Entretenimiento
Muere Amparo Rivelles, actriz de aquí y allá
Rivelles fue ganadora de un Goya por su trabajo en Hay que deshacer la casa y vivió en México por más de dos décadas donde participó en numerosas series de televisión
GUADALAJARA, JALISCO (08/NOV/2013).- La actriz española Amparo Rivelles, galardonada con un Goya por su trabajo en Hay que deshacer la casa y exiliada voluntariamente durante más de dos décadas en México donde protagonizó numerosos seriales de televisión, murió ayer a los 88 años, tras permanecer varios días internada en la clínica Jiménez Díaz en la capital española.
Rivelles nació en Madrid en 1925 en el seno de una familia de actores de renombre: fue nieta de José Rivelles y Amparo Guillén, hija de Rafael Rivelles y María Fernanda Ladrón de Guevara, hermana de Carlos Larrañaga y tía de Kako Larrañaga, Amparo Larrañaga, Pedro Larrañaga y Luis Merlo.
Comenzó su carrera en el teatro a los 13 años y a los 15 ya trabajaba en Mari Juana, de Armando Vidal. Fue la primera de una cuarentena de películas bajo las órdenes de directores como el estadounidense Orson Welles en Mister Arkadin (1955) y el argentino Tulio Demicheli en La herida luminosa (1956), entre otros.
En 1957, en plena dictadura de Francisco Franco, se exilió por motivos personales a México donde vivió hasta 1979. Ahí trabajó en numerosas series, como Pecado mortal (1960), Pensión de mujeres (1960) y Pasiones encendidas (1978), así como en las películas El esqueleto de la señora Morales (1959), Los novios de mis hijas (1964), El día de las madres (1968) y El juicio de los hijos (1970).
El reconocimiento le llegó a su regreso a España cuando en 1986 obtuvo el Goya —considerado el Oscar del cine español— a la mejor actriz por su interpretación de “Laura”, una mujer que se reencuentra con su hermana, emigrada a París hace muchos años, para repartir la herencia de sus padres, en la película Hay que deshacer la casa, dirigida por José Luis García Sánchez.
“Estaba dotada de un talento descomunal”, afirmó el director a El País. “Era una maestra, generosa, con un conocimiento descomunal de, por ejemplo, saber contar historias con su cuerpo”.
Rivelles nació en Madrid en 1925 en el seno de una familia de actores de renombre: fue nieta de José Rivelles y Amparo Guillén, hija de Rafael Rivelles y María Fernanda Ladrón de Guevara, hermana de Carlos Larrañaga y tía de Kako Larrañaga, Amparo Larrañaga, Pedro Larrañaga y Luis Merlo.
Comenzó su carrera en el teatro a los 13 años y a los 15 ya trabajaba en Mari Juana, de Armando Vidal. Fue la primera de una cuarentena de películas bajo las órdenes de directores como el estadounidense Orson Welles en Mister Arkadin (1955) y el argentino Tulio Demicheli en La herida luminosa (1956), entre otros.
En 1957, en plena dictadura de Francisco Franco, se exilió por motivos personales a México donde vivió hasta 1979. Ahí trabajó en numerosas series, como Pecado mortal (1960), Pensión de mujeres (1960) y Pasiones encendidas (1978), así como en las películas El esqueleto de la señora Morales (1959), Los novios de mis hijas (1964), El día de las madres (1968) y El juicio de los hijos (1970).
El reconocimiento le llegó a su regreso a España cuando en 1986 obtuvo el Goya —considerado el Oscar del cine español— a la mejor actriz por su interpretación de “Laura”, una mujer que se reencuentra con su hermana, emigrada a París hace muchos años, para repartir la herencia de sus padres, en la película Hay que deshacer la casa, dirigida por José Luis García Sánchez.
“Estaba dotada de un talento descomunal”, afirmó el director a El País. “Era una maestra, generosa, con un conocimiento descomunal de, por ejemplo, saber contar historias con su cuerpo”.