Jalisco

'Oj-Alá'

Al final de cuentas, es más propio de los seres humanos que de las gallinas el divertimento de cacarear el huevo antes de ponerlo

“De los Juegos Panamericanos de 2011 en Guadalajara —diría un profeta— se dirá, en su momento, que ‘han sido los mejores de la historia’...”.

Un historiador, si lo escuchara, acotaría de inmediato: “De todos se ha dicho lo mismo”. (Y tendría razón).

—II—

Porque, al final de cuentas, es más propio de los seres humanos (“homo sapiens”, según ellos) que de las gallinas el divertimento de cacarear el huevo antes de ponerlo, tiene lógica que se dispusiera, la otra tarde, en los jardines de la Residencia Oficial de Los Pinos habilitados como ágora, la parafernalia adecuada para declarar, con bombo y platillos, que la organización de los Juegos de referencia “marcha viento en popa”.

Lo de menos fue la ausencia, en tan rimbombante acto, del presidente del Comité Olímpico Mexicano. Lo de menos fue contravenir la tradición de que cualquier evento más o menos rumboso relacionado con los Juegos Panamericanos, sin Mario Vázquez Raña en el presidium, pasa a ser, ipso facto, un hecho clandestino, por decir lo menos: algo así como un velorio sin muerto, o como una boda sin novia. En todo caso, ya habrá oportunidad de que el sempiterno muñeco del pastel en los peyorativamente llamados “Juegos Olímpicos del Tercer Mundo”, aparezca en escena y acote cuando deba... a tenor de los varios exabruptos con los que dio la nota el año pasado. Uno, cuando hizo abortar, de un manazo en la mesa, el proyecto acariciado por la administración municipal saliente, de construir la Villa a inmediaciones del Parque Morelos; otro, cuando aseveró —si no fue exactamente lo que dijo, sí fue lo que se le entendió a las claras— que ningunos Juegos Panamericanos, hasta ahora, le habían sacado tantas canas verdes como los de Guadalajara.

—III—

Los viejos maestros del oficio (salve, licenciado Pedro Vázquez Cisneros; salve, ingeniero Luis Vázquez Corona...) solían hacer ironías con respecto al que llamaban “periodismo ojalatero”: el que invariablemente se acoge, por pereza mental, al “ojalá...”.

En el caso de los Juegos de 2011 en Guadalajara, que para tantas cosas —la Villa, el Estadio...— han tenido que apelar al “Plan B”, por la incapacidad de los padres de la criatura para hacer efectivo el “A”, el corolario obligado a todos los buenos deseos que se externaron la otra tarde en Los Pinos, es el inevitable “Ojalá”.
(Dicho en cristiano —porque “Oj-Alá” es una expresión árabe—: “Más vale que Dios quiera...”).

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