Los reflejos de Rodrigo Plá
El director comparte 'Un monstruo de mil cabezas', cinta que se encuentra en cartelera
GUADALAJARA, JALISCO (15/DIC/2016).- Sonia es una mujer en una situación límite. Su esposo está gravemente enfermo, pero el seguro se niega a cubrir el tratamiento que requiere, creando un efecto dominó desastroso: los médicos se niegan a tratarlo, en la empresa donde su marido trabaja no les tienden la mano, en casa las situaciones se tensan. Una mujer contra un sistema deshumanizado. En esta circunstancia, ella tomará una decisión radical en la cinta “Un monstruo de mil cabezas” del director uruguayo formado y afincado en México, Rodrigo Plá.
Al igual que en sus otras piezas —“Desierto adentro”, “La zona” o “La demora”—, Plá apuesta por un naturalismo audiovisual, pero que en este caso en particular se nutre del drama, de cierto humor negro quirúrgicamente colocado y de elementos del género de suspenso, para atar la mirada del espectador a la pantalla.
—“Un monstruo de mil cabezas” nos muestra un relato duro. ¿Es a partir del guion de Laura Santullo que te convences de abordar este tema?
—Sí, es un tema muy duro. Y sí, Laura fue la persona que tuvo la primera inquietud de hablar de esto. El origen es siempre difícil de rastrear, pero hace unos años vimos una película canadiense llamada “La Corporación”, que habla sobre estas organizaciones que en su accionar se llevan entre las patas a la gente, porque no hay responsabilidad ética ni moral.
Laura quiso trasladar eso a algo mucho más anecdótico, y es ahí cuando empieza a escribir un guion, pero algunas dificultades la hacen trasladarse a la literatura, a escribir la historia como prosa y hace una novela, donde en primera instancia quedaron plasmadas muchas cosas que se ven ahora en la película, tanto en términos de la anécdota como de la narrativa de miradas múltiples.
—Sobre la parte de la estructura, tenemos a Sonia en el centro de la situación, pero hay muchas miradas a su alrededor. Y esto es crucial para la parte emocional de la película.
—Nos importaba encontrar un equilibrio en la película. Teníamos la impresión que si nos íbamos solamente con el personaje principal, la gente iba a sentir mucha empatía con ella, sin cuestionarse las decisiones del personaje. Y esas miradas que mencionas complementan la película —pues esos personajes son víctimas de ella así como ella es víctima de la corporación— y nos llevan a preguntarnos sobre lo que es cuestionable o no. Sonia es agresora también en el momento en que decide tomar un arma. Por un lado entendemos y por el otro cuestionamos. Porque es un personaje que no para de equivocarse. Sentimos que esa mirada múltiple en torno al personaje principal enriquece y hace que te cuestiones.
A la hora de llevarla a la imagen, creímos que era importante estar cerca de las miradas de los otros, de esas personas, ver cómo reaccionaban a los distintos estímulos y situaciones. Por eso es que muchas veces nuestros personajes están fuera de foco o los vemos parcialmente, etcétera. Cada punto es la reconstrucción de lo acontecido a través de cada personaje. Esta reconstrucción es subjetiva. Y para reforzar la idea de los subjetivo fue que jugamos con ese fuera de foco o el fuera de cuadro.
— “Un monstruo de mil cabezas” tiene la capacidad de funcionar como un espejo. Creo que es fácil, como espectador, ver un reflejo propio.
—Sí, en la vulnerabilidad en la que nos encontramos como ciudadanos en un contexto en el que las instituciones están muy desdibujadas y no regulan adecuadamente a las grandes empresas, y no velan por el bien común ni por los intereses de los ciudadanos. Este desamparo del que habla la película.
—Cuando vas al cine ¿qué imagen reflejada buscas, qué aspectos tuyos te interesa encontrar reflejados en una película?
—Todo. Lo que busco en todas las cosas artísticas, narrativas —el cine, los libros— es ensanchar mi vida. A través de las experiencias de otros, de la sensibilidad de otros, también crecemos nosotros mismos como seres humanos, nos cuestionamos, nos preguntamos sobre nuestra propia existencia, encontremos o no vínculos. Reaccionar... Eso es lo que busco con películas o novelas o qué se yo, y ojalá los otros sientan lo mismo cuando ven nuestras películas.
—¿Qué le aporta a una película independiente, pequeña como “Un monstruo de mil cabezas” participar de un circuito festivalero?
—Le aporta la posibilidad de figurar, que la gente se interese y se anime a ir a las salas. Son importantes los festivales. Esa es otra parte tortuosa, uno aplica a los festivales pero también depende de que un tercero avale lo que has hecho. Pero la película, la verdad, corrió con muchísima suerte. Se estrenó en la sección Horizonte en el Festival de Venecia, algo muy importante, nos dieron el día de la apertura. Y también se ha estrenado comercialmente en otros países. Y lo tengo que decir: es una película difícil, pero también es una especie de híbrido pues tiene esta naturaleza de suspenso; es un thriller que te atrapa, que intenta tener humor ácido, con un drama ahí atrás.
—En tu breve pero consistente filmografía, ¿qué has aprendido sobre cómo debe ejercerse la dirección de actores?
—Para empezar, debo aclarar que es un proceso que yo disfruto mucho, desde mis épocas escolares. Me gustaba intentar o experimentar cosas para saber cómo hablarle a un actor, cómo generar emociones. En el transcurso de los años he generado una especie de metodología, trabajo mucho con ellos. En el caso de esta película, usamos desde la novela de Laura que, al estar escrita en primera persona, le ayuda a comprender a los actores las motivaciones de los personajes, lo que piensan o lo que piensan. Hago también improvisaciones. Esto le ayuda a los intérpretes a sentir el vínculo con la película y a generar memorias propias de esos personajes que están haciendo.
—Y ¿en dónde radica la credibilidad, cuál es la clave?
—Uno de los sentidos que desarrollamos menos, pero del cual el cine es ávido, es el sentido común (risas). Hay que tener un poco de sentido común. Hay que cuestionarse: ¿es lógico que alguien reaccione así? ¿O al menos cabe entre las probabilidades que alguien reaccione de determinada manera ante determinada situación? Es entender las motivaciones de los personajes. También hay que entender lo que van pensando en cada instancia. Los seres humanos pensamos muchas cosas al mismo tiempo: ahora mismo estoy consciente de que estoy en esta entrevista, pero también sé que hay otra entrevista después, que más tarde tengo que ir a recoger a mi hijo... Vaya. Esa complejidad del pensamiento, hay que buscar herramientas para compartírsela a los actores respecto a sus personajes. Y claro, en última instancia, naturalidad.