Internacional
África pide más ayuda contra la hambruna
El primer ministro de Somalia, Abdiweli Mohamed Alí, estima que hay 750 mil personas en riesgo de muerte
NUEVA YORK, ESTADOS UNIDOS (26/SEP/2011).- Líderes africanos lanzaron un pedido desesperado en la Asamblea General de la ONU de más ayuda internacional para contrarrestar la hambruna que se propaga por el Cuerno de África y que ha dejado decenas de miles de muertos en Somalia.
Los líderes de Kenia, Somalia, Yibutí y Etiopía unieron sus voces para demandar mayor cooperación, en momentos en que la ONU estima que hay 750 mil personas en riesgo de muerte y que 13 millones más necesitan ayuda urgente.
El primer ministro de Kenia, Raila Odinga, llamó a la ONU a establecer campamentos para ayudar a la población dentro de Somalia, durante una reunión dedicada a la grave situación en el Cuerno de África, al margen de la Asamblea de la ONU, que en principio desestima esa posibilidad.
Una buena noticia llegó desde Washinton, donde el Banco Mundial (BM) aumentó su ayuda contra la peor sequía en décadas en Africa a mil 900 millones de dólares, por encima de los 500 millones ofrecidos en julio pasado, según anunció el secretario del Tesoro estadounidense, Tim Geithner
“Para ayudar a evitar que este tipo de catástrofes continúen afectando a la región, apoyamos la decisión de los miembros de la Asociación Internacional de Desarrollo (IDA) de movilizar cerca de mil 900 millones de dólares en recursos”, dijo Geithner en las reuniones del FMI y el BM en la capital estadounidense.
El primer ministro de Kenia, en cuyo país hay un campamento con más de medio millón de refugiados por la hambruna, afirmó que ha estado bajo “mucha presión” para cerrar la frontera con Somalia.
“Pero como Gobierno no podemos cerrar la frontera porque eso significaría condenar a muerte a personas inocentes”.
Muchas personas están huyendo de áreas en Somalia bajo control de los insurgentes islamistas shebab, quienes impiden que llegue la ayuda de la ONU y de otras organizaciones.
“Pedimos una colaboración mucho más fuerte de la comunidad internacional para hacerle frente a esto, para que podamos crear otra zona dentro de Somalia donde podamos crear campamentos”.
Eso permitiría “que las personas puedan ser alimentadas en Somalia y no tengan que cruzar la frontera hacia Kenia”.
La coordinadora humanitaria de la ONU, Valerie Amos, se opuso a la posibilidad de establecer los campamentos dentro de Somalia, por temor a la violencia.
“Kenia ha sido muy generosa albergando a refugiados de Somalia desde 1991”.
El primer ministro de Somalia, Abdiweli Mohamed Alí, dijo en la reunión que otras 500 mil personas han abandonado la capital Mogadiscio, donde el Gobierno y las tropas de la Unión Africana han recuperado el control sobre los insurgentes shebab.
El cantante de rock Bob Geldof, que ha organizado festivales para recaudar fondos para África desde 1985, también participó en la reunión, donde acusó a los países occidentales de permitir un “horror grotesco” en el Cuerno de África.
Geldof lamentó la “falta crónica de liderazgo en los gobiernos del mundo”.
Estrategia a largo plazo
El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, pidió a los gobiernos del Cuerno de África y a los donantes internacionales que planifiquen una estrategia a largo plazo para atacar la raíz de la hambruna que afecta a 13.3 millones de personas en Somalia, Kenia, Etiopía y Yibuti.
“Afrontar los factores de riesgo es la mejor manera para asegurarnos de que no vuelva a haber una crisis”, dijo Ban durante su intervención en una reunión al margen de los debates públicos del 66 periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU y que ha buscado abordar una de las peores crisis humanitarias que enfrenta el organismo multilateral.
La ONU ha declarado situación de hambruna en seis áreas de Somalia, al igual que en zonas de otros países del Cuerno de África, en donde más de 13 millones de personas padecen ese problema porque esa región sufre la peor sequía desde hace 60 años.
Ban pidió a los Gobiernos de los países afectados y a los donantes “no permitir que esas zonas secas se conviertan en un desierto de inversiones”, y les recomendó que busquen mejorar el acceso a la salud de mujeres y de niños, y al agua, además de “trabajar en la estabilidad” de la región para que mejore la economía de esos países.
Se refería así a las zonas somalíes bajo control de Al Shabab, el grupo fundamentalista islámico vinculado a Al Qaeda que busca establecer un Estado musulmán de corte wahabí y domina buena parte del Sur de Somalia.
Al Shabab cuenta con cientos de combatientes extranjeros que hacen frente a las instituciones transitorias del país, respaldadas por la comunidad internacional.
“Somalia nunca se verá libre de la amenaza de la hambruna hasta que no tenga paz y estabilidad”, afirmó Ban de ese país, en donde se estima que hay 750 mil personas en riesgo de muerte por falta de alimentos.
El máximo responsable de la ONU señaló que Etiopía y Kenia han puesto ya en marcha planes que les han ayudado a mejorar y a sortear la situación de hambruna, por lo que esperó que “Somalia quizás pudiera replicar ese logro”, al tiempo que insistió en que aunque haya sequías, “no tienen por qué acabar en hambruna”.
En Somalia, el país más afectado por el problema, las agencias humanitarias de la ONU ya han distribuido alimentos para más de un millón de personas, pero el organismo internacional necesita todavía 700 millones de dólares para asistencia en los próximos meses en toda la región.
“Podríamos haber salvado más vidas si nos hubieran dejado acceso a las áreas que controla Al Shabab”, subrayó Ban, quien insistió en que esas zonas son precisamente en donde la crisis es más aguda.
Ban subrayó también que, además de obtener los recursos financieros, también se necesita coordinar mejor entre organizaciones no gubernamentales y otras organizaciones para gestionar mejor las ayudas, y “evitar confusión y duplicación”.
En coincidencia con esta reunión se lanzó la iniciativa “Mapa para terminar con la hambruna”, respaldada por una coalición de ONG y en la que se definen las acciones a emprender por los gobiernos para acabar con la escasez de alimentos como resultado de la sequía, así como por los altos precios de los alimentos y los conflictos.
En esa estrategia, diseñada por ONG como Oxfam, ONE, Save the Children y World Vision y que obtuvo el primer apoyo de parte del primer ministro de Kenia, Raila Odinga, se incluyen acciones de respuesta temprana a las crisis, de apoyo a la producción local de alimentos, así como para que sean accesibles en precios, protección a los más pobres y vulnerables, y reducción de conflictos.
Por su parte, el presidente de la Asamblea General, el catarí Abdulaziz Al Naser, señaló que durante este periodo de sesiones se debatirá una resolución que permita reforzar la asistencia humanitaria a los países del Cuerno de África, mediante donaciones internacionales y la mejora de los mecanismos para prevenir los desastres.
Al Naser consideró que hay una “responsabilidad colectiva para proporcionar apoyo financiero y moral a esas poblaciones tan vulnerables”, al tiempo que subrayó “el derecho a la alimentación, a la vida y a la seguridad son, después de todo, derechos humanos universales”.
Por su parte, la responsable de la ONU para Asuntos Humanitarios, Valerie Amos, señaló en una conferencia de prensa en Naciones Unidas que “la hambruna y la sequía están teniendo un fuerte impacto sobre el crecimiento económico y la sostenibilidad de los países del Cuerno de África”.
Por su parte, el activista y músico irlandés Bob Geldof, que participó en ese foro, pidió la adopción universal de ese documento e insistió en la necesidad de actuar porque en la actualidad “se está dando una tormenta perfecta de cambios sociales que el mundo parece incapaz de abordar por la velocidad de los cambios”.
TESTIMONIO
“Una ciudad depredada por sus propios habitantes”
El periodista de Canal Plus, Jon Sistiaga, cuenta su historia en la soledad de Somalia, donde la lucha de poder y la hambruna está acabando con la gente. “Vuestro problema es la piel. Sois blancos. Se os ve a un kilómetro. No puedo dejaros ir con las ventanillas abiertas del coche, porque todo el mundo va a saber que ahí van dos blancos y los islamitas nos pueden emboscar. No puedo dejaros andar solos por las calles porque os van a matar, o en el peor de los casos a secuestrar... Así que o sigues mis instrucciones o buscas a otro...”, dice Bashir Yusuf en Mogadiscio, quien no bromea. Es de los pocos en los que se puede confiar en este Mogadiscio anárquico y bárbaro: Yusuf garantiza mi seguridad siempre y cuando sigas sus instrucciones. Es la lógica de la protección armada, la única manera de trabajar ahora mismo en Somalia para periodistas, cooperantes o funcionarios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Hacer periodismo escoltado es incómodo, seguramente hasta desagradable, y sobre todo frustrante. No puedes parar donde quieras, no puedes hablar con quien te apetece, no puedes cambiar los planes o modificar la agenda... Asumir esa lógica de protección limita considerablemente la labor del reportero. Ir con una escolta de 14 milicianos armados hasta los dientes, que se despliegan en cuadrícula cada vez que paramos, que rastrean la zona antes de que accedamos, intimida a cualquiera. “Jon, cualquiera puede ser un quintacolumnista de Al Sabhab, y esos son Al Qaeda”, nos repite Farah, nuestro traductor, para justificar ese tremendo despliegue. Cuando le digo que están limitando mi acceso a la información me mira como si le hubiera hablado en marciano, en lugar de inglés.
Y aun así, me repito a mí mismo y en eso está de acuerdo mi compañero Hernan Zin, con el que estoy rodando este reportaje para Canal Plus, es la única manera. Y aun así, nos repetimos cada vez que regresamos a la relativa seguridad del Hotel Peace (nótese la ironía del nombre), estamos viendo historias terribles de una ciudad depredada por sus propios habitantes. Un lugar hobbesiano, donde el hombre es el peor enemigo de sí mismo. Donde no funciona aquello de “El enemigo de mi enemigo es mi amigo”, porque aquí no hay amigos, sólo intereses. Lealtades volátiles que cambian dependiendo de quien pague más. El Primer Ministro de Somalia, Hussein Arab Isse, nos ha recibido y nos ha dicho que su Ejército ya controla 100% de Mogadiscio. Bueno, le digo, su Ejército y los señores de la guerra que ahora le apoyan, pero que antes apoyaron a los islamitas radicales. Qué harán esas milicias cuando sean tentadas por otros intereses, es lo que no ha sabido responder.
Nos ha extrañado lo fácil que ha sido entrar en el Hospital Pediátrico de Benassir: “Es que la milicia que controla la entrada al hospital es del mismo clan que nuestro jefe de seguridad”, me dice Farah sonriendo. En su interior decenas de niños y niñas de menos de cinco años, famélicos, yacen inmóviles en jergones sucios junto a sus padres. El médico que nos atiende nos hace un diagnóstico certero de los síntomas de la malnutrición: diarrea, pérdida de masa muscular, ceguera en algunos casos, en fin, me dice, “que se mueren de hambre”.
Me quedo pensando en esa expresión tan despectiva entre nosotros y tan real entre ellos. El doctor Abdurrahman coloca una vía a una cría de cuatro años que sólo pesa nueve kilos. Se llama Nastuso. “¿Se salvará?”, le pregunto. “Insha Alá (Si Dios quiere)”, me responde. “¿Y dónde ha estado Dios hasta ahora?”, le suelto sin poder contenerme. Me mira un segundo y se encoge de hombros mientras coloca el suero y sigue luchando por salvar vidas.
Cuando vuelvo al hotel pregunto a Yusuf por qué los escoltas duermen fuera del muro: “Es que no confío del todo en ellos”, responde. Es sólo precaución.
El País
Instan a cumplir con hoja de ruta
Comunidad internacional anima a Somalia a avanzar hacia la paz
NUEVA YORK, ESTADOS UNIDOS.- La comunidad internacional animó en la ONU a los somalíes para que aprovechen los recientes avances logrados en el campo político y en materia de seguridad y trabajen para impulsar aún más el diálogo y lograr una paz duradera.
“Los recientes avances políticos y en materia de seguridad han creado una oportunidad para seguir avanzando en la paz y la reconciliación en Somalia”, sostiene el documento final del foro de alto nivel sobre el país africano celebrado hoy en la sede de Naciones Unidas y que presidió el secretario general, Ban Ki-moon.
El texto, consensuado por los asistentes, subraya que esos recientes avances, ejemplificados en la hoja de ruta firmada en Mogadiscio este mismo mes, ponen de manifiesto “la importancia de establecer unas instituciones ampliamente representativas a través de un diálogo político sin exclusiones”.
Para los asistentes al encuentro, en el que participaron representantes de una veintena de países, entre ellos España, y de varias organizaciones regionales como la Liga Árabe, la Unión Africana (UA) y la Unión Europea (UE), el marco para lograr esos avances políticos es esa hoja de ruta así como los acuerdos de Kampala y Yibuti.
“Exhortamos a los líderes somalíes a cumplir completamente con la hoja de ruta y a completar las tareas que contiene dentro de los plazos acordados”, añade la declaración, que destaca la importancia de que se avance en materia de seguridad, incluida la lucha contra la piratería.
Además, se les anima a lograr la fijación “sin demora” de los parámetros de un proceso para redactar una nueva constitución en el país, reformar el Parlamento y fijar unas elecciones, así como para lograr la reconciliación nacional, y les recuerda “la importancia de celebrar consultas populares” sobre esas materias.
Los participantes aplaudieron también la gran respuesta de la comunidad internacional para luchar contra la hambruna en ese país africano y condenaron enérgicamente “todos los actos de violencia, incluidos los dirigidos contra las autoridades de transición y la Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM)”.
Asimismo, reclamaron que se deje de obstruir la entrega de ayuda humanitaria a distintas zonas del país y reclamaron a “los grupos de la oposición a que depongan las armas y se unan al proceso de paz”, mientras que recordaron a todos los Estados, “particularmente los de la región”, que deben cumplir con las resoluciones del Consejo de Seguridad sobre Somalia y Eritrea.
Los líderes de Kenia, Somalia, Yibutí y Etiopía unieron sus voces para demandar mayor cooperación, en momentos en que la ONU estima que hay 750 mil personas en riesgo de muerte y que 13 millones más necesitan ayuda urgente.
El primer ministro de Kenia, Raila Odinga, llamó a la ONU a establecer campamentos para ayudar a la población dentro de Somalia, durante una reunión dedicada a la grave situación en el Cuerno de África, al margen de la Asamblea de la ONU, que en principio desestima esa posibilidad.
Una buena noticia llegó desde Washinton, donde el Banco Mundial (BM) aumentó su ayuda contra la peor sequía en décadas en Africa a mil 900 millones de dólares, por encima de los 500 millones ofrecidos en julio pasado, según anunció el secretario del Tesoro estadounidense, Tim Geithner
“Para ayudar a evitar que este tipo de catástrofes continúen afectando a la región, apoyamos la decisión de los miembros de la Asociación Internacional de Desarrollo (IDA) de movilizar cerca de mil 900 millones de dólares en recursos”, dijo Geithner en las reuniones del FMI y el BM en la capital estadounidense.
El primer ministro de Kenia, en cuyo país hay un campamento con más de medio millón de refugiados por la hambruna, afirmó que ha estado bajo “mucha presión” para cerrar la frontera con Somalia.
“Pero como Gobierno no podemos cerrar la frontera porque eso significaría condenar a muerte a personas inocentes”.
Muchas personas están huyendo de áreas en Somalia bajo control de los insurgentes islamistas shebab, quienes impiden que llegue la ayuda de la ONU y de otras organizaciones.
“Pedimos una colaboración mucho más fuerte de la comunidad internacional para hacerle frente a esto, para que podamos crear otra zona dentro de Somalia donde podamos crear campamentos”.
Eso permitiría “que las personas puedan ser alimentadas en Somalia y no tengan que cruzar la frontera hacia Kenia”.
La coordinadora humanitaria de la ONU, Valerie Amos, se opuso a la posibilidad de establecer los campamentos dentro de Somalia, por temor a la violencia.
“Kenia ha sido muy generosa albergando a refugiados de Somalia desde 1991”.
El primer ministro de Somalia, Abdiweli Mohamed Alí, dijo en la reunión que otras 500 mil personas han abandonado la capital Mogadiscio, donde el Gobierno y las tropas de la Unión Africana han recuperado el control sobre los insurgentes shebab.
El cantante de rock Bob Geldof, que ha organizado festivales para recaudar fondos para África desde 1985, también participó en la reunión, donde acusó a los países occidentales de permitir un “horror grotesco” en el Cuerno de África.
Geldof lamentó la “falta crónica de liderazgo en los gobiernos del mundo”.
Estrategia a largo plazo
El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, pidió a los gobiernos del Cuerno de África y a los donantes internacionales que planifiquen una estrategia a largo plazo para atacar la raíz de la hambruna que afecta a 13.3 millones de personas en Somalia, Kenia, Etiopía y Yibuti.
“Afrontar los factores de riesgo es la mejor manera para asegurarnos de que no vuelva a haber una crisis”, dijo Ban durante su intervención en una reunión al margen de los debates públicos del 66 periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU y que ha buscado abordar una de las peores crisis humanitarias que enfrenta el organismo multilateral.
La ONU ha declarado situación de hambruna en seis áreas de Somalia, al igual que en zonas de otros países del Cuerno de África, en donde más de 13 millones de personas padecen ese problema porque esa región sufre la peor sequía desde hace 60 años.
Ban pidió a los Gobiernos de los países afectados y a los donantes “no permitir que esas zonas secas se conviertan en un desierto de inversiones”, y les recomendó que busquen mejorar el acceso a la salud de mujeres y de niños, y al agua, además de “trabajar en la estabilidad” de la región para que mejore la economía de esos países.
Se refería así a las zonas somalíes bajo control de Al Shabab, el grupo fundamentalista islámico vinculado a Al Qaeda que busca establecer un Estado musulmán de corte wahabí y domina buena parte del Sur de Somalia.
Al Shabab cuenta con cientos de combatientes extranjeros que hacen frente a las instituciones transitorias del país, respaldadas por la comunidad internacional.
“Somalia nunca se verá libre de la amenaza de la hambruna hasta que no tenga paz y estabilidad”, afirmó Ban de ese país, en donde se estima que hay 750 mil personas en riesgo de muerte por falta de alimentos.
El máximo responsable de la ONU señaló que Etiopía y Kenia han puesto ya en marcha planes que les han ayudado a mejorar y a sortear la situación de hambruna, por lo que esperó que “Somalia quizás pudiera replicar ese logro”, al tiempo que insistió en que aunque haya sequías, “no tienen por qué acabar en hambruna”.
En Somalia, el país más afectado por el problema, las agencias humanitarias de la ONU ya han distribuido alimentos para más de un millón de personas, pero el organismo internacional necesita todavía 700 millones de dólares para asistencia en los próximos meses en toda la región.
“Podríamos haber salvado más vidas si nos hubieran dejado acceso a las áreas que controla Al Shabab”, subrayó Ban, quien insistió en que esas zonas son precisamente en donde la crisis es más aguda.
Ban subrayó también que, además de obtener los recursos financieros, también se necesita coordinar mejor entre organizaciones no gubernamentales y otras organizaciones para gestionar mejor las ayudas, y “evitar confusión y duplicación”.
En coincidencia con esta reunión se lanzó la iniciativa “Mapa para terminar con la hambruna”, respaldada por una coalición de ONG y en la que se definen las acciones a emprender por los gobiernos para acabar con la escasez de alimentos como resultado de la sequía, así como por los altos precios de los alimentos y los conflictos.
En esa estrategia, diseñada por ONG como Oxfam, ONE, Save the Children y World Vision y que obtuvo el primer apoyo de parte del primer ministro de Kenia, Raila Odinga, se incluyen acciones de respuesta temprana a las crisis, de apoyo a la producción local de alimentos, así como para que sean accesibles en precios, protección a los más pobres y vulnerables, y reducción de conflictos.
Por su parte, el presidente de la Asamblea General, el catarí Abdulaziz Al Naser, señaló que durante este periodo de sesiones se debatirá una resolución que permita reforzar la asistencia humanitaria a los países del Cuerno de África, mediante donaciones internacionales y la mejora de los mecanismos para prevenir los desastres.
Al Naser consideró que hay una “responsabilidad colectiva para proporcionar apoyo financiero y moral a esas poblaciones tan vulnerables”, al tiempo que subrayó “el derecho a la alimentación, a la vida y a la seguridad son, después de todo, derechos humanos universales”.
Por su parte, la responsable de la ONU para Asuntos Humanitarios, Valerie Amos, señaló en una conferencia de prensa en Naciones Unidas que “la hambruna y la sequía están teniendo un fuerte impacto sobre el crecimiento económico y la sostenibilidad de los países del Cuerno de África”.
Por su parte, el activista y músico irlandés Bob Geldof, que participó en ese foro, pidió la adopción universal de ese documento e insistió en la necesidad de actuar porque en la actualidad “se está dando una tormenta perfecta de cambios sociales que el mundo parece incapaz de abordar por la velocidad de los cambios”.
TESTIMONIO
“Una ciudad depredada por sus propios habitantes”
El periodista de Canal Plus, Jon Sistiaga, cuenta su historia en la soledad de Somalia, donde la lucha de poder y la hambruna está acabando con la gente. “Vuestro problema es la piel. Sois blancos. Se os ve a un kilómetro. No puedo dejaros ir con las ventanillas abiertas del coche, porque todo el mundo va a saber que ahí van dos blancos y los islamitas nos pueden emboscar. No puedo dejaros andar solos por las calles porque os van a matar, o en el peor de los casos a secuestrar... Así que o sigues mis instrucciones o buscas a otro...”, dice Bashir Yusuf en Mogadiscio, quien no bromea. Es de los pocos en los que se puede confiar en este Mogadiscio anárquico y bárbaro: Yusuf garantiza mi seguridad siempre y cuando sigas sus instrucciones. Es la lógica de la protección armada, la única manera de trabajar ahora mismo en Somalia para periodistas, cooperantes o funcionarios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Hacer periodismo escoltado es incómodo, seguramente hasta desagradable, y sobre todo frustrante. No puedes parar donde quieras, no puedes hablar con quien te apetece, no puedes cambiar los planes o modificar la agenda... Asumir esa lógica de protección limita considerablemente la labor del reportero. Ir con una escolta de 14 milicianos armados hasta los dientes, que se despliegan en cuadrícula cada vez que paramos, que rastrean la zona antes de que accedamos, intimida a cualquiera. “Jon, cualquiera puede ser un quintacolumnista de Al Sabhab, y esos son Al Qaeda”, nos repite Farah, nuestro traductor, para justificar ese tremendo despliegue. Cuando le digo que están limitando mi acceso a la información me mira como si le hubiera hablado en marciano, en lugar de inglés.
Y aun así, me repito a mí mismo y en eso está de acuerdo mi compañero Hernan Zin, con el que estoy rodando este reportaje para Canal Plus, es la única manera. Y aun así, nos repetimos cada vez que regresamos a la relativa seguridad del Hotel Peace (nótese la ironía del nombre), estamos viendo historias terribles de una ciudad depredada por sus propios habitantes. Un lugar hobbesiano, donde el hombre es el peor enemigo de sí mismo. Donde no funciona aquello de “El enemigo de mi enemigo es mi amigo”, porque aquí no hay amigos, sólo intereses. Lealtades volátiles que cambian dependiendo de quien pague más. El Primer Ministro de Somalia, Hussein Arab Isse, nos ha recibido y nos ha dicho que su Ejército ya controla 100% de Mogadiscio. Bueno, le digo, su Ejército y los señores de la guerra que ahora le apoyan, pero que antes apoyaron a los islamitas radicales. Qué harán esas milicias cuando sean tentadas por otros intereses, es lo que no ha sabido responder.
Nos ha extrañado lo fácil que ha sido entrar en el Hospital Pediátrico de Benassir: “Es que la milicia que controla la entrada al hospital es del mismo clan que nuestro jefe de seguridad”, me dice Farah sonriendo. En su interior decenas de niños y niñas de menos de cinco años, famélicos, yacen inmóviles en jergones sucios junto a sus padres. El médico que nos atiende nos hace un diagnóstico certero de los síntomas de la malnutrición: diarrea, pérdida de masa muscular, ceguera en algunos casos, en fin, me dice, “que se mueren de hambre”.
Me quedo pensando en esa expresión tan despectiva entre nosotros y tan real entre ellos. El doctor Abdurrahman coloca una vía a una cría de cuatro años que sólo pesa nueve kilos. Se llama Nastuso. “¿Se salvará?”, le pregunto. “Insha Alá (Si Dios quiere)”, me responde. “¿Y dónde ha estado Dios hasta ahora?”, le suelto sin poder contenerme. Me mira un segundo y se encoge de hombros mientras coloca el suero y sigue luchando por salvar vidas.
Cuando vuelvo al hotel pregunto a Yusuf por qué los escoltas duermen fuera del muro: “Es que no confío del todo en ellos”, responde. Es sólo precaución.
El País
Instan a cumplir con hoja de ruta
Comunidad internacional anima a Somalia a avanzar hacia la paz
NUEVA YORK, ESTADOS UNIDOS.- La comunidad internacional animó en la ONU a los somalíes para que aprovechen los recientes avances logrados en el campo político y en materia de seguridad y trabajen para impulsar aún más el diálogo y lograr una paz duradera.
“Los recientes avances políticos y en materia de seguridad han creado una oportunidad para seguir avanzando en la paz y la reconciliación en Somalia”, sostiene el documento final del foro de alto nivel sobre el país africano celebrado hoy en la sede de Naciones Unidas y que presidió el secretario general, Ban Ki-moon.
El texto, consensuado por los asistentes, subraya que esos recientes avances, ejemplificados en la hoja de ruta firmada en Mogadiscio este mismo mes, ponen de manifiesto “la importancia de establecer unas instituciones ampliamente representativas a través de un diálogo político sin exclusiones”.
Para los asistentes al encuentro, en el que participaron representantes de una veintena de países, entre ellos España, y de varias organizaciones regionales como la Liga Árabe, la Unión Africana (UA) y la Unión Europea (UE), el marco para lograr esos avances políticos es esa hoja de ruta así como los acuerdos de Kampala y Yibuti.
“Exhortamos a los líderes somalíes a cumplir completamente con la hoja de ruta y a completar las tareas que contiene dentro de los plazos acordados”, añade la declaración, que destaca la importancia de que se avance en materia de seguridad, incluida la lucha contra la piratería.
Además, se les anima a lograr la fijación “sin demora” de los parámetros de un proceso para redactar una nueva constitución en el país, reformar el Parlamento y fijar unas elecciones, así como para lograr la reconciliación nacional, y les recuerda “la importancia de celebrar consultas populares” sobre esas materias.
Los participantes aplaudieron también la gran respuesta de la comunidad internacional para luchar contra la hambruna en ese país africano y condenaron enérgicamente “todos los actos de violencia, incluidos los dirigidos contra las autoridades de transición y la Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM)”.
Asimismo, reclamaron que se deje de obstruir la entrega de ayuda humanitaria a distintas zonas del país y reclamaron a “los grupos de la oposición a que depongan las armas y se unan al proceso de paz”, mientras que recordaron a todos los Estados, “particularmente los de la región”, que deben cumplir con las resoluciones del Consejo de Seguridad sobre Somalia y Eritrea.