Internacional
Derechos Humanos insta a apoyar la ''primavera árabe''
La organización Human Rights Watch afirma que hay gobiernos que se abstienen de apoyar movimientos antiautoritarios
EL CAIRO, EGIPTO (23/ENE/2012).- La organización Human Rights Watch (HRW) urgió a apoyar a los protagonistas de la “primavera árabe”, una movilización popular contra regímenes autoritarios, los cuales contaban o aún cuentan con la anuencia de las potencias occidentales y otros países.
“Muchas de las principales democracias del mundo (...) siguen manteniendo una alianza reticente con los manifestantes, debido a la preocupación que supondría poner estos países de importancia fundamental en manos de sus ciudadanos”, estimó Kenneth Roth, director ejecutivo de la HRW, que divulgó su informe mundial sobre derechos humanos en 2011 en El Cairo.
Este informe, según el cual Cuba sigue siendo el único país latinoamericano que reprime todo disenso, los derechos humanos se deterioran en Venezuela y la represión del crimen organizado incrementa la violencia en México, fue presentado en la capital egipcia tres días antes del primer aniversario del inicio de la movilización popular contra el entonces presidente Hosni Mubarak.
“La Primavera Árabe demostró que muchas personas en la región no estaban de acuerdo en la cómoda complacencia occidental con el régimen autocrático. Ya no estaban dispuestas a someterse pasivamente a gobernantes que sólo buscaban su beneficio propio, y comenzaron a insistir en convertirse en ciudadanos de pleno derecho en sus países”.
El director ejecutivo de HRW insta a dejar de lado “la falacia de la ‘excepción árabe’”, que ha permitido justificar el apoyo a regímenes autoritarios con el pretexto de mantener la estabilidad en Medio Oriente, luchar contra el islamismo o el “terrorismo” o garantizar el abastecimiento de petróleo.
“Por último, Occidente, en particular la Unión Europea (UE), recurrió a los gobiernos autoritarios de la región para que ayudaran a frenar la migración”
Agregó: “La respuesta a la Primavera Árabe de algunos gobiernos democráticos de países meridionales, como Brasil, India y Sudáfrica, ha sido más decepcionante”.
Para Roth, “a pesar de haber logrado gobiernos responsables y el imperio de la ley en sus países, estas democracias meridionales sólo mostraron un interés esporádico en ayudar a la población del mundo árabe, que estaba luchando por lograr el mismo objetivo”.
Mientras tanto, la participación de “los gobiernos de la Liga Árabe, (que) han tratado históricamente de defenderse unos a otros frente a cualquier tipo de crítica en materia de derechos humanos (...) se ha vuelto más constructiva”.
Mientras tanto, la participación de “los gobiernos de la Liga Árabe, (que) han tratado históricamente de defenderse unos a otros frente a cualquier tipo de crítica en materia de derechos humanos (...) se ha vuelto más constructiva”.
El directivo afirmó que era previsible que los gobiernos dictatoriales se atemorizaran ante el precedente del derrocamiento popular de los regímenes autoritarios.
“China adoptó medidas extraordinarias para prevenir ‘las manifestaciones del jazmín’, inspiradas en la Revolución del Jazmín de Túnez”.
Roth sentenció: “Desde Zimbabue a Irán, Sudán a Uzbekistán, Cuba a Rusia, Etiopía a Vietnam, los autócratas viven atemorizados por la clase de poder popular demostrado en la Primavera Árabe”.
Dictaduras terminadas
Las “víctimas”
Ben Alí, ex presidente de Túnez, abandonó el poder el 14 de enero de 2011 tras una revuelta popular que arrancó el 17 de diciembre anterior. Fue el movimiento causande de la inercia en otros países con regímenes de hasta más de 40 años de antigüedad.
El 11 de febrero de 2011 el presidente egipcio, Hosni Mubarak, renunció a la presidencia tras dieciocho días de disturbios en el país. Durante las protestas, la cifra oficial del ministerio de Salud indica que murieron 365 personas.
Muamar Gadhafi, dictador de Libia durante 42 años y que se aferró al poder como ningún otro, murió el 20 de octubre del año pasado a manos de los rebeldes, tras varios meses en los que la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN) invadió el territorio libio para la captura del extinto jefe de Estado.
Ayer, el presidente yemení, Alí Abdalá Saleh, abandonó el país y, aunque prometió volver, pidió disculpas por sus errores.
“Muchas de las principales democracias del mundo (...) siguen manteniendo una alianza reticente con los manifestantes, debido a la preocupación que supondría poner estos países de importancia fundamental en manos de sus ciudadanos”, estimó Kenneth Roth, director ejecutivo de la HRW, que divulgó su informe mundial sobre derechos humanos en 2011 en El Cairo.
Este informe, según el cual Cuba sigue siendo el único país latinoamericano que reprime todo disenso, los derechos humanos se deterioran en Venezuela y la represión del crimen organizado incrementa la violencia en México, fue presentado en la capital egipcia tres días antes del primer aniversario del inicio de la movilización popular contra el entonces presidente Hosni Mubarak.
“La Primavera Árabe demostró que muchas personas en la región no estaban de acuerdo en la cómoda complacencia occidental con el régimen autocrático. Ya no estaban dispuestas a someterse pasivamente a gobernantes que sólo buscaban su beneficio propio, y comenzaron a insistir en convertirse en ciudadanos de pleno derecho en sus países”.
El director ejecutivo de HRW insta a dejar de lado “la falacia de la ‘excepción árabe’”, que ha permitido justificar el apoyo a regímenes autoritarios con el pretexto de mantener la estabilidad en Medio Oriente, luchar contra el islamismo o el “terrorismo” o garantizar el abastecimiento de petróleo.
“Por último, Occidente, en particular la Unión Europea (UE), recurrió a los gobiernos autoritarios de la región para que ayudaran a frenar la migración”
Agregó: “La respuesta a la Primavera Árabe de algunos gobiernos democráticos de países meridionales, como Brasil, India y Sudáfrica, ha sido más decepcionante”.
Para Roth, “a pesar de haber logrado gobiernos responsables y el imperio de la ley en sus países, estas democracias meridionales sólo mostraron un interés esporádico en ayudar a la población del mundo árabe, que estaba luchando por lograr el mismo objetivo”.
Mientras tanto, la participación de “los gobiernos de la Liga Árabe, (que) han tratado históricamente de defenderse unos a otros frente a cualquier tipo de crítica en materia de derechos humanos (...) se ha vuelto más constructiva”.
Mientras tanto, la participación de “los gobiernos de la Liga Árabe, (que) han tratado históricamente de defenderse unos a otros frente a cualquier tipo de crítica en materia de derechos humanos (...) se ha vuelto más constructiva”.
El directivo afirmó que era previsible que los gobiernos dictatoriales se atemorizaran ante el precedente del derrocamiento popular de los regímenes autoritarios.
“China adoptó medidas extraordinarias para prevenir ‘las manifestaciones del jazmín’, inspiradas en la Revolución del Jazmín de Túnez”.
Roth sentenció: “Desde Zimbabue a Irán, Sudán a Uzbekistán, Cuba a Rusia, Etiopía a Vietnam, los autócratas viven atemorizados por la clase de poder popular demostrado en la Primavera Árabe”.
Dictaduras terminadas
Las “víctimas”
Ben Alí, ex presidente de Túnez, abandonó el poder el 14 de enero de 2011 tras una revuelta popular que arrancó el 17 de diciembre anterior. Fue el movimiento causande de la inercia en otros países con regímenes de hasta más de 40 años de antigüedad.
El 11 de febrero de 2011 el presidente egipcio, Hosni Mubarak, renunció a la presidencia tras dieciocho días de disturbios en el país. Durante las protestas, la cifra oficial del ministerio de Salud indica que murieron 365 personas.
Muamar Gadhafi, dictador de Libia durante 42 años y que se aferró al poder como ningún otro, murió el 20 de octubre del año pasado a manos de los rebeldes, tras varios meses en los que la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN) invadió el territorio libio para la captura del extinto jefe de Estado.
Ayer, el presidente yemení, Alí Abdalá Saleh, abandonó el país y, aunque prometió volver, pidió disculpas por sus errores.