Internacional
Visitan a “La Morena” para obtener un trabajo
El hombre se ha puesto en fila detrás de una multitud que enciende veladoras
CIUDAD DE MÉXICO.- El hombre se ha puesto en fila detrás de una multitud que enciende veladoras y las coloca devotamente sobre el nicho de los milagros, en uno de los costados de la Basílica de Guadalupe. Recibe un llamado en su teléfono móvil.
Le recuerdan la comida de la una treinta y él se disculpa. A esa hora, dice, estará en misa, y la ceremonia le resulta imprescindible: hizo una manda a la Virgen y no puede fallar.
“Era mi novia”, revela minutos después, cuando ha encendido su propia veladora, como gesto de gratitud. Dice que es contador público y que se llama Gilberto. En febrero fue despedido de su antiguo trabajo y, tras una plegaria en mayo, en ese mismo santuario, recibió una oferta laboral a mediados de julio. “Vengo a cumplir mi promesa”.
Ofrendas como esa pueden contarse por miles a través del año, pero los primeros días de diciembre sobrepasan el millón. Así que cuando el contador penetra al templo para acudir al rito, a medio día del miércoles, su veladora es retirada por uno de los empleados de la Basílica, junto con otros cientos de cirios, para darle cabida a los que vienen en procesión con más candelas.
Le recuerdan la comida de la una treinta y él se disculpa. A esa hora, dice, estará en misa, y la ceremonia le resulta imprescindible: hizo una manda a la Virgen y no puede fallar.
“Era mi novia”, revela minutos después, cuando ha encendido su propia veladora, como gesto de gratitud. Dice que es contador público y que se llama Gilberto. En febrero fue despedido de su antiguo trabajo y, tras una plegaria en mayo, en ese mismo santuario, recibió una oferta laboral a mediados de julio. “Vengo a cumplir mi promesa”.
Ofrendas como esa pueden contarse por miles a través del año, pero los primeros días de diciembre sobrepasan el millón. Así que cuando el contador penetra al templo para acudir al rito, a medio día del miércoles, su veladora es retirada por uno de los empleados de la Basílica, junto con otros cientos de cirios, para darle cabida a los que vienen en procesión con más candelas.