Jalisco
El mensaje en la botella
Mientras nadie decide, el deterioro de la calidad de vida en la ciudad camina a pasos agigantados
Cuesta trabajo entender en qué mundo viven los políticos y con qué lógica toman decisiones. La lucha por el 2012 está marcando de tal manera la agenda que no hay colaboración posible entre gobiernos municipales y el estatal. En corto pareciera que hasta están preocupados por la ciudad, pero en el ejercicio público, en lo que tiene que ver con la toma de decisión sólo hay un criterio: lo que le sirve al otro me perjudica a mí de cara a la siguiente elección y por lo tanto, me opongo.
Es perfectamente comprensible que los alcaldes que llegan no confíen, y menos a ciegas, en lo que ha hecho el Gobierno estatal. El plan de movilidad y el plan de movilidad no motorizada son perfectos ejemplos de ello. Pero una cosa es revisar el trabajo hecho para tener certezas de cómo y desde dónde se están tomando ciertas decisiones, y otra muy distinta es comenzar todo desde cero. Si de lo que se trata es de hacer estudios cada uno a su medida, se puede. Finalmente el que paga manda, pero el costo para la ciudad y para los propios presidentes municipales, que no van a tener tiempo de concretar decisión alguna, es terrible. En una visión muy chata del fenómeno electoral, los alcaldes están convencidos que ganaron por decir no al Macrobús y pretenden llevar este discurso a sus últimas consecuencias, lo cual es un grave error.
Mientras nadie decide, el deterioro de la calidad de vida en la ciudad camina a pasos agigantados. El fenómeno más preocupante hoy por hoy es la contaminación y contra eso no hay más que una solución, que es mejorar el transporte público y la movilidad no motorizada. Hacer pasos a desnivel y una Vía Express soluciona una pequeña parte del problema, pero no cambia en nada la dinámica de la ciudad. Es como tratar de parar una hemorragia con curitas. El tamaño de la herida requiere de una intervención mayor y los que tenemos como médicos son unos expertos que discuten las tecnologías de punta, mientras el paciente se desangra.
Los alcaldes tienen uno, a lo sumo tres meses más, para tomar decisiones y un año y medio para operarlas. Lo que no hagan en ese tiempo, ya no lo hicieron. En tres meses no van a lograr un estudio de movilidad no motorizada mejor que el que ya existe, ni va a tener datos distintos de origen y destino de los que ya hay. Si no se ponen las pilas y comienzan a tomar decisiones, con el riesgo de no tomar la mejor decisión o incluso equivocarse, van a sofocar la alternancia.
El voto de 2009 no fue en contra del Macrobús, fue un voto por una opción distinta ante el desgaste y la inoperancia del estilo panista de gobernar y los alcaldes priistas están echando por la borda la esperanza porque no leyeron bien el mensaje de la botella.
Es perfectamente comprensible que los alcaldes que llegan no confíen, y menos a ciegas, en lo que ha hecho el Gobierno estatal. El plan de movilidad y el plan de movilidad no motorizada son perfectos ejemplos de ello. Pero una cosa es revisar el trabajo hecho para tener certezas de cómo y desde dónde se están tomando ciertas decisiones, y otra muy distinta es comenzar todo desde cero. Si de lo que se trata es de hacer estudios cada uno a su medida, se puede. Finalmente el que paga manda, pero el costo para la ciudad y para los propios presidentes municipales, que no van a tener tiempo de concretar decisión alguna, es terrible. En una visión muy chata del fenómeno electoral, los alcaldes están convencidos que ganaron por decir no al Macrobús y pretenden llevar este discurso a sus últimas consecuencias, lo cual es un grave error.
Mientras nadie decide, el deterioro de la calidad de vida en la ciudad camina a pasos agigantados. El fenómeno más preocupante hoy por hoy es la contaminación y contra eso no hay más que una solución, que es mejorar el transporte público y la movilidad no motorizada. Hacer pasos a desnivel y una Vía Express soluciona una pequeña parte del problema, pero no cambia en nada la dinámica de la ciudad. Es como tratar de parar una hemorragia con curitas. El tamaño de la herida requiere de una intervención mayor y los que tenemos como médicos son unos expertos que discuten las tecnologías de punta, mientras el paciente se desangra.
Los alcaldes tienen uno, a lo sumo tres meses más, para tomar decisiones y un año y medio para operarlas. Lo que no hagan en ese tiempo, ya no lo hicieron. En tres meses no van a lograr un estudio de movilidad no motorizada mejor que el que ya existe, ni va a tener datos distintos de origen y destino de los que ya hay. Si no se ponen las pilas y comienzan a tomar decisiones, con el riesgo de no tomar la mejor decisión o incluso equivocarse, van a sofocar la alternancia.
El voto de 2009 no fue en contra del Macrobús, fue un voto por una opción distinta ante el desgaste y la inoperancia del estilo panista de gobernar y los alcaldes priistas están echando por la borda la esperanza porque no leyeron bien el mensaje de la botella.