Jalisco
Quince días de incendios continuos en Tlajomulco
El Comité Estatal de Prevención de Incendios señala que el fuego en Cerro Viejo está controlado
GUADALAJARA, JALISCO (02/MAY/2013).- Tras haber sido controlado el incendio en el Cerro Viejo de Tlajomulco por parte de los brigadistas de distintas dependencias y de Protección Civil y Bomberos de dicho municipio, se presentó un nuevo brote hacia las 15:53 horas de este jueves.
El Comité Estatal de Prevención y Combate de Incendios Forestales y Manejo del Fuego de Jalisco informó, mediante un comunicado de prensa, que el incendio en los predios Toltepec y Cerro Viejo está controlado. Sin embargo, advirtió que continúan brigadistas en el lugar y están al pendiente del comportamiento de la conflagración.
A este día, los incendios forestales en Tlajomulco llevan alrededor de 15 días sin cesar: no para, termina uno cuando empieza otro, lamentó el director de Protección Civil, Felipe López Sahagún, quien se alistaba para subir a llevar agua a la gente que laboraba en el lugar.
El director se puso su traje naranja resistente a la lumbre y se dispuso a acudir hacia el lugar del nuevo fuego, hacia el poniente de la cima del Cerro Viejo, en una zona conocida como Las Cañadas.
El ascenso al Cerro Viejo, también conocido como la Sierra del Madroño, se realiza por una brecha serpenteante de 14 kilómetros. Antes, que los grupos ecologistas se oponían a que abrieran el camino, los bomberos pasaban las de Caín --o las de Jesucristo-- para subir a pie cuando se reportaban incendios en esa zona: hasta ocho horas de camino con sus mochilas aspersoras, con 20 litros de agua cada una a cuestas, además del agua para consumo de cada uno.
A un año de la brecha, se hacen 45 minutos en el ascenso.
Sobre la cima, se divisaban los distintos brotes de fuego por la sierra, que divide a los municipios de Tlajomulco de Jocotepec: al menos siete u ocho fumarolas visibles de incendios dispersos por doquier.
Huejotitlán y El Molino, en Jocotepec, fue donde comenzaron los incendios, dice López Sahagún. De ahí el viento ha llevado las brasas hacia Tlajomulco, donde gente de la Guardia Forestal del municipio, personas de la comunidad indígena que posee las tierras y bomberos de la dependencia local, no han dejado de trabajar, pues no acaban con un incendio cuando comienza otro: "Pa´ mí que es provocado", dijo un anciano comunero, que se cuestionaba cómo "brincó" el fuego de una zona que ya había sido extinto el miércoles: "Vi huellas de caballo", dijo otro.
La brecha termina en la loma, de ahí tiene que caminar por caminos que ellos improvisan para no perderse.
A poco más de dos kilómetros en pendiente, se encontraba una zona siniestrada y recién apagada por la misma tarde. Los pies se hunden en las cenizas como si pisaran sobre harina; los árboles quemados se desplomaban y fenecían, donde quedaba sólo una sombra blanca del tronco y las ramas reflejado sobre el suelo.
Los bomberos no tenían aspersores, sólo una pala llamada Mac Clow con la que hacen un guardarraya delante de la avanzada de la lumbre: una especie de trazo de donde se retiran las hojas y demás material orgánico flamable por donde avanza el fuego. Después utilizan un contrafuego, que es prender de aquel lado del guardarraya para que el incendio ya no avance. "No hay otra forma", dijo el director.
El agua de las mochilas, aclaró, no se usa para apagar las llamas, pues la cantidad que pueden cargar es mínima. La usan para bajar la radiación del fuego y poder trabajar.
Durante la noche, los cerca de 20 elementos lograron hacer poco más de un kilómetro de guardarrayas pero en la zona, en estos días llevan como seis.
El nuevo brote se presentó un kilómetro y medio abajo del cerro; los brigadistas cargaban energías para proseguir toda la noche. Uno de ellos, Octaviano, mejor conocido como "El Águila", lamentaba. "No nos dejan descansar"; él llevaba nueve días arriba del cerro, de un lado a otro.
Un tragahumos pidió un cigarro:
--Ahorita va a pedir lumbre --anticipó el director.
--¿Quién tiene cerillos? --dijo.
--¿Luego qué no estás viendo tanta brasa? Ahí donde quieras --dijo "El Águila".
Ellos trabajarían toda la noche; por la mañana, se anticipó la llegada de dos helicópteros para ayudar con los trabajos, comentó López Sahagún a sus hombres.
Entre los cerros con incendios estaba el de Totoltepec, Potomo, de la Cruz, de Las Latillas, la Herradura y el Cerro Viejo, que no dan tregua.
Por la tarde, el humo colorea al Sol de más rojo que de costumbre sobre la cima de los cerros: "Aparte, aquí asustan", dijo un elemento que ya veía caer la noche. Cuenta que unas mujeres vieron unas "cosas" que brincaban de una rama a otra y que después pasaron debajo de la camioneta; otro sujeto de Protección Civil del Estado recibió una cachetada. Todo en distintos puntos; los comuneros aseguran que la Sierra del Madroño está encantada.
El nuevo incendio estaba a la altura de El Tecolote. El contingente partió a combatirlo, internándose entre la espesa neblina de dióxido de carbono; más llegaban, cerca de 20 combatientes más para acabar con el fuego, intencional o accidental, que ya ha consumido centenares de hectáreas sin que se expliquen cómo le hace para brincar tanto.
Brigadistas siguen trabajando en Cerro Gordo
Del incendio en Cerro Gordo, en el municipio de Tepatitlán, que inició este miércoles, se está combatiendo actualmente, indicó el Comité Estatal de Prevención y Combate de Incendios Forestales.
Señalan que el reporte lo recibió la Central 14 de la Conafor ayer por la tarde. Mencionó que inicialmente 25 elementos municipales realizaron labores de combate y posteriormente, a las 20:00 horas, se solicitó apoyo adicional. Desde entonces trabaja una brigada de SEMADET con 13 elementos y hay dos coordinadores al frente, añadió.
Esta tarde, además, Protección Civil se sumó a las acciones de combate a través de la región Lagos de Moreno. Adicionalmente se ofreció un helicóptero para ayudar a combatir el siniestro en Tepatitlán.
EL INFORMADOR / SERGIO BLANCO
El Comité Estatal de Prevención y Combate de Incendios Forestales y Manejo del Fuego de Jalisco informó, mediante un comunicado de prensa, que el incendio en los predios Toltepec y Cerro Viejo está controlado. Sin embargo, advirtió que continúan brigadistas en el lugar y están al pendiente del comportamiento de la conflagración.
A este día, los incendios forestales en Tlajomulco llevan alrededor de 15 días sin cesar: no para, termina uno cuando empieza otro, lamentó el director de Protección Civil, Felipe López Sahagún, quien se alistaba para subir a llevar agua a la gente que laboraba en el lugar.
El director se puso su traje naranja resistente a la lumbre y se dispuso a acudir hacia el lugar del nuevo fuego, hacia el poniente de la cima del Cerro Viejo, en una zona conocida como Las Cañadas.
El ascenso al Cerro Viejo, también conocido como la Sierra del Madroño, se realiza por una brecha serpenteante de 14 kilómetros. Antes, que los grupos ecologistas se oponían a que abrieran el camino, los bomberos pasaban las de Caín --o las de Jesucristo-- para subir a pie cuando se reportaban incendios en esa zona: hasta ocho horas de camino con sus mochilas aspersoras, con 20 litros de agua cada una a cuestas, además del agua para consumo de cada uno.
A un año de la brecha, se hacen 45 minutos en el ascenso.
Sobre la cima, se divisaban los distintos brotes de fuego por la sierra, que divide a los municipios de Tlajomulco de Jocotepec: al menos siete u ocho fumarolas visibles de incendios dispersos por doquier.
Huejotitlán y El Molino, en Jocotepec, fue donde comenzaron los incendios, dice López Sahagún. De ahí el viento ha llevado las brasas hacia Tlajomulco, donde gente de la Guardia Forestal del municipio, personas de la comunidad indígena que posee las tierras y bomberos de la dependencia local, no han dejado de trabajar, pues no acaban con un incendio cuando comienza otro: "Pa´ mí que es provocado", dijo un anciano comunero, que se cuestionaba cómo "brincó" el fuego de una zona que ya había sido extinto el miércoles: "Vi huellas de caballo", dijo otro.
La brecha termina en la loma, de ahí tiene que caminar por caminos que ellos improvisan para no perderse.
A poco más de dos kilómetros en pendiente, se encontraba una zona siniestrada y recién apagada por la misma tarde. Los pies se hunden en las cenizas como si pisaran sobre harina; los árboles quemados se desplomaban y fenecían, donde quedaba sólo una sombra blanca del tronco y las ramas reflejado sobre el suelo.
Los bomberos no tenían aspersores, sólo una pala llamada Mac Clow con la que hacen un guardarraya delante de la avanzada de la lumbre: una especie de trazo de donde se retiran las hojas y demás material orgánico flamable por donde avanza el fuego. Después utilizan un contrafuego, que es prender de aquel lado del guardarraya para que el incendio ya no avance. "No hay otra forma", dijo el director.
El agua de las mochilas, aclaró, no se usa para apagar las llamas, pues la cantidad que pueden cargar es mínima. La usan para bajar la radiación del fuego y poder trabajar.
Durante la noche, los cerca de 20 elementos lograron hacer poco más de un kilómetro de guardarrayas pero en la zona, en estos días llevan como seis.
El nuevo brote se presentó un kilómetro y medio abajo del cerro; los brigadistas cargaban energías para proseguir toda la noche. Uno de ellos, Octaviano, mejor conocido como "El Águila", lamentaba. "No nos dejan descansar"; él llevaba nueve días arriba del cerro, de un lado a otro.
Un tragahumos pidió un cigarro:
--Ahorita va a pedir lumbre --anticipó el director.
--¿Quién tiene cerillos? --dijo.
--¿Luego qué no estás viendo tanta brasa? Ahí donde quieras --dijo "El Águila".
Ellos trabajarían toda la noche; por la mañana, se anticipó la llegada de dos helicópteros para ayudar con los trabajos, comentó López Sahagún a sus hombres.
Entre los cerros con incendios estaba el de Totoltepec, Potomo, de la Cruz, de Las Latillas, la Herradura y el Cerro Viejo, que no dan tregua.
Por la tarde, el humo colorea al Sol de más rojo que de costumbre sobre la cima de los cerros: "Aparte, aquí asustan", dijo un elemento que ya veía caer la noche. Cuenta que unas mujeres vieron unas "cosas" que brincaban de una rama a otra y que después pasaron debajo de la camioneta; otro sujeto de Protección Civil del Estado recibió una cachetada. Todo en distintos puntos; los comuneros aseguran que la Sierra del Madroño está encantada.
El nuevo incendio estaba a la altura de El Tecolote. El contingente partió a combatirlo, internándose entre la espesa neblina de dióxido de carbono; más llegaban, cerca de 20 combatientes más para acabar con el fuego, intencional o accidental, que ya ha consumido centenares de hectáreas sin que se expliquen cómo le hace para brincar tanto.
Brigadistas siguen trabajando en Cerro Gordo
Del incendio en Cerro Gordo, en el municipio de Tepatitlán, que inició este miércoles, se está combatiendo actualmente, indicó el Comité Estatal de Prevención y Combate de Incendios Forestales.
Señalan que el reporte lo recibió la Central 14 de la Conafor ayer por la tarde. Mencionó que inicialmente 25 elementos municipales realizaron labores de combate y posteriormente, a las 20:00 horas, se solicitó apoyo adicional. Desde entonces trabaja una brigada de SEMADET con 13 elementos y hay dos coordinadores al frente, añadió.
Esta tarde, además, Protección Civil se sumó a las acciones de combate a través de la región Lagos de Moreno. Adicionalmente se ofreció un helicóptero para ayudar a combatir el siniestro en Tepatitlán.
EL INFORMADOR / SERGIO BLANCO