Jalisco
Detectan 260 fincas en riesgo de colapso en Guadalajara
El Patronato del Centro Histórico invita a los propietarios a acercarse para conocer las distintas alternativas existentes para apoyar la restauración
GUADALAJARA, JALISCO (16/JUNIO/2010).- En el Centro Histórico de Guadalajara se tienen contabilizadas alrededor de 260 fincas que se encuentran en mal estado y que, por lo tanto, están en riesgo de colapso, una condición que se agrava durante el temporal de lluvias.
Los registros que compartió el director general del Patronato del Centro Histórico, Barrios y Zonas Tradicionales de la Ciudad de Guadalajara, el arquitecto Juan Antonio Naranjo Hernández, se elaboraron durante el año 2009, sin embargo, los cambios que se dan de un año a otro, aclara, no son en realidad drásticos.
“Es más o menos la misma cantidad de fincas (en riesgo de colapso), varía muy poquito, estimo que se reportan de dos a tres adicionales, a lo sumo, pero hay otras (fincas) que logran repararse. Es más o menos estable entre las 200 y 280, que son las que detectamos que tienen alguna problemática, o las que tradicionalmente han estado abandonadas”, señaló el arquitecto.
Es decir, el censo que elabora la autoridad municipal se ha mantenido constante en los últimos años debido al equilibrio que se ha generando entre las nuevas fincas que entran en este registro, con las que han logrado salir de él mediante su intervención y mejoramiento.
“Sí se atiende el tema, lo que pasa es que se atiende poco a poco; normalmente son fincas en las que es muy difícil localizar a los propietarios, entonces no se tiene mucha capacidad para intervenirlas. Es un procedimiento tortuoso poder entrar (en las fincas)”.
El director general del Patronato mencionó que hasta hace pocos años, luego de las primeras lluvias del temporal, se acostumbraba realizar un vuelo en el helicóptero de la Policía de Guadalajara sobre el Centro Histórico con el que se podían detectar las azoteas que guardan o conservan el agua, lo que, a su vez, le permitía a la autoridad municipal adoptar una estrategia preventiva para evitar sus colapsos por el peso del líquido retenido.
“Creo que sería muy buena idea reactivar esta práctica. Es tan sencillo como ver los espejos de agua que quedan en las azoteas después de la lluvia, para poder ver si hay fincas con estancamientos y notificarlas a las direcciones correspondientes y que tienen capacidad de intervenir, como Protección Civil”.
La existencia de estas fincas en pésimo estado en el Centro Histórico es atribuida por Naranjo Hernández a dos factores principalmente: primero, a la incapacidad económica de sus propietarios para poner en marcha las acciones de restauración que requieren; segundo, el desconocimiento y la falta de difusión sobre las distintas alternativas con que cuenta el Ayuntamiento de Guadalajara para apoyar —incluso financieramente— su mejoramiento.
Para el arquitecto, por lo tanto, la idea generalizada sobre una supuesta sobrerregulación en materia de protección patrimonial que obstaculiza al máximo el aprovechamiento de estas fincas, al grado de volver conveniente su derribo o colapso, se ha vuelto más bien un mito.
“En realidad, el reglamento permite una intervención muy amplia en estos inmuebles, incluso, cuando son ya inmuebles muy dañados se puede preservar una parte y construir otras cosas en lo que pudiera ser demolido, el problema es que a veces no se acercan (los propietarios)”.
Entre el marco jurídico que regula estas intervenciones se encuentra el Reglamento para la Zona denominada Centro Histórico, Barrios y Zonas Tradicionales de Guadalajara, el Reglamento del Programa de Redensificación de Inmuebles y Conservación del Patrimonio Cultural de Guadalajara y la Ley del Patrimonio Cultural y Natural del Estado de Jalisco.
El arquitecto hizo, pues, una invitación a las personas para que se acerquen al Patronato y conozcan las distintas opciones existentes para restaurar sus fincas, por ejemplo, el mecanismo de transferencia de derechos de desarrollo, por el que se pueden dar aportaciones económicas a fondo perdido.
“Es cuestión de acercarse para solicitar las bases y que nosotros hagamos los diagnósticos correspondientes. También se puede intervenir con programas como ‘Pintemos juntos Guadalajara’ y algunos otros elementos que seguramente el Ayuntamiento estaría muy dispuesto a trabajar. Sin embargo, sí se requiere mucha difusión.
Requerimos de los medios, para que la gente se entere que existen este tipo de facultades y capacidades, pero sí hay suficientes herramientas para evitar 100% que estas cosas ocurran”.
Frase
“Hay una idea que me parece totalmente errónea de que estas fincas únicamente sirven para demolerse y hacer estacionamientos ”.
Juan Antonio Naranjo, director del Patronato del Centro Histórico.
Para saber
Los monumentos históricos son todos aquellos bienes vinculados con la historia de la nación desde el establecimiento de la cultura hispánica en el país. Son monumentos históricos los templos construidos entre el Siglo XVI y el XIX, y los edificios civiles de la misma época con valor cultural.
La Ley federal sobre monumentos y zonas arqueológicas, artísticas e históricas, establece que el responsable de la restauración de monumentos históricos es el Instituto Nacional de Antropología e Historia ( INAH). Pueden intervenir autoridades locales, pero el INAH siempre debe supervisar los trabajos.
Los registros que compartió el director general del Patronato del Centro Histórico, Barrios y Zonas Tradicionales de la Ciudad de Guadalajara, el arquitecto Juan Antonio Naranjo Hernández, se elaboraron durante el año 2009, sin embargo, los cambios que se dan de un año a otro, aclara, no son en realidad drásticos.
“Es más o menos la misma cantidad de fincas (en riesgo de colapso), varía muy poquito, estimo que se reportan de dos a tres adicionales, a lo sumo, pero hay otras (fincas) que logran repararse. Es más o menos estable entre las 200 y 280, que son las que detectamos que tienen alguna problemática, o las que tradicionalmente han estado abandonadas”, señaló el arquitecto.
Es decir, el censo que elabora la autoridad municipal se ha mantenido constante en los últimos años debido al equilibrio que se ha generando entre las nuevas fincas que entran en este registro, con las que han logrado salir de él mediante su intervención y mejoramiento.
“Sí se atiende el tema, lo que pasa es que se atiende poco a poco; normalmente son fincas en las que es muy difícil localizar a los propietarios, entonces no se tiene mucha capacidad para intervenirlas. Es un procedimiento tortuoso poder entrar (en las fincas)”.
El director general del Patronato mencionó que hasta hace pocos años, luego de las primeras lluvias del temporal, se acostumbraba realizar un vuelo en el helicóptero de la Policía de Guadalajara sobre el Centro Histórico con el que se podían detectar las azoteas que guardan o conservan el agua, lo que, a su vez, le permitía a la autoridad municipal adoptar una estrategia preventiva para evitar sus colapsos por el peso del líquido retenido.
“Creo que sería muy buena idea reactivar esta práctica. Es tan sencillo como ver los espejos de agua que quedan en las azoteas después de la lluvia, para poder ver si hay fincas con estancamientos y notificarlas a las direcciones correspondientes y que tienen capacidad de intervenir, como Protección Civil”.
La existencia de estas fincas en pésimo estado en el Centro Histórico es atribuida por Naranjo Hernández a dos factores principalmente: primero, a la incapacidad económica de sus propietarios para poner en marcha las acciones de restauración que requieren; segundo, el desconocimiento y la falta de difusión sobre las distintas alternativas con que cuenta el Ayuntamiento de Guadalajara para apoyar —incluso financieramente— su mejoramiento.
Para el arquitecto, por lo tanto, la idea generalizada sobre una supuesta sobrerregulación en materia de protección patrimonial que obstaculiza al máximo el aprovechamiento de estas fincas, al grado de volver conveniente su derribo o colapso, se ha vuelto más bien un mito.
“En realidad, el reglamento permite una intervención muy amplia en estos inmuebles, incluso, cuando son ya inmuebles muy dañados se puede preservar una parte y construir otras cosas en lo que pudiera ser demolido, el problema es que a veces no se acercan (los propietarios)”.
Entre el marco jurídico que regula estas intervenciones se encuentra el Reglamento para la Zona denominada Centro Histórico, Barrios y Zonas Tradicionales de Guadalajara, el Reglamento del Programa de Redensificación de Inmuebles y Conservación del Patrimonio Cultural de Guadalajara y la Ley del Patrimonio Cultural y Natural del Estado de Jalisco.
El arquitecto hizo, pues, una invitación a las personas para que se acerquen al Patronato y conozcan las distintas opciones existentes para restaurar sus fincas, por ejemplo, el mecanismo de transferencia de derechos de desarrollo, por el que se pueden dar aportaciones económicas a fondo perdido.
“Es cuestión de acercarse para solicitar las bases y que nosotros hagamos los diagnósticos correspondientes. También se puede intervenir con programas como ‘Pintemos juntos Guadalajara’ y algunos otros elementos que seguramente el Ayuntamiento estaría muy dispuesto a trabajar. Sin embargo, sí se requiere mucha difusión.
Requerimos de los medios, para que la gente se entere que existen este tipo de facultades y capacidades, pero sí hay suficientes herramientas para evitar 100% que estas cosas ocurran”.
Frase
“Hay una idea que me parece totalmente errónea de que estas fincas únicamente sirven para demolerse y hacer estacionamientos ”.
Juan Antonio Naranjo, director del Patronato del Centro Histórico.
Para saber
Los monumentos históricos son todos aquellos bienes vinculados con la historia de la nación desde el establecimiento de la cultura hispánica en el país. Son monumentos históricos los templos construidos entre el Siglo XVI y el XIX, y los edificios civiles de la misma época con valor cultural.
La Ley federal sobre monumentos y zonas arqueológicas, artísticas e históricas, establece que el responsable de la restauración de monumentos históricos es el Instituto Nacional de Antropología e Historia ( INAH). Pueden intervenir autoridades locales, pero el INAH siempre debe supervisar los trabajos.