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Protagonismo para todos con Kevin Johansen

Noche de música, dibujo y propuesta matrimonial en el Estudio Cavaret

GUADALAJARA, JALISCO (21/OCT/2012).- Hasta un "¿quieres ser mi esposa?" hubo en el concierto. Felipe fue el aventurado que tomó el escenario a las 00:50 horas para demostrarle a Josefina que la quiere en serio, para toda la vida. "Aquí nos conocimos", hablaba del Teatro Estudio Cavaret. Allí iniciaron su historia que la noche de este sábado dio un giro en su trama. Con su índice, a lo lejos, ella dio el sí, moviéndolo de arriba para abajo. Esta es la historia de un amor que en el concierto de Kevin Johansen experimentó el "sí quiero" que da pie al matrimonio y al anhelado "vivieron felices para siempre".

"Qué hermosa pareja. Voy a soñar", dijo el oriundo de Alaska con sus raíces argentinas bien arraigadas: Kevin Johansen. Era su concierto, lo fue, mas no fue el único protagonista de la noche. La intervención de Felipe y Josefina vino hasta casi el final de su concierto, pero al igual que ellos antes hubo más protagonistas, como Liniers, el ilustrador y monero que lo acompañó durante toda la noche, en el proscenio.

Con sus pinceles y sus colores de madera, Liniers fue interpretando la música y letra que de la voz de Johansen y de los instrumentos de la banda The Nada surgían. Monos, más monos, colores, pinceladas, manchas, animaciones... Junto con el tema Amor infinito el pintor inició el espectáculo a las 22:00 horas. Frente a todos, arriba del escenario, él creaba en hojas que iniciaban blancas, mientras una cámara servía de vínculo para proyectar ante todos en el Cavaret lo que realizaba.

 De ahí sonaron Baja a la tierra y En mi cabeza: una cumbia que ayudó a Johansen a "calentarse", como declaró ante su micrófono. Entonces el protagonismo pasó a las mesas desniveladas que oscilaban a causa de las caderas de las que bailaban al ritmo de los timbales y demás percusiones. Con anuncios de cerveza y rodeadas de bancos altos, mientras todos marcaban la cumbia con sus movimientos, las mesas remontaron a un bar de décadas vividas.

Con todo y onomatopeyas interpretaron El palomo, una de las canciones más coreadas en la noche, al igual que McGuevara's o CheDonalds, que surgió en la mente de su autor, Johansen, a causa de la comercialización de la imagen de ese revolucionario que marcó a Cuba y a muchas generaciones de jóvenes.

Luego una pareja más, oculta entre la multitud, se abrió paso entre las historias de la noche. Él la abrazó, acarició con cariño su lacia y corta cabellera en cola de caballo. Ella bailó cerca de él El círculo, La hamaca y hasta No seas insegura. Pero entre esas muestras de cariño Ella le cantaba a la frente "para qué te vas a complicar si no hay nada que explicar". Entre ellos (o sólo ella) queda el significado que le dan a la letra de esta canción.

Everybody knows, cover de Leonard Cohen, dejó que Johansen mostrara su sincretismo, su mitad gringa. Hasta intensificó la camaradería que preserva la amistad entre él y Liniers. "Yo soy como Bart", dijo el cantante; "y yo como Milhouse", dijo el pintor.

Incluso los que no gozan de los ritmos latinos, poperos y 'cumbiancheros', que identifican el sonido de Kevin Johansen, tuvieron cabida en el recital, pues covers de The Eagles (Hotel California), de A-Ha (Take On Me) y de David Bowie (Modern Love) ampliaron la gama musical.

Y cuando ya se iba a dar por terminado el concierto, Johansen tomó la batuta del concierto. Su interpretación de Anoche soñé contigo hizo sacar aplausos a sus seguidores, tantos que no se pudieron consumir las luces sin la petición del 'encore'. Por ello, salieron de nuevo, él y los miembros de The nada. Apocalypso, SOS tan fashion y Fin de fiesta fueron la despedida. Los cerca de 800 espectadores elogiaron a Johansen, no sólo porque disfrutaron del recital, sino también porque el artista les permitió ser protagonistas.
 
EL INFORMADOR / RUBÉN GIL

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