Internacional
Dan último adiós a menor de las víctimas en Tucson
En las calles, cientos de personas muestran solidaridad con la niña de nueve años nacida el 11 de septiembre de 2001
TUCSON, ESTADOS UNIDOS (14/ENE/2011).- Dos hechos destacables en Estados Unidos a raíz del tiroteo en Arizona ocupan la opinión pública en la Unión Americana. El primero de ellos, el funeral de Christina Taylor Green, la más joven de las seis personas que perdieron la vida en el incidente. El evento no pasó desapercibido por la población: cientos de ciudadanos acudieron iglesia Elizabeth Ann Seton, lugar en el cual los restos fueron despedidos.
Como si se tratara más de un acto conmemorativo, 18 personas se presentaron vestidas de ángeles, con enormes alas blancas que incluso superaban el tamaño de quienes las portaban. Carteles colocados alrededor del recinto religioso mostraban frases como “Tucson te perdió, pero ahora el cielo tiene un nuevo ángel”.
La corta historia de Tylor Green tiene un hecho que resalta: nació el 11 de septiembre del 2001. En aquella ocasión, los ataques terroristas a las Torres Gemelas en Estados Unidos conmocionaron al mundo. Incluso, Christina formó parte de un álbum fotográfico que se tituló “Rostros de la Esperanza”.
Una bandera que sobrevivió a dicho atentado fue colocada fuera de la iglesia donde yacían los restos de la menor.
Durante un homenaje realizado por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, por las seis víctimas del ataque, éste también recordó especialmente a la menor. Ante unas 26 personas que se dieron cita en el campus de la Universidad de Arizona, el mandatario dijo: “Aquí estaba una niña que acababa de tomar conciencia de nuestra democracia, empezando a comprender las obligaciones ciudadanas, empezando a vislumbrar que algún día, también, podría desempeñar un papel en la conformación de su futura nación”. Obama agregó: “Quiero estar a la altura de sus expectativas. Quiero que nuestra democracia sea tan buena como Christina la imagino. Quiero que Estados Unidos sea tan bueno como ella lo imaginaba”.
El otro hecho, fue la evolución de la congresista Gabrielle Giffords, herida en la cabeza durante el tiroteo. “Está mostrando reacciones más y más espontáneas (...) ya es capaz de mover ambas piernas”, señaló Michael Lemole, neurocirujano del Centro Médico de la Universidad de Arizona. Según el especialista, Giffords había abierto los ojos por primera vez durante la visita que realizó Barack Obama.
En la investigación sobre el ataque, Rick Kastigar, comisario policial del condado de Pima, indicó que fue encontrada una bolsa negra con munición, la cual pertenecería a Jared Loughner, presunto culpable del tiroteo que dejó seis personas muertas. El hallazgo fue de un joven de 18 años, en un barrio cercano a la zona donde vive el acusado.
PERFIL
Héroe de origen mexicano
Daniel Hernández
Se le considera como el héroe que prestó los primeros auxilios a la congresista herida en Tucson, algo que rechaza. Daniel es un hispano estudiante de la Universidad de Arizona. Originario de Tucson, es hijo de padre estadounidense y madre mexicana proveniente de Sonora. Tiene 20 años de edad.
Conocía desde hace años a la congresista Gabrielle Giffords, pero apenas fungía como su ayudante voluntario desde cinco días previos al tiroteo. Cuenta con conocimientos en primeros auxilios, debido a que recibió formación como auxiliar de enfermería y en flebotomía.
CRÓNICA
Un hispano salva la vida de su jefa
TUCSON.- Su piel morena es evidencia de su ascendencia hispana, tanto como su nombre y apellido. Los gestos que se muestran en las fotografías dejan ver a alguien que, con discurso firme, insiste: “No soy un héore”.
Probablemente durante los cinco días previos al incidente, y quizá en toda su vida, Daniel Hernández nunca imaginó que sería etiquetado de tal manera.
Transcurría la tarde del octavo día del año. Apenas cinco días atrás, Daniel Hernández había comenzado a servir a su nueva jefa: la congresista demócrata Gabrielle Giffords. “Todo fue muy rápido”, declararía después de la tragedia que le quitó la vida a seis personas. El hecho es que, como si se tratara de un juego en el que gana el que piensa más rápido, Hernández atravesó el caos y echando mano de los conocimientos que en alguna etapa de su vida obtuvo sobre primeros auxilios, salvó la vida de la legisladora.
Hernández levantó a Giffords, la sentó correctamente para evitar el riesgo que se asfixiará con su propia sangre, y se quedó con ella pacientemente, con su mano encima de la herida, hasta que llegó la ambulancia.
Recibir el reconocimiento del presidente de Estados Unidos es algo que no pasa a diario ni a cualquiera; que alguien rechace tal condecoración, tampoco. Como si el temple que se mantiene luego de una balacera para evitar que alguien se desangre y peor aún, que se ahogue con sus propios fluidos, no fuera necesario, Daniel Hernández deja en claro que él no es un héroe. Obama refuta: sí lo es. A tal afirmación le responde una multitud con una ovación recibida a quien parece haber salido del anonimato sin desearlo.
Si la modestia es falsa o verdadera es algo que no se puede saber. Lo que sí es seguro, es que el responsable de que Gabrielle Giffords pueda presumir de haber sobrevivido a un atentado se llama Daniel Hernández.
Como si se tratara más de un acto conmemorativo, 18 personas se presentaron vestidas de ángeles, con enormes alas blancas que incluso superaban el tamaño de quienes las portaban. Carteles colocados alrededor del recinto religioso mostraban frases como “Tucson te perdió, pero ahora el cielo tiene un nuevo ángel”.
La corta historia de Tylor Green tiene un hecho que resalta: nació el 11 de septiembre del 2001. En aquella ocasión, los ataques terroristas a las Torres Gemelas en Estados Unidos conmocionaron al mundo. Incluso, Christina formó parte de un álbum fotográfico que se tituló “Rostros de la Esperanza”.
Una bandera que sobrevivió a dicho atentado fue colocada fuera de la iglesia donde yacían los restos de la menor.
Durante un homenaje realizado por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, por las seis víctimas del ataque, éste también recordó especialmente a la menor. Ante unas 26 personas que se dieron cita en el campus de la Universidad de Arizona, el mandatario dijo: “Aquí estaba una niña que acababa de tomar conciencia de nuestra democracia, empezando a comprender las obligaciones ciudadanas, empezando a vislumbrar que algún día, también, podría desempeñar un papel en la conformación de su futura nación”. Obama agregó: “Quiero estar a la altura de sus expectativas. Quiero que nuestra democracia sea tan buena como Christina la imagino. Quiero que Estados Unidos sea tan bueno como ella lo imaginaba”.
El otro hecho, fue la evolución de la congresista Gabrielle Giffords, herida en la cabeza durante el tiroteo. “Está mostrando reacciones más y más espontáneas (...) ya es capaz de mover ambas piernas”, señaló Michael Lemole, neurocirujano del Centro Médico de la Universidad de Arizona. Según el especialista, Giffords había abierto los ojos por primera vez durante la visita que realizó Barack Obama.
En la investigación sobre el ataque, Rick Kastigar, comisario policial del condado de Pima, indicó que fue encontrada una bolsa negra con munición, la cual pertenecería a Jared Loughner, presunto culpable del tiroteo que dejó seis personas muertas. El hallazgo fue de un joven de 18 años, en un barrio cercano a la zona donde vive el acusado.
PERFIL
Héroe de origen mexicano
Daniel Hernández
Se le considera como el héroe que prestó los primeros auxilios a la congresista herida en Tucson, algo que rechaza. Daniel es un hispano estudiante de la Universidad de Arizona. Originario de Tucson, es hijo de padre estadounidense y madre mexicana proveniente de Sonora. Tiene 20 años de edad.
Conocía desde hace años a la congresista Gabrielle Giffords, pero apenas fungía como su ayudante voluntario desde cinco días previos al tiroteo. Cuenta con conocimientos en primeros auxilios, debido a que recibió formación como auxiliar de enfermería y en flebotomía.
CRÓNICA
Un hispano salva la vida de su jefa
TUCSON.- Su piel morena es evidencia de su ascendencia hispana, tanto como su nombre y apellido. Los gestos que se muestran en las fotografías dejan ver a alguien que, con discurso firme, insiste: “No soy un héore”.
Probablemente durante los cinco días previos al incidente, y quizá en toda su vida, Daniel Hernández nunca imaginó que sería etiquetado de tal manera.
Transcurría la tarde del octavo día del año. Apenas cinco días atrás, Daniel Hernández había comenzado a servir a su nueva jefa: la congresista demócrata Gabrielle Giffords. “Todo fue muy rápido”, declararía después de la tragedia que le quitó la vida a seis personas. El hecho es que, como si se tratara de un juego en el que gana el que piensa más rápido, Hernández atravesó el caos y echando mano de los conocimientos que en alguna etapa de su vida obtuvo sobre primeros auxilios, salvó la vida de la legisladora.
Hernández levantó a Giffords, la sentó correctamente para evitar el riesgo que se asfixiará con su propia sangre, y se quedó con ella pacientemente, con su mano encima de la herida, hasta que llegó la ambulancia.
Recibir el reconocimiento del presidente de Estados Unidos es algo que no pasa a diario ni a cualquiera; que alguien rechace tal condecoración, tampoco. Como si el temple que se mantiene luego de una balacera para evitar que alguien se desangre y peor aún, que se ahogue con sus propios fluidos, no fuera necesario, Daniel Hernández deja en claro que él no es un héroe. Obama refuta: sí lo es. A tal afirmación le responde una multitud con una ovación recibida a quien parece haber salido del anonimato sin desearlo.
Si la modestia es falsa o verdadera es algo que no se puede saber. Lo que sí es seguro, es que el responsable de que Gabrielle Giffords pueda presumir de haber sobrevivido a un atentado se llama Daniel Hernández.