Jalisco
Habitantes de Toluquilla, “acostumbrados” a vivir al lado de aceitera
Algunas fincas se construyeron incluso antes que llegara la empresa; ahora “conviven” con malos olores y molestos ruidos
TLAQUEPAQUE, JALISCO.- Por mucho tiempo se taparon las narices y los oídos, pero no fue suficiente. Los olores que vuelan por la preparación de parafinas son tan penetrantes y constantes que a los vecinos de Sekurity Lubricantes no les quedó más que “aguantarse”. Los ruidos son tan constantes y añejos –la empresa llegó hace 40 años a la colonia Toluquilla, en Tlaquepaque- que sólo les quedó callarse y aprender a convivir con los ruidos.
César Covarrubias vive en la misma cuadra que la empresa, a unos 30 metros, y piensa que sí puede ser riesgoso estar en la misma cuadra, aunque se llame Sekurity, porque se manejan combustibles “y hay calderas que preparan los aceites, sobre todo por las noches”. Además, dice, hay mucho ruido por las máquinas y “no dejan dormir”.
De acuerdo a su experiencia en la aceitera, donde trabajó años atrás, ésta cumple con la normatividad y “me consta que tienen medidas de seguridad, seguro contra incendios y todo para cumplir con el Iso 9000. A mí nunca me tocó ver que desecharan nada al drenaje o al río (ubicado cruzando la calle González Gallo, a una cuadra de Periférico)”.
Su finca, como otras tantas, es mucho más antigua que Productos y Lubricantes de Alta Tecnología S.A. de C.V. “No sabemos quién permitió que se instalaran industrias”.
Por otro lado, opina que el nuevo fraccionamiento que se está construyendo justo a un lado de las calderas tendría mucho más riesgo que ellos. “A nosotros el diesel también nos alcanzaría, si agarra fuego agarra todo, pero a estas familias les tocaría peor”.
A pesar de los olores y los ruidos, “todo ha sido tranquilo, ya nos acostumbramos; nunca ha habido un riesgo mayor”.
Las anécdotas de los olores son los más comunes entre los tres o cuatro vecinos más cercanos a Sekurity.
Una de las vecinas -que pidió anonimato- opina que la fábrica es la que debería irse, porque echa mucho químico “que te desespera, porque apesta por una o dos horas”, y hace mucho ruido. “¿Quién está mejor, las casas o la fábrica? Yo digo que nosotros. Antes había un vecino que quería quitarla y siempre que venían del municipio decían que todo estaba en regla”.
Dice que, en los casi 30 años que tiene viviendo ahí, le ha preguntado en varias ocasiones a los trabajadores si no hay descargas de aceites al drenaje o al río, “y siempre me han dicho que no, que cumplen con todo”.
Añade que uno de los habitantes de plano se mudó a otra colonia, “porque ya no aguantaba los olores”.
La señora con más antigüedad en la colonia –su papá construyó la finca hace más de 60 años-señala que ya están acostumbrados a la pestilencia –“huele como cuando funden plástico”- y no tienen ninguna intención de que retiren a la empresa, porque ya aguantaron así muchos años.
“El Ayuntamiento nunca ha hecho nada, porque sólo nos quejamos como cuatro o cinco casas, a los demás no les molesta, porque aquí son terrenos muy grandes… antes eran establos”.
De las casas que se están edificando junto a las calderas, cree que no se van a vender, porque se ven los tambos y por ahí llega toda el agua que escurre del Cerro del Cuatro y se inunda.
Faltan documentos
El lunes pasado, este diario publicó que en la Colonia Toluquilla, en Tlaquepaque, se pretende construir un complejo habitacional de 67 casas de interés social justo a un lado de una empresa aceitera (Productos y Lubricantes de Alta Tecnología, S.A. de C.V.).
Según información recabada a través de la Unidad de Transparencia del municipio, el director de Obras Públicas, Luis Ernesto Luna Ballesteros, otorgó la licencia a la Constructora Pakal, pese a que no existe un estudio de riesgo, manifestación de impacto ambiental ni dictamen sobre la modificación de uso de suelo de industrial a mixto.
Hubo cambio de uso de suelo
Licencia debió emitirse en base a estudios
Aunque el fraccionamiento de densidad alta plurifamiliar que se está construyendo en la calle Antonio Bravo 74, junto a la aceitera (EL INFORMADOR/21-09-09), tiene licencia de construcción, el ex director de Obras Públicas de Tlaquepaque (2004 a 2006), Antonio de León, señaló que éste se debió emitir con estudio de impacto ambiental y estudio de riesgo, los cuales no existen (Unidad de Transparencia del municipio, folio 634909).
Explicó vía telefónica que durante su gestión se hizo el cambio de uso de suelo de industrial a mixto en la zona, “porque ya estaba mezclada la industria, las casas, los negocios; ya era mixta. Entonces lo hicimos que fuera compatible”.
Sobre construir nuevas fincas, “para que se emita el dictamen se establecen condiciones y requisitos que deberá cumplir. En este caso el desarrollador, para que se pueda emitir la licencia definitiva en base al programa de uso de suelo, se requiere cumplir con los dos estudios (de impacto ambiental y de riesgo), y creo que habría habido elementos suficientes para que la autoridad negara la licencia; ésta no se da porque sólo porque el uso de suelo es compatible, hay otros requisitos”.
Dice que en los requisitos para darle la licencia le debieron haber señalado a la constructora Pakal ambos aspectos, los cuales, argumentan ellos, nunca les solicitaron.
“Cuando hay instalaciones riesgosas, como una gasolinera, una fábrica de aceites o donde se usa material flamable, se deberá de guardar una franja de amortiguamiento, pero independiente de eso, se debió haber cumplido con el estudio de riesgo, avalado por Protección Civil municipal o estatal”.
Antonio de León agrega que no sabe en qué términos se emitió la licencia, pero la misma autoridad no puede revertir el dictamen que ya emitió, a menos que intervenga la Procuraduría de Desarrollo Urbano (Prodeur). “Entonces sí pueden suspender o pedir que se suspenda la obra, se señalaría que se debe salvaguardar la integridad de los habitantes del desarrollo, porque la empresa ya estaba establecida”.
César Covarrubias vive en la misma cuadra que la empresa, a unos 30 metros, y piensa que sí puede ser riesgoso estar en la misma cuadra, aunque se llame Sekurity, porque se manejan combustibles “y hay calderas que preparan los aceites, sobre todo por las noches”. Además, dice, hay mucho ruido por las máquinas y “no dejan dormir”.
De acuerdo a su experiencia en la aceitera, donde trabajó años atrás, ésta cumple con la normatividad y “me consta que tienen medidas de seguridad, seguro contra incendios y todo para cumplir con el Iso 9000. A mí nunca me tocó ver que desecharan nada al drenaje o al río (ubicado cruzando la calle González Gallo, a una cuadra de Periférico)”.
Su finca, como otras tantas, es mucho más antigua que Productos y Lubricantes de Alta Tecnología S.A. de C.V. “No sabemos quién permitió que se instalaran industrias”.
Por otro lado, opina que el nuevo fraccionamiento que se está construyendo justo a un lado de las calderas tendría mucho más riesgo que ellos. “A nosotros el diesel también nos alcanzaría, si agarra fuego agarra todo, pero a estas familias les tocaría peor”.
A pesar de los olores y los ruidos, “todo ha sido tranquilo, ya nos acostumbramos; nunca ha habido un riesgo mayor”.
Las anécdotas de los olores son los más comunes entre los tres o cuatro vecinos más cercanos a Sekurity.
Una de las vecinas -que pidió anonimato- opina que la fábrica es la que debería irse, porque echa mucho químico “que te desespera, porque apesta por una o dos horas”, y hace mucho ruido. “¿Quién está mejor, las casas o la fábrica? Yo digo que nosotros. Antes había un vecino que quería quitarla y siempre que venían del municipio decían que todo estaba en regla”.
Dice que, en los casi 30 años que tiene viviendo ahí, le ha preguntado en varias ocasiones a los trabajadores si no hay descargas de aceites al drenaje o al río, “y siempre me han dicho que no, que cumplen con todo”.
Añade que uno de los habitantes de plano se mudó a otra colonia, “porque ya no aguantaba los olores”.
La señora con más antigüedad en la colonia –su papá construyó la finca hace más de 60 años-señala que ya están acostumbrados a la pestilencia –“huele como cuando funden plástico”- y no tienen ninguna intención de que retiren a la empresa, porque ya aguantaron así muchos años.
“El Ayuntamiento nunca ha hecho nada, porque sólo nos quejamos como cuatro o cinco casas, a los demás no les molesta, porque aquí son terrenos muy grandes… antes eran establos”.
De las casas que se están edificando junto a las calderas, cree que no se van a vender, porque se ven los tambos y por ahí llega toda el agua que escurre del Cerro del Cuatro y se inunda.
Faltan documentos
El lunes pasado, este diario publicó que en la Colonia Toluquilla, en Tlaquepaque, se pretende construir un complejo habitacional de 67 casas de interés social justo a un lado de una empresa aceitera (Productos y Lubricantes de Alta Tecnología, S.A. de C.V.).
Según información recabada a través de la Unidad de Transparencia del municipio, el director de Obras Públicas, Luis Ernesto Luna Ballesteros, otorgó la licencia a la Constructora Pakal, pese a que no existe un estudio de riesgo, manifestación de impacto ambiental ni dictamen sobre la modificación de uso de suelo de industrial a mixto.
Hubo cambio de uso de suelo
Licencia debió emitirse en base a estudios
Aunque el fraccionamiento de densidad alta plurifamiliar que se está construyendo en la calle Antonio Bravo 74, junto a la aceitera (EL INFORMADOR/21-09-09), tiene licencia de construcción, el ex director de Obras Públicas de Tlaquepaque (2004 a 2006), Antonio de León, señaló que éste se debió emitir con estudio de impacto ambiental y estudio de riesgo, los cuales no existen (Unidad de Transparencia del municipio, folio 634909).
Explicó vía telefónica que durante su gestión se hizo el cambio de uso de suelo de industrial a mixto en la zona, “porque ya estaba mezclada la industria, las casas, los negocios; ya era mixta. Entonces lo hicimos que fuera compatible”.
Sobre construir nuevas fincas, “para que se emita el dictamen se establecen condiciones y requisitos que deberá cumplir. En este caso el desarrollador, para que se pueda emitir la licencia definitiva en base al programa de uso de suelo, se requiere cumplir con los dos estudios (de impacto ambiental y de riesgo), y creo que habría habido elementos suficientes para que la autoridad negara la licencia; ésta no se da porque sólo porque el uso de suelo es compatible, hay otros requisitos”.
Dice que en los requisitos para darle la licencia le debieron haber señalado a la constructora Pakal ambos aspectos, los cuales, argumentan ellos, nunca les solicitaron.
“Cuando hay instalaciones riesgosas, como una gasolinera, una fábrica de aceites o donde se usa material flamable, se deberá de guardar una franja de amortiguamiento, pero independiente de eso, se debió haber cumplido con el estudio de riesgo, avalado por Protección Civil municipal o estatal”.
Antonio de León agrega que no sabe en qué términos se emitió la licencia, pero la misma autoridad no puede revertir el dictamen que ya emitió, a menos que intervenga la Procuraduría de Desarrollo Urbano (Prodeur). “Entonces sí pueden suspender o pedir que se suspenda la obra, se señalaría que se debe salvaguardar la integridad de los habitantes del desarrollo, porque la empresa ya estaba establecida”.