Jalisco

Agenda de competitividad

En ninguna otra ciudad del país se abren tantos negocios, la mayoría pequeños o micro, como aquí, pero en ninguna otra es tan complicado como aquí

El tema en el mundo se llama competitividad y es entre ciudades, no entre países. Y las ciudades no son los municipios, ni siquiera las zonas metropolitanas, sino las regiones que lideran. Medirnos y compararnos es fundamental para saber dónde estamos, y eso el IMCO (Instituto Mexicano de la Competitividad) lo hace muy bien. La mala noticia que nos da el IMCO este año (hay que tener claro que el estudio 2010 que se acaba de presentar está elaborado con datos del cierre 2008) es que la Guadalajara metropolitana está en el lugar número 16 en competitividad entre las ciudades del país, algunas de ellas, por tamaño y vocación, no son realmente competencia para Guadalajara, pero muchas de las que sí son competencia están por encima de nosotros. La buena noticia es que la mayoría de los elementos que tienden a reducir la competitividad de la ciudad están en el sector gubernamental, lo cual quiere decir que son relativamente más fáciles de corregir.

Guadalajara, que sigue siendo la gran ciudad de la pequeña industria, como la bautizó en los años ochenta la antropóloga Patricia Arias, es al mismo tiempo una de las ciudades donde más trabas se pone a la apertura de negocios. En ninguna otra ciudad del país se abren tantos negocios, la mayoría pequeños o micro, como aquí, pero en ninguna otra es tan complicado como aquí. Abrir una empresa en Guadalajara es barato, en términos de licencias, pero muy caro en tiempo: 30 días en promedio (y muy probablemente esto lo haga también muy caro en términos de corrupción). Pero lo que más pesa sigue siendo la inseguridad jurídica y que tiene que ver fundamentalmente con dos factores: la poca eficiencia del sistema judicial y un viejo y arcaico sistema de propiedad.

La parte positiva está en los sectores precursores. Mal que bien, la economía jalisciense, que comparativamente tuvo poco desarrollo industrial, logró darle la vuelta al problema en los últimos 15 años, metiéndose de lleno a la nueva economía. Tenemos sectores económicos, como la electrónica, el software, recientemente la animación y la producción de alimentos de alta tecnología, que están jalando la economía de la ciudad a la modernización. Ahora sí que es mucho más fácil para los gobiernos (y para la sociedad) corregir los problemas de administración pública y de administración de justicia que generar nuevos sectores económicos. Lo primero puede llevar años, lo segundo se mide en lustros.

En Guadalajara el principal factor de atracción de inversión, según el estudio de The Economist de hace tres años, era lo bajo de los salarios. Eso sigue ahí como un factor de atracción e inversiones pero como un lastre en la competitividad. Nuestro ingreso promedio es 60% del de Monterrey, lo cual hace que el mercado, en ciudades del mismo tamaño, valga 40% menos. El Gobierno no puede hacer, como por momentos lo pretende el gobernador, que los salarios suban. Lo que le toca es generar las condiciones de competitividad que le tocan al Gobierno: su agenda y la de los alcaldes en este tema está clarísima.

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