Jalisco
Los tres grandes
Hay dos formas de ver el tema. Hay quienes dicen que los tres grandes muralistas de México eran dos: Orozco
Hay dos formas de ver el tema. Hay quienes dicen que los tres grandes muralistas de México eran dos: Orozco. O quienes señalan que los tres grandes eran: José, Clemente y Orozco.
Como sea, en lo que parece no haber discusión es que en esa generación de muralistas mexicanos, el más destacado técnicamente era el zapotlense. Resulta ocioso, sin embargo, poner a competir a tres grandes.
Orozco es brillante en sí mismo, como lo fueron Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, independientemente de la fuerza que le dio haber pertenecido a una generación que tuvo como reto plasmar, en muros y lienzos, una de las épocas más intensas y convulsas de la vida nacional. La época les dio sin duda una dimensión totalmente distinta a los tres.
Más allá de su amistad con los otros dos muralistas, Clemente Orozco nunca compartió con ellos la militancia. Rivera y Siqueiros fueron personajes fundamentales y controvertidos en la vida del Partido Comunista Mexicano; movían el pandero, participaron en la construcción (y la autodestrucción) de la izquierda organizada y clandestina. Orozco era ante todo, y sobre todo, un pintor de ideas fuertes, un liberal en toda la extensión de la palabra, y un crítico permanente y profundo del mundo que le tocó vivir.
José Clemente Orozco es junto con Juan Rulfo, el artista más reconocido y citado de Jalisco. Son permanente referidos y presumidos en los discursos de gobernantes que no conocen sus obras, pero siempre los alaban.
La frase “jaliscienses como José Clemente Orozco y Juan Rulfo...” aparece a cada rato en la oratoria de políticos que no tienen idea de la obra del pintor y nunca han leído Pedro Páramo; confunden el Hombre del Fuego del Cabañas con el Hombre Pentafásico del Paraninfo y creen que la Comala de Rulfo es la de Colima.
La exposición, José Clemente Orozco, pintura y verdad (el título no deja de ser un poco cursi) es una excelente oportunidad para conocer y reconocer a uno de los más grande pintores que ha dado esta tierra (y vaya que ha dado muchos), y cuya grandeza radica justamente en su universalidad. Pocas ocasiones como ésta para adentrase en la obra de este gran pintor y de paso, disfrutar un montaje excelente. Si la crisis lo dejó varado en Guadalajara esta Semana Santa, no dude en conocer, de un solo golpe, a los tres grandes: José Clemente Orozco.
Tómese su tiempo, porque vale la pena disfrutarla.
Como sea, en lo que parece no haber discusión es que en esa generación de muralistas mexicanos, el más destacado técnicamente era el zapotlense. Resulta ocioso, sin embargo, poner a competir a tres grandes.
Orozco es brillante en sí mismo, como lo fueron Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, independientemente de la fuerza que le dio haber pertenecido a una generación que tuvo como reto plasmar, en muros y lienzos, una de las épocas más intensas y convulsas de la vida nacional. La época les dio sin duda una dimensión totalmente distinta a los tres.
Más allá de su amistad con los otros dos muralistas, Clemente Orozco nunca compartió con ellos la militancia. Rivera y Siqueiros fueron personajes fundamentales y controvertidos en la vida del Partido Comunista Mexicano; movían el pandero, participaron en la construcción (y la autodestrucción) de la izquierda organizada y clandestina. Orozco era ante todo, y sobre todo, un pintor de ideas fuertes, un liberal en toda la extensión de la palabra, y un crítico permanente y profundo del mundo que le tocó vivir.
José Clemente Orozco es junto con Juan Rulfo, el artista más reconocido y citado de Jalisco. Son permanente referidos y presumidos en los discursos de gobernantes que no conocen sus obras, pero siempre los alaban.
La frase “jaliscienses como José Clemente Orozco y Juan Rulfo...” aparece a cada rato en la oratoria de políticos que no tienen idea de la obra del pintor y nunca han leído Pedro Páramo; confunden el Hombre del Fuego del Cabañas con el Hombre Pentafásico del Paraninfo y creen que la Comala de Rulfo es la de Colima.
La exposición, José Clemente Orozco, pintura y verdad (el título no deja de ser un poco cursi) es una excelente oportunidad para conocer y reconocer a uno de los más grande pintores que ha dado esta tierra (y vaya que ha dado muchos), y cuya grandeza radica justamente en su universalidad. Pocas ocasiones como ésta para adentrase en la obra de este gran pintor y de paso, disfrutar un montaje excelente. Si la crisis lo dejó varado en Guadalajara esta Semana Santa, no dude en conocer, de un solo golpe, a los tres grandes: José Clemente Orozco.
Tómese su tiempo, porque vale la pena disfrutarla.