Internacional
ANÁLISIS: tratado sobre comercio de armas clásicas
El que Estados Unidos diera su voto no nos dice que lo va a implementar de inmediato
GUADALAJARA, JALISCO (02/ABR/2013).- Es más difícil exportar plátanos o vino tinto en el ámbito internacional. La adopción por la Organización de Naciones Unidas (ONU) del primer tratado mundial para la regulación del comercio de armas clásicas implica un gran esfuerzo de la sociedad civil internacional, coaliciones de ONG's, para luchar por un tratado de armas y evitar genocidios u otras violaciones graves a los derechos humanos en la materia.
De entrada es una gran noticia para la sociedad civil internacional. El primer texto mayor sobre desarme desde la adopción de la prohibición de ensayos nucleares. De los países en abstención, más allá de que son importadores de armas, el elemento fundamental por el que cuestionan el tratado es que debe haber una cláusula para detener el suministro a grupos terroristas que pudieran ser abastecidos por países como Estados Unidos.
El que Estados Unidos diera su voto no nos dice que lo va a implementar de inmediato. Antes debe pasar por el Senado y por la Segunda Enmienda. Podemos suponer una discusión que ya se da al interior de ese país. Regulado el tráfico, pudiera pensarse en una verdadera regulación internacional. Al final pudiera no ser uno de los primeros 50 países que ratifiquen el tratado para su implementación.
Para México, hay que retomar el asunto de la guerra del narco de Felipe Calderón; el uso y manejo que se ha dado a las armas en esta guerra. Es muy vigente la problemática de armas cortas en función de que han sido suministradas para el crimen organizado y basta con apretar un botón en la operación Rápido y Furioso para ver el manejo de estas armas; muchas han sido suministradas por Estados Unidos.
Un asunto importante es la narcocultura, que se enaltece en paralelo con 12 años de lucha contra el crimen. El tratado ayudará a disminuir el suministro y representará una lucha interna contra la narcocultura. México fue uno de los primeros que se movieron en la Asamblea General de la ONU para la concreción del tratado. En política interna y en la modificación de tratados constitucionales, éste tendrá aplicación inmediata y la sociedad debe presionar para que se implemente y que México sea uno de los primeros que lo ratifiquen.
EL INFORMADOR / ROBERTO CONTRERAS
De entrada es una gran noticia para la sociedad civil internacional. El primer texto mayor sobre desarme desde la adopción de la prohibición de ensayos nucleares. De los países en abstención, más allá de que son importadores de armas, el elemento fundamental por el que cuestionan el tratado es que debe haber una cláusula para detener el suministro a grupos terroristas que pudieran ser abastecidos por países como Estados Unidos.
El que Estados Unidos diera su voto no nos dice que lo va a implementar de inmediato. Antes debe pasar por el Senado y por la Segunda Enmienda. Podemos suponer una discusión que ya se da al interior de ese país. Regulado el tráfico, pudiera pensarse en una verdadera regulación internacional. Al final pudiera no ser uno de los primeros 50 países que ratifiquen el tratado para su implementación.
Para México, hay que retomar el asunto de la guerra del narco de Felipe Calderón; el uso y manejo que se ha dado a las armas en esta guerra. Es muy vigente la problemática de armas cortas en función de que han sido suministradas para el crimen organizado y basta con apretar un botón en la operación Rápido y Furioso para ver el manejo de estas armas; muchas han sido suministradas por Estados Unidos.
Un asunto importante es la narcocultura, que se enaltece en paralelo con 12 años de lucha contra el crimen. El tratado ayudará a disminuir el suministro y representará una lucha interna contra la narcocultura. México fue uno de los primeros que se movieron en la Asamblea General de la ONU para la concreción del tratado. En política interna y en la modificación de tratados constitucionales, éste tendrá aplicación inmediata y la sociedad debe presionar para que se implemente y que México sea uno de los primeros que lo ratifiquen.
EL INFORMADOR / ROBERTO CONTRERAS