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Fotografiar una crudeza estética

El director de fotografía Carlos Corra Reynoso habla de su trabajo y nominación por el cortometraje “La Parka”

GUADALAJARA, JALISCO (19/ENE/2015).- Carlos jamás imaginó que el cine lo llevaría a ver cómo es que se mata a una bestia de 500 kilos. La decisión de filmar la crudeza e intimidad de un rastro ahora le valen una nominación al Oscar, el máximo galardón con el que todo cineasta sueña.

Carlos Correa Reynoso es tapatío y director de fotografía. Junto a su compañero de clase, el también cineasta nicaragüense, Gabriel Serra, logró la filmación de “La Parka”, cortometraje documental que siendo un proyecto escolar, fue seleccionado por la Academia estadounidense gracias a la historia de Efraín: un hombre que a diario enfrenta a la muerte, que desde hace 25 años tiene en sus manos la responsabilidad de ultimar al ganado que llega a las familias mexicanas en forma de bistec.

Este director fotográfico de 31 años de edad, egresó de la licenciatura en Artes Audiovisuales por la Universidad de Guadalajara, institución en la que emprendió sus primeros proyectos y afiló la mirada para dar resultados como “Los lentes” (2005), “Primer ingreso” (2005), “Peligro” (2006) y “El día nublado” (2006).

Aunque ser director era un ideal que Carlos tenía en mente, poco a poco descubrió que la fotografía ganaba mayor terreno en sus habilidades, pues reconoce que dirigir a los actores no es algo que se le dé con naturalidad.

Tras colaborar en la Coordinación de Producción Audiovisual de la UdeG, Correa Reynoso decidió especializarse en el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) de la Ciudad de México, donde unió su talento con Gabriel Serra y reafirmó su gusto por la imagen, por construir un lenguaje visual y estético que hoy está en la mira internacional.

“Me parece que la fotografía es el cine en su más pura expresión. Es contar una historia exclusivamente con imágenes y eso es lo que me apasiona, la potencia y fuerza que puede alcanzar una imagen para trasmitir algo”, expresa el tapatío que no dudó en enfocar sus ojos en lo sombrío y escalofriante de un matadero.

PARA SABER
EQUIPO Y PREMIOS


Dirección y guión: Gabriel Serra Argüello.

Producción: Henner Hofmann, Liliana Pardo y Karla Bukantz.

Producción ejecutiva: Argentina Moreno Decanis.

Fotografía: Carlos Correa.

Edición: Koki Ortega.

Diseño de sonido: Nicolás Aguilar.

Compañía productora: Centro de Capacitación Cinematográfica.

Del horror a la belleza

¿Cómo transformar a la muerte en algo estéticamente hermoso ante la cámara? Era la pregunta que latía en las pupilas de Carlos al encontrarse con “La Parka”, con Efraín, con ese hombre que diariamente sacrifica a 500 reses.

El fotógrafo tapatío recuerda con crudeza la fragilidad y agresividad del rastro, que durante ocho días fue su sede de filmación —en 2012— para conocer la vida de Efraín, y adentrarse a los procesos que un trozo de carne tiene antes de instalarse en las carnicerías.

Carlos tenía la responsabilidad de aterrizar el argumento de Gabriel Serra, de transformar en imágenes el mensaje que hay detrás del rastro, de hacer que los encuadres y movimientos de la cámara evidenciaran lo cotidiano de la muerte, pero también, hacer de ésta algo visualmente atractivo sin caer en la morbosidad y los prejuicios.

“El consumo de la carne en México fue uno de los puntos que le llamó mucho la atención a Gabriel, la relación que tenemos los mexicanos con la carne”.

Previo a iniciar el rodaje, Carlos y Gabriel analizaron el espacio, las palabras y emociones que Efraín siente cada vez que tiene en sus manos el último aliento del ganado.

“No queríamos intervenir ni manipular el espacio, sino transmitir lo que nosotros sentíamos ahí, que es una atmósfera demasiada densa, sombría y que tiene que ver con el personaje, Efraín, con sus palabras, pensamientos, con ese lado oscuro de su vida con el que no está muy conforme”.

Reconoce que ver la naturalidad con la que “La Parka” hace su trabajo lo dejó en shock, en un estado de reflexión sobre lo que realmente significa la muerte para él y la sociedad, de saber que alguien tiene que hacer esta labor.

Más allá de adentrarse en un guión que pusiera en tela de juicio la ética de matar reses en la industria alimentaria, Carlos Correa advierte que el verdadero sentido de “La Parka” es la exposición de la muerte como algo cotidiano cuando se compara con los acontecimientos que vive o mejor dicho padece México, actualmente”.

“Son imágenes bastante fuertes las que vimos y sí te crean un shock”, comenta.

Agrega que “lo más rescatable de este trabajo es analizar un poco sobre la no sensibilización que tenemos últimamente ante este tipo de imágenes; donde la cotidianidad que hay de ellas es nuestro día a día”.

En la mira

Gabriel Serra y Carlos Correa coincidieron en que el lenguaje visual que propone el cortometraje ayuda a hilar la vida de Efraín y cómo un lugar tan escalofriante, un rastro, puede convertirse en un escenario que cautiva al espectador en diferentes sentidos.

Conseguir una nominación en la terna de documentales de los Premios Oscar es algo que Carlos Correa nuca tuvo en su mente, a pesar de que “La Parka” comenzó a levantar expectativas y aplausos en los diversos festivales mexicanos e internacionales en los que tocaron puerta, como el CineClass Festival International du Film Scolaire et Universitaire de Francia y Documenta Madrid, en España, en el que obtuvieron una mención especial por parte del jurado en 2014, en donde se destacó particularmente el trabajo del jalisciense.

El tapatío añade que los encuadres realizados proponen diversas perspectivas para que sean interpretadas por el espectador: desde exhibir el sacrificio de los animales y la forma como Efraín se convierte en un domador de bestias para alimentar a toda una población.

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