Jalisco
Juan Sandoval y los Legionarios
Para el cardenal tapatío una encomienda de esta magnitud sería sin duda un reconocimiento de la confianza que le tiene el Papa, pero también una tarea pesada y compleja para un hombre de 77 años
La nota de que el cardenal tapatío Juan Sandoval Íñiguez fue el nombre propuesto por los cinco visitadores nombrados por el Papa Benedicto XVI para decidir el futuro de los Legionarios de Cristo, corrió como pólvora. Hasta ahora es sólo un trascendido que podría confirmarse en los próximos días o semanas, o concluir como si nada hubiera pasado. No obstante, hay que decir que el autor de la columna de donde salió la información, Sandro Magister, es un periodista serio y especialista en estos temas, y el blog Chiessa.expressonline.it, uno de los más reconocidos en el área.
Como bien lo señala Magister, el cardenal Juan Sandoval es una persona cercana a los Legionarios, tiene contacto con ellos, es titular de la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe en Roma, propiedad de los Legios y conocía a Maciel personalmente, pero no es ni de lejos uno de ellos. La relación de los arzobispos tapatíos con los Legionarios ha sido muy disímbola. El cardenal José Salazar simplemente no los dejó entrar; les puso todas las barreras posibles. De hecho, durante muchos años los Legionarios que trabajaban en Guadalajara tenían que dormir en Tototlán. Los Legionarios crecen realmente en Guadalajara con la llegada de Juan Jesús Posadas, un arzobispo de corte conservador, pragmático, desarraigado, muy cercano al primer nuncio, Girolamo Prigione, y es él quien rápidamente les da entrada. Con Juan Sandoval como arzobispo, la relación será siempre buena, pero nunca demasiado cercana.
Para el cardenal tapatío una encomienda de esta magnitud sería sin duda un reconocimiento de la confianza que le tiene el Papa, pero también una tarea pesada y compleja para un hombre de 77 años (a pesar de su buen estado de salud). Juan Sandoval es ante todo un hombre de Iglesia, sumamente institucional y ortodoxo. Es administrador de una de las diócesis más importantes no de México, sino del mundo, y fue rector del seminario de Guadalajara, también uno de los más importantes a nivel internacional. El reto para quien le toque la refundación de los Legionarios de Cristo es fundamentalmente sacarlos de la lógica sectaria, cuidando sus dos grandes aportes a la Iglesia: sus seminaristas, pues la Legión tiene nueve noviciados donde forma a cerca de 500 candidatos al sacerdocio, y un poder económico nada despreciable: se calcula que la fortuna de la Legión podría llegar a 27 mil millones de dólares y los flujos anuales, a cerca de 350 millones de dólares (las cifras son cálculos no oficiales y por supuesto, previas a los escándalos que han envuelto a la orden). Pero a quien le toque el reto de refundar la orden de Maciel, se va a enfrentar a una organización compleja (nacida, crecida y desarrollada en la cultura del secreto), diseminada por 18 países y sobre todo, estigmatizada por los escándalos de su fundador.
Es sacarse un tigre en una rifa.
Como bien lo señala Magister, el cardenal Juan Sandoval es una persona cercana a los Legionarios, tiene contacto con ellos, es titular de la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe en Roma, propiedad de los Legios y conocía a Maciel personalmente, pero no es ni de lejos uno de ellos. La relación de los arzobispos tapatíos con los Legionarios ha sido muy disímbola. El cardenal José Salazar simplemente no los dejó entrar; les puso todas las barreras posibles. De hecho, durante muchos años los Legionarios que trabajaban en Guadalajara tenían que dormir en Tototlán. Los Legionarios crecen realmente en Guadalajara con la llegada de Juan Jesús Posadas, un arzobispo de corte conservador, pragmático, desarraigado, muy cercano al primer nuncio, Girolamo Prigione, y es él quien rápidamente les da entrada. Con Juan Sandoval como arzobispo, la relación será siempre buena, pero nunca demasiado cercana.
Para el cardenal tapatío una encomienda de esta magnitud sería sin duda un reconocimiento de la confianza que le tiene el Papa, pero también una tarea pesada y compleja para un hombre de 77 años (a pesar de su buen estado de salud). Juan Sandoval es ante todo un hombre de Iglesia, sumamente institucional y ortodoxo. Es administrador de una de las diócesis más importantes no de México, sino del mundo, y fue rector del seminario de Guadalajara, también uno de los más importantes a nivel internacional. El reto para quien le toque la refundación de los Legionarios de Cristo es fundamentalmente sacarlos de la lógica sectaria, cuidando sus dos grandes aportes a la Iglesia: sus seminaristas, pues la Legión tiene nueve noviciados donde forma a cerca de 500 candidatos al sacerdocio, y un poder económico nada despreciable: se calcula que la fortuna de la Legión podría llegar a 27 mil millones de dólares y los flujos anuales, a cerca de 350 millones de dólares (las cifras son cálculos no oficiales y por supuesto, previas a los escándalos que han envuelto a la orden). Pero a quien le toque el reto de refundar la orden de Maciel, se va a enfrentar a una organización compleja (nacida, crecida y desarrollada en la cultura del secreto), diseminada por 18 países y sobre todo, estigmatizada por los escándalos de su fundador.
Es sacarse un tigre en una rifa.