Entretenimiento
Raúl Ramón rueda sueños en Tapalpa
El director planea sembrar en los asistentes las bases que guíen su camino por el Séptimo Arte
GUADALAJARA, JALISCO (10/JUL/2010).- El último mes ha sido de actividad frenética para Raúl Ramón. Su agenda luce saturada, con viajes que incluyen el Distrito Federal y Buenos Aires y proyectos que lo tienen comprometido hasta fin de año. Pero todo esto no le impide tomarse un respiro, hacer maletas y marchar a Tapalpa para ofrecer un taller de cine en ese Pueblo Mágico.
Su estancia en el municipio jalisciense comenzó ayer y se extenderá hasta mañana. Durante ese tiempo, Ramón promete no tanto enseñar cine (pues afirma que él no se siente con el derecho de usar la palabra ‘enseñar’), sino compartir lo que sabe. “El objetivo del taller es que la gente descubra lo que más le gusta del quehacer del cine. Dirigir, la escenografía, el vestuario, ser actor. Que quienes vayan se encuentren, porque así encontrarán su propia voz en el Séptimo Arte”.
“Se aprende más en la práctica que en la teoría. Por eso la apuesta del taller será hacer mucho, más que escuchar”, afirma el director, quien durante la charla con este diario se confiesa como un hombre perseverante (a veces testarudo) y sobre todo paciente, amante del cine y la fotografía, así como ansioso por compartir y también acumular conocimientos.
La estructura
“Tapalpa es un lugar fantástico, de ensueño”. Así define Raúl Ramón al Pueblo Mágico. “No sé cuanta gente está inscrita en el taller, pero sí me enteré que son el doble de los que en un principio se habían contemplado, y eso habla del interés que hay de la juventud por el cine. Soy un privilegiado de poder sentarme y convivir con los chavos en este taller. Se antoja que sea sabroso, vasto y no aburrido”.
El taller, que arrancó ayer viernes, estuvo dedicado en su primera jornada “a ofrecer un pequeño curso de creatividad. A encontrar el modo de pensar que nos permita romper nuestras estructuras y paradigmas de pensamiento. Cómo hacerle para dar con soluciones nuevas a problemas cotidianos o rancios”.
El cineasta espera que los jóvenes lleguen con la intención primaria de “contar muchas historias”, todo con el fin de que se encaminen al segundo paso: “El segundo día (hoy) será cuando hablemos de ‘estructuras’; sobre estructuras cinematográficas, sobre cómo hacer un guión. Revisaremos películas, haremos análisis de algunas escenas, vamos a desmenuzar en todas sus partes la imagen, el sonido, las actuaciones, la paleta de colores”.
Ramón afirma que la jornada sabatina es la “teórica y pesada” del encuentro, aunque también recuerda que “la meta de todo esto es descubrir la gran complejidad y responsabilidad que tiene un director para que todas esas cosas sencillas se construyan a partir de una innumerable cantidad de variantes”.
Finalmente, la primera etapa del taller va a concluir el domingo, donde plantea “reflexionar sobre la dirección de actores y el mundo de los intérpretes. Creo que en estos tres días lo que quisiera compartirle a la gente es aprender a mirar, no a ver. A mirar con más profundidad, analizar todas las cosas que nos rodean”.
Los tres días de “clases” serán el preámbulo para un reto mayor, pues el director planea reunirse una semana después con los asistentes del taller para dejarles tarea, que consiste en estructurar todo lo que aprendieron y a partir de allí comenzar a aplicar esos conocimientos en dinámicas reales, o en otras palabras, comenzar el rodaje de un cortometraje.
A futuro
Quienes tomen el taller de cine con Raúl Ramón podrán estar seguros de que contarán con el tiempo necesario para terminar con su proyecto.
Y es que el cineasta apuesta por un cine “bueno” más que por el cine “rápido”: “No son clases exprés. Yo no soy partidario de eso, vale mucho más la calidad que la velocidad, además de que el aprendizaje debe ser permanente. No tiene caso que los chavos escriban y rueden chistoretes, prefiero que hagan algo más profundo y que se tarden lo que se tengan que tardar para que sean proyectados”.
Ramón afirma que lo que importa del taller es que “la gente se quede con un poco de agudeza para ver su entorno, y que con esa capacidad, cuenten las historias que quieran decir. No es un taller que maquile guionistas”.
EL INFORMADOR / Juan Francisco González Rodríguez
Por cierto:
Raúl Ramón tiene la cartera llena de proyectos a futuro. “Ahora estoy terminando el guión para un largometraje que pienso trabajar antes de que se acabe el año”.
El cineasta agregó que también está cerrando la posibilidad de coproducir un drama en República Dominicana”.
Además, Ramón también estaría trabajando en otra coproducción, ahora entre México y Argentina, en una película de lucha libre que califica como “interesante”.
Su estancia en el municipio jalisciense comenzó ayer y se extenderá hasta mañana. Durante ese tiempo, Ramón promete no tanto enseñar cine (pues afirma que él no se siente con el derecho de usar la palabra ‘enseñar’), sino compartir lo que sabe. “El objetivo del taller es que la gente descubra lo que más le gusta del quehacer del cine. Dirigir, la escenografía, el vestuario, ser actor. Que quienes vayan se encuentren, porque así encontrarán su propia voz en el Séptimo Arte”.
“Se aprende más en la práctica que en la teoría. Por eso la apuesta del taller será hacer mucho, más que escuchar”, afirma el director, quien durante la charla con este diario se confiesa como un hombre perseverante (a veces testarudo) y sobre todo paciente, amante del cine y la fotografía, así como ansioso por compartir y también acumular conocimientos.
La estructura
“Tapalpa es un lugar fantástico, de ensueño”. Así define Raúl Ramón al Pueblo Mágico. “No sé cuanta gente está inscrita en el taller, pero sí me enteré que son el doble de los que en un principio se habían contemplado, y eso habla del interés que hay de la juventud por el cine. Soy un privilegiado de poder sentarme y convivir con los chavos en este taller. Se antoja que sea sabroso, vasto y no aburrido”.
El taller, que arrancó ayer viernes, estuvo dedicado en su primera jornada “a ofrecer un pequeño curso de creatividad. A encontrar el modo de pensar que nos permita romper nuestras estructuras y paradigmas de pensamiento. Cómo hacerle para dar con soluciones nuevas a problemas cotidianos o rancios”.
El cineasta espera que los jóvenes lleguen con la intención primaria de “contar muchas historias”, todo con el fin de que se encaminen al segundo paso: “El segundo día (hoy) será cuando hablemos de ‘estructuras’; sobre estructuras cinematográficas, sobre cómo hacer un guión. Revisaremos películas, haremos análisis de algunas escenas, vamos a desmenuzar en todas sus partes la imagen, el sonido, las actuaciones, la paleta de colores”.
Ramón afirma que la jornada sabatina es la “teórica y pesada” del encuentro, aunque también recuerda que “la meta de todo esto es descubrir la gran complejidad y responsabilidad que tiene un director para que todas esas cosas sencillas se construyan a partir de una innumerable cantidad de variantes”.
Finalmente, la primera etapa del taller va a concluir el domingo, donde plantea “reflexionar sobre la dirección de actores y el mundo de los intérpretes. Creo que en estos tres días lo que quisiera compartirle a la gente es aprender a mirar, no a ver. A mirar con más profundidad, analizar todas las cosas que nos rodean”.
Los tres días de “clases” serán el preámbulo para un reto mayor, pues el director planea reunirse una semana después con los asistentes del taller para dejarles tarea, que consiste en estructurar todo lo que aprendieron y a partir de allí comenzar a aplicar esos conocimientos en dinámicas reales, o en otras palabras, comenzar el rodaje de un cortometraje.
A futuro
Quienes tomen el taller de cine con Raúl Ramón podrán estar seguros de que contarán con el tiempo necesario para terminar con su proyecto.
Y es que el cineasta apuesta por un cine “bueno” más que por el cine “rápido”: “No son clases exprés. Yo no soy partidario de eso, vale mucho más la calidad que la velocidad, además de que el aprendizaje debe ser permanente. No tiene caso que los chavos escriban y rueden chistoretes, prefiero que hagan algo más profundo y que se tarden lo que se tengan que tardar para que sean proyectados”.
Ramón afirma que lo que importa del taller es que “la gente se quede con un poco de agudeza para ver su entorno, y que con esa capacidad, cuenten las historias que quieran decir. No es un taller que maquile guionistas”.
EL INFORMADOR / Juan Francisco González Rodríguez
Por cierto:
Raúl Ramón tiene la cartera llena de proyectos a futuro. “Ahora estoy terminando el guión para un largometraje que pienso trabajar antes de que se acabe el año”.
El cineasta agregó que también está cerrando la posibilidad de coproducir un drama en República Dominicana”.
Además, Ramón también estaría trabajando en otra coproducción, ahora entre México y Argentina, en una película de lucha libre que califica como “interesante”.