Jalisco
Pesar e incertidumbre viven padres de pequeña fallecida
Laura Carolina, de cuatro años de edad, fue víctima de un virus; no saben de cuál
GUADALAJARA, JALISCO.- La noche del lunes 12 de septiembre, después de un amargo peregrinar por el sistema sanitario de su zona, que inició el viernes, cuando su madre decidió llevarla a la clínica comunitaria que se localiza a la vuelta de su casa por tener una elevada temperatura y tos seca, la pequeña Laura Carolina Ulloa Acosta, de “cuatro años un mes” de edad, dejó de existir; con ella, la frágil tranquilidad que hasta el momento mantenía relajadas las normas de salud en los planteles escolares del Estado, por la invisible presencia del A H1N1.
Dos días después de que falleció la pequeña, y con 12 niños, dos maestros y la directora, presuntamente infectados, la Secretaría de Salud emitió un comunicado para que el preescolar “José Vasconcelos” de la colonia Tabachines, en el municipio de Zapopan, cesara actividades hasta el martes de la semana entrante; mientras que 95 escuelas de enseñanza básica de la zona implementarán de manera estricta los filtros sanitarios y procesos de sanitización que deben resguardar la salud de los alumnos.
Sin embargo, el discurso es ajeno a la realidad. Apenas metros de distancia y una malla ciclónica dividen el preescolar donde solía asistir la pequeña Carolina y la primaria “Enrique C. Rebsamen”, poblada por el griterío y alboroto de 460 niños, y aunque la encomienda es clara: “desinfección total”, los hechos son más contundentes: “no hay dinero para comprar cada tres días un galón de gel antiséptico, cuyo costo asciende a los mil 900 pesos; la Secretaría de Educación no nos manda recurso para esto”, lamenta la directora del plantel, María Teresa Gallardo.
A pocos kilómetros de ese plantel, en la colonia Balcones de la Cantera, en un declive de calle empedrada que mira hacia un riachuelo, nombrada por el municipio como “Oro”, está postrada la casa de los padres de la pequeña Laura Carolina. El entorno es menos alentador. A escasa una cuadra de distancia, se localiza la clínica comunitaria en donde la mañana del viernes, en punto de las 7:00 horas, Guadalupe Acosta, madre de la pequeña, la llevó para que le otorgaran una ficha por la que tenía derecho a consulta a las seis de la tarde.
“Creí que la niña no me iba a soportar la fiebre y tos, la veía muy mal, y me fui rápido a la clínica 45 del IMSS (Instituto Mexicano del Seguro Social)”, explica la mamá, aún sacudida por el entierro de su primogénita, acompañada de su esposo, Donato Ulloa Gómez, al recordar que “en cuanto llegamos a la clínica nos la hospitalizaron y la mandaron al Centro Médico de Occidente, en donde aguantó dos días entubada, bajo supervisión de especialistas que nos decían que era un probable caso de influenza humana”.
Lo cierto es que hasta el momento, el cuerpo médico no ha referido que se trate efectivamente del virus A H1N1 lo que le quitó la vida a la pequeña Laura Carolina, pero tampoco se les explicó a los padres qué fue, sino eso, lo que la mató. “Nos dijeron que tenía un cuadro similar al de la influenza, bronquitis aguda y sus pulmones estaban inflamados, la sometieron a nebulizaciones, pero nunca lo ratificaron y tampoco nos dijeron de qué se trataba, si es que no fue influenza”.
En las calles que bordean el preescolar “José Vasconcelos” tampoco saben, pero asumen que se trata de ese virus. Desde la mañana de ayer, los padres de familia se formaron a las afueras del plantel. Acudieron para someter a sus niños al escrutinio de los médicos de la Zona Sanitaria número 10, de la Secretaría de Salud Jalisco, que acudieron el lugar para practicar exámenes a los pequeños alumnos, cuyas edades oscilan entre los tres y seis años de edad.
“Nos explican que hasta el martes reinician las clases, pero no nos dicen si efectivamente fue influenza o no, la cuestión es que nos da miedo por nuestros niños y no se nos ha podido explicar qué pasa en la colonia con referencia a este supuesto brote de influenza”, argumentaba Martha Domínguez, al llevar a su hijo Luis, de tres años, al módulo instalado en el kínder por la Secretaría de Salud, que coordinaba el epidemiólogo Reinaldo García Gutiérrez, quien explicó que “nosotros carecemos de cifras, no sabemos en otras regiones sanitarias qué ocurra, nos remitimos a esta y aquí estamos para ver la salud de los chiquitos, ¿sí?”.
No suspenderá clases
En tanto la Secretaría de Salud no ordene la instauración de filtros sanitarios, la Secretaría de Educación Jalisco, en los 13 mil planteles y un millón 700 mil infantes en el Estado, no puede determinar la suspensión de clases, refiriendo que el registro sobre casos probables tampoco es competencia de la dependencia de enseñanza, explicó el secretario en el ramo, Miguel Ángel Martínez Espinosa.
De acuerdo con el funcionario, el registro de casos debía ser elaborado por la Secretaría de Salud, tras exponer que los planteles tiene dificultad para recabar esa información, toda vez que en caso de los alumnos faltantes por cualquier enfermedad, es primero la institución de salud la que se entera del padecimiento, y “a veces con días de posterioridad” la escuela, en donde se asume que un niño ausente lo puede hacer por una infinidad de factores.
En este tono, el director de Programas Especiales de la SEJ, Gilberto Tinajero, defendió la medida de suspensión focalizada implementada en el preescolar de Tabachines, y con respecto a la primaria contigua, refirió que “sólo en casos de que se presenten dos niños contagiados, se procederá con la suspensión de actividades, de acuerdo con el protocolo”.
Dos días después de que falleció la pequeña, y con 12 niños, dos maestros y la directora, presuntamente infectados, la Secretaría de Salud emitió un comunicado para que el preescolar “José Vasconcelos” de la colonia Tabachines, en el municipio de Zapopan, cesara actividades hasta el martes de la semana entrante; mientras que 95 escuelas de enseñanza básica de la zona implementarán de manera estricta los filtros sanitarios y procesos de sanitización que deben resguardar la salud de los alumnos.
Sin embargo, el discurso es ajeno a la realidad. Apenas metros de distancia y una malla ciclónica dividen el preescolar donde solía asistir la pequeña Carolina y la primaria “Enrique C. Rebsamen”, poblada por el griterío y alboroto de 460 niños, y aunque la encomienda es clara: “desinfección total”, los hechos son más contundentes: “no hay dinero para comprar cada tres días un galón de gel antiséptico, cuyo costo asciende a los mil 900 pesos; la Secretaría de Educación no nos manda recurso para esto”, lamenta la directora del plantel, María Teresa Gallardo.
A pocos kilómetros de ese plantel, en la colonia Balcones de la Cantera, en un declive de calle empedrada que mira hacia un riachuelo, nombrada por el municipio como “Oro”, está postrada la casa de los padres de la pequeña Laura Carolina. El entorno es menos alentador. A escasa una cuadra de distancia, se localiza la clínica comunitaria en donde la mañana del viernes, en punto de las 7:00 horas, Guadalupe Acosta, madre de la pequeña, la llevó para que le otorgaran una ficha por la que tenía derecho a consulta a las seis de la tarde.
“Creí que la niña no me iba a soportar la fiebre y tos, la veía muy mal, y me fui rápido a la clínica 45 del IMSS (Instituto Mexicano del Seguro Social)”, explica la mamá, aún sacudida por el entierro de su primogénita, acompañada de su esposo, Donato Ulloa Gómez, al recordar que “en cuanto llegamos a la clínica nos la hospitalizaron y la mandaron al Centro Médico de Occidente, en donde aguantó dos días entubada, bajo supervisión de especialistas que nos decían que era un probable caso de influenza humana”.
Lo cierto es que hasta el momento, el cuerpo médico no ha referido que se trate efectivamente del virus A H1N1 lo que le quitó la vida a la pequeña Laura Carolina, pero tampoco se les explicó a los padres qué fue, sino eso, lo que la mató. “Nos dijeron que tenía un cuadro similar al de la influenza, bronquitis aguda y sus pulmones estaban inflamados, la sometieron a nebulizaciones, pero nunca lo ratificaron y tampoco nos dijeron de qué se trataba, si es que no fue influenza”.
En las calles que bordean el preescolar “José Vasconcelos” tampoco saben, pero asumen que se trata de ese virus. Desde la mañana de ayer, los padres de familia se formaron a las afueras del plantel. Acudieron para someter a sus niños al escrutinio de los médicos de la Zona Sanitaria número 10, de la Secretaría de Salud Jalisco, que acudieron el lugar para practicar exámenes a los pequeños alumnos, cuyas edades oscilan entre los tres y seis años de edad.
“Nos explican que hasta el martes reinician las clases, pero no nos dicen si efectivamente fue influenza o no, la cuestión es que nos da miedo por nuestros niños y no se nos ha podido explicar qué pasa en la colonia con referencia a este supuesto brote de influenza”, argumentaba Martha Domínguez, al llevar a su hijo Luis, de tres años, al módulo instalado en el kínder por la Secretaría de Salud, que coordinaba el epidemiólogo Reinaldo García Gutiérrez, quien explicó que “nosotros carecemos de cifras, no sabemos en otras regiones sanitarias qué ocurra, nos remitimos a esta y aquí estamos para ver la salud de los chiquitos, ¿sí?”.
No suspenderá clases
En tanto la Secretaría de Salud no ordene la instauración de filtros sanitarios, la Secretaría de Educación Jalisco, en los 13 mil planteles y un millón 700 mil infantes en el Estado, no puede determinar la suspensión de clases, refiriendo que el registro sobre casos probables tampoco es competencia de la dependencia de enseñanza, explicó el secretario en el ramo, Miguel Ángel Martínez Espinosa.
De acuerdo con el funcionario, el registro de casos debía ser elaborado por la Secretaría de Salud, tras exponer que los planteles tiene dificultad para recabar esa información, toda vez que en caso de los alumnos faltantes por cualquier enfermedad, es primero la institución de salud la que se entera del padecimiento, y “a veces con días de posterioridad” la escuela, en donde se asume que un niño ausente lo puede hacer por una infinidad de factores.
En este tono, el director de Programas Especiales de la SEJ, Gilberto Tinajero, defendió la medida de suspensión focalizada implementada en el preescolar de Tabachines, y con respecto a la primaria contigua, refirió que “sólo en casos de que se presenten dos niños contagiados, se procederá con la suspensión de actividades, de acuerdo con el protocolo”.