Jalisco

La cabra tira al monte

¿A quién le beneficia la solicitud del Gobierno de Jalisco para que la Suprema Corte intervenga y revise el caso del asesinato del Cardenal Posadas?

La pregunta es sencilla: ¿A quién le beneficia la solicitud del Gobierno de Jalisco para que la Suprema Corte intervenga y revise el caso del asesinato del Cardenal Posadas? A los jaliscienses no.

No porque no sea importante conocer la verdad de lo que pasó en el aeropuerto de Guadalajara aquel 24 de mayo de 1993, sino porque aunque la Corte tuviera la mejor de las voluntades, a estas alturas lo que pueden salir son más hipótesis pero difícilmente más certezas (y menos aún, certezas jurídicas) porque no hay manera de obtener nuevas pruebas.

Al gobernador tampoco, porque meterse en el tobogán mediático por un tema que sólo polariza, no ayuda a la gobernabilidad del Estado. El único beneficiario de este circo es el secretario general de Gobierno, Fernando Guzmán Pérez Peláez, que logrará un placeo en los medios con el único tema que lo ha hecho famoso a nivel nacional y al que vuelve cada vez que quiere una candidatura.

No deja de ser paradójico que quien debiera estar preocupado por la generación de acuerdos en el Estado sea el encargado de meter los temas que generan polarización y desencuentro. Guzmán está pensando en su futuro. Él quiere ser candidato del PAN, y tiene todo el derecho de querer, a lo que no tiene derecho es a usar la estructura del Gobierno para calentar un tema que no nos lleva a ningún lado.

A Guzmán se le han dado todo tipo de oportunidades para que encabece la demanda de revisión del caso. El Gobierno de Jalisco ha gastado mucho dinero en patrocinar esta causa, en principio justa, para colaborar en la investigación, con resultados prácticamente nulos. Está claro que la versión oficial de la Procuraduría está llena de huecos, pero lo que ha aportado el llamado Grupo Jalisco son pruebas insustanciales o caminos cerrados.

Ni siquiera la Iglesia Católica, que en principio debería ser la beneficiada de estas acciones, ha obtenido algo positivo. La última vez que se tocó el tema, lo que se logró fue una gran división entre los obispos y una andanada de golpes bastante severos. Cada vez que se toca el caso Posadas, sale a la luz la falsificación de un acta de bautizo para encubrir a los Arellano; la intervención de un Nuncio que pretendió mediar entre los narcos y las autoridades; la desaparición misteriosa del padre Montaño, artífice del acta falsa y mediador en la reunión con el Nuncio e, irremediablemente, el tema de las narcolimosnas.

La cabra tira al monte, porque no sabe otro camino; Guzmán tira al caso Posadas, quizá por las mismas razones. Pero, si ya nos metió en ésta, como Estado lo que nos toca es exigir que los resultados sean algo más que ruedas de prensa y algunos puntitos, para él, en las encuestas.

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