Jalisco
Aficionados protestan y exigen boletos para el Clásico
Contadas personas accedían a la taquilla. Se trataba de quienes llevaban la clave obtenida en internet
ZAPOPAN, JALISCO (05/ABR/2012).- El clamor fue general y el grito unánime: “¡Queremos boletos!”. Cientos de personas fuera del Estadio Omnilife, frenadas por un cerco pobremente custodiado. La taquilla, a lo lejos, tenía lo anhelado: boletos para el Chivas vs. América.
Para algunos la espera fue larga. “Dormimos aquí y nadie nos dijo que no venderían boletos”, explicó un aficionado, que viene desde Tijuana y que vacaciona en la ciudad. Eran muchos más que los encargados de seguridad. Se decidieron y superaron el cerco. Avanzaron corriendo rumbo a las taquillas.
A pocos metros de su meta, se toparon con otra valla. Entonces, el ánimo se había “calentado” lo suficiente para que el ambiente fuera tenso, como en pocas ocasiones. Alguien increpó a un vigilante; cerca estuvieron de comenzar los golpes. Otros elementos de seguridad contuvieron a su compañero y varios se preocupaban por la presencia de cámaras. Amenazaban con “vetar” a los medios de comunicación que tomaran imágenes de lo ocurrido, pero el conato no pasó a mayores.
Contadas personas accedían a la taquilla. Se trataba de quienes llevaban la clave obtenida en internet.
Poco a poco, la multitud se desintegró. Con tristeza en el rostro, se retiró la mayoría. Después, los últimos corrieron la misma suerte. Al final, sólo fue un conato. No hubo golpes... tampoco boletos.
Para algunos la espera fue larga. “Dormimos aquí y nadie nos dijo que no venderían boletos”, explicó un aficionado, que viene desde Tijuana y que vacaciona en la ciudad. Eran muchos más que los encargados de seguridad. Se decidieron y superaron el cerco. Avanzaron corriendo rumbo a las taquillas.
A pocos metros de su meta, se toparon con otra valla. Entonces, el ánimo se había “calentado” lo suficiente para que el ambiente fuera tenso, como en pocas ocasiones. Alguien increpó a un vigilante; cerca estuvieron de comenzar los golpes. Otros elementos de seguridad contuvieron a su compañero y varios se preocupaban por la presencia de cámaras. Amenazaban con “vetar” a los medios de comunicación que tomaran imágenes de lo ocurrido, pero el conato no pasó a mayores.
Contadas personas accedían a la taquilla. Se trataba de quienes llevaban la clave obtenida en internet.
Poco a poco, la multitud se desintegró. Con tristeza en el rostro, se retiró la mayoría. Después, los últimos corrieron la misma suerte. Al final, sólo fue un conato. No hubo golpes... tampoco boletos.