas sagradas cuyas cimas no ha pisado nadie, monasterios budistas como el de Rongbuk (el más alto del mundo) y vistas al majestuoso Monte Everest desde el campamento base norte: la cima del mundo entero. Es un viaje exigente por la altitud y el terreno, pero profundamente transformador.

Big Sur, California

ESPECIAL

La carretera Highway 1 en California, especialmente en el tramo conocido como Big Sur, es considerada una de las rutas más bellas del mundo. Desde San Simeon hasta Carmel-by-the-Sea, este road trip regala vistas de acantilado, puentes históricos como el Bixby Creek Bridge y parques estatales con senderos que atraviesan bosques de secuoyas. A lo largo del camino se pueden visitar lugares icónicos como McWay Falls, Pfeiffer Beach y el Parque Estatal Julia Pfeiffer Burns. Es una ruta ideal para fotógrafos, amantes de la naturaleza y buscadores de inspiración, y es una de las más buscadas y queridas en el país del norte.

Ruta de los fiordos noruegos

ESPECIAL

Explorar los fiordos de Noruega en coche es una experiencia visual que parece sacada de una postal. Desde Bergen hasta Alesund, este recorrido serpentea entre montañas nevadas, cascadas imponentes y aguas profundas de color esmeralda. Los túneles y ferris forman parte del viaje, así como rutas emblemáticas como la Trollstigen, con sus curvas imposibles, y el Geirangerfjord, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Cada pueblo tiene su encanto, con arquitectura nórdica y una vida tranquila. 

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