Entretenimiento
Casa de citas: Soy la historia mi odio
El propósito es, simplemente, ofrecer una visión documentada de la manera en que hicieron sus fortunas y las circunstancias personales y familiares en las que se han desenvuelto.
Por: Eduardo Castañeda H.
“Esta es la historia de mi odio”, le gusta repetirnos a Gabriel Lynch. “Esta es la historia de mi odio”, “esta es la historia de mi odio”, “la historia de mi amor”, incluso. Es un leit motif, un mantra que nos recuerda con cuánta paciencia ha cultivado su amargura.
Lynch se ufana de quien es aún en su condición de resentido que él mismo acepta. Incapaz de soportar su circunstancia de empleado en una empresa dedicada a la impresión, incapaz de aguantar su condición de vida y su lugar en el organigrama aprovecha su destreza mental para emprender una cruzada contra la imbecilidad de los que no se dan cuenta de que el valor de su existencia es inversamente proporcional al de sus ambiciones. Y no es que Gabriel Lynch no las tenga, sino que él tiene mejores motivos, porque a él no lo guía sólo la ambición sino su odio revelador.
Las formas que toma esa conciencia de sí mismo y a la vez ese abandono pleno a sus pulsiones lo hacen frágil, pero como buen resentido prefiere no darse cuenta. Las relaciones que tiene con su pares en la oficina, con sus subordinados, con sus mujeres, todo el tiempo están impregnadas con la distancia necesaria que le permita atacar.
Gabriel Lynch, el protagonista de Recursos Humanos (Anagrama), la segunda novela del joven escritor mexicano Antonio Ortuño y finalista del Premio Herralde, es un personaje entero en el que vemos algunos de nuestros rasgos o los gestos vitales de varios de los que nos rodean. Su personalidad, muy bien tejida por el narrador, está llena de las paradojas de las que están hechas todas las personas.
Hijo de escuelas públicas y de padre execrable, aspirante renegado a clasemediero acomplejado, ve en su inmediato superior, Constantino, hijo de escuelas privadas y padre execrable pero con mucho dinero y poder, burgués acomplejado y de autoestima baja, a su enemigo principal. Su silla será la suya al precio que sea y parte de su odio lo descargará en él por acostarse, además, con Fernanda, que antes fue suya.
Esta novela de Ortuño se revela muy sólida y atractiva. Recursos Humanos está compuesta por una orquesta de gente común en apariencia, ejecutando un concierto de espejos que bien nos podrían ser útiles para observar a todos los seres que nos rodean.
Antonio Ortuño. Recursos Humanos. Editorial Anagrama. Barcelona 2007.
177 págs.
La región más transparente, 50 años
“-¿Por qué vives en México?- Rodrigo quería reír y guiñar un ojo, solidarizarse tácitamente con lo que decía, desde la espuma anaranjada de sus labios, Natasha, pero se sentía realmente ofendido por las frases de la mujer.
-¿Por qué vivimos, chérie? ¿Por qué vivimos en una ciudad tan horrible, donde se siente uno enfermo, donde falta aire, donde sólo debían habitar águilas y serpientes? ¿Por qué? Algunos, porque son advenedizos y aventureros y este es un país que desde hace treinta años le da prioridad a los aventureros y advenedizos. Otros, porque la vulgaridad y la estupidez y la hipocresía, comment dire?, son mejores que las bombas y el campo de concentración. Y otros... otros, yo, porque al lado de la cortesía repugnante y dominguera de la gente como tú hay la cortesía increíble de una criada o de un niño que vende esos mismos diarios enmerdeurs, porque al lado de esta costra de pus en la que vivimos hay gentes, ça va sans dire, increíblemente desorientadas y dulces y llenas de amor y de verdadera ingenuidad que ni siquiera tienen la maldad para pensar que son pisoteadas, comme la puce, hein?, y explotadas; porque debajo de esta lepra americanizada y barata hay una carne viva, ¡viejo!, la carne más viva del mundo, la más auténtica en su amor y su odio y sus dolores y alegrías. Nada más. C’est pour ça mon vieux. Porque con ellos se siente uno en paz... y allá, en lo que dejamos, está lo mejor de lo que ustedes creen que es lo mejor, pero no lo mejor de lo que ustedes creen que es lo peor. Ça va?”
Carlos Fuentes. La región más transparente. Alfaguara. México. 2008. 554 págs. (Primera edición 1958).
Los amos de México
“En ningún sentido el libro intenta convertirse en un linchamiento de estos personajes simplemente porque son millonarios. Es cierto que la dimensión de sus fortunas constituye para muchos mexicanos un motivo de escándalo en un país que padece tantas desigualdades. Pero el análisis de sus biografías muestra que, en la mayoría de los casos, se trata de personas con virtudes y defectos comunes y corrientes, potenciados, eso sí, por el poder y por la disponibilidad de una enorme chequera. Desde luego todos ellos tienen en común la habilidad para hacer negocios exitosos y su capacidad para aprovechar en su favor las distorsiones y particularidades que caracterizan a la sociedad y a la política mexicana.
Las once investigaciones que aquí se presentan no son un tendedero para ventilar los trapos sucios, aunque ciertamente incluimos algunos. El propósito es, simplemente, ofrecer una visión documentada de la manera en que hicieron sus fortunas y las circunstancias personales y familiares en las que se han desenvuelto. Entender el proceso de construcción de estos once imperios empresariales arroja importantes luces para desentrañar un lado poco explorado, pero decisivo, de la historia económica –y política- reciente del país.”
(Carlos Slim, Emilio Azcárraga, Alberto Bailleres, Lorenzo Zambrano, María Asunción Aramburuzavala, Lorenzo Servitje, Roberto Hernández, Olegario Vázquez Raña, Roberto González, Jorge Vergara y la familia Ramírez).
Jorge Zepeda Patterson, Coord. Los amos de México. Editorial Planeta. México. 2007. 452 págs.
“Esta es la historia de mi odio”, le gusta repetirnos a Gabriel Lynch. “Esta es la historia de mi odio”, “esta es la historia de mi odio”, “la historia de mi amor”, incluso. Es un leit motif, un mantra que nos recuerda con cuánta paciencia ha cultivado su amargura.
Lynch se ufana de quien es aún en su condición de resentido que él mismo acepta. Incapaz de soportar su circunstancia de empleado en una empresa dedicada a la impresión, incapaz de aguantar su condición de vida y su lugar en el organigrama aprovecha su destreza mental para emprender una cruzada contra la imbecilidad de los que no se dan cuenta de que el valor de su existencia es inversamente proporcional al de sus ambiciones. Y no es que Gabriel Lynch no las tenga, sino que él tiene mejores motivos, porque a él no lo guía sólo la ambición sino su odio revelador.
Las formas que toma esa conciencia de sí mismo y a la vez ese abandono pleno a sus pulsiones lo hacen frágil, pero como buen resentido prefiere no darse cuenta. Las relaciones que tiene con su pares en la oficina, con sus subordinados, con sus mujeres, todo el tiempo están impregnadas con la distancia necesaria que le permita atacar.
Gabriel Lynch, el protagonista de Recursos Humanos (Anagrama), la segunda novela del joven escritor mexicano Antonio Ortuño y finalista del Premio Herralde, es un personaje entero en el que vemos algunos de nuestros rasgos o los gestos vitales de varios de los que nos rodean. Su personalidad, muy bien tejida por el narrador, está llena de las paradojas de las que están hechas todas las personas.
Hijo de escuelas públicas y de padre execrable, aspirante renegado a clasemediero acomplejado, ve en su inmediato superior, Constantino, hijo de escuelas privadas y padre execrable pero con mucho dinero y poder, burgués acomplejado y de autoestima baja, a su enemigo principal. Su silla será la suya al precio que sea y parte de su odio lo descargará en él por acostarse, además, con Fernanda, que antes fue suya.
Esta novela de Ortuño se revela muy sólida y atractiva. Recursos Humanos está compuesta por una orquesta de gente común en apariencia, ejecutando un concierto de espejos que bien nos podrían ser útiles para observar a todos los seres que nos rodean.
Antonio Ortuño. Recursos Humanos. Editorial Anagrama. Barcelona 2007.
177 págs.
La región más transparente, 50 años
“-¿Por qué vives en México?- Rodrigo quería reír y guiñar un ojo, solidarizarse tácitamente con lo que decía, desde la espuma anaranjada de sus labios, Natasha, pero se sentía realmente ofendido por las frases de la mujer.
-¿Por qué vivimos, chérie? ¿Por qué vivimos en una ciudad tan horrible, donde se siente uno enfermo, donde falta aire, donde sólo debían habitar águilas y serpientes? ¿Por qué? Algunos, porque son advenedizos y aventureros y este es un país que desde hace treinta años le da prioridad a los aventureros y advenedizos. Otros, porque la vulgaridad y la estupidez y la hipocresía, comment dire?, son mejores que las bombas y el campo de concentración. Y otros... otros, yo, porque al lado de la cortesía repugnante y dominguera de la gente como tú hay la cortesía increíble de una criada o de un niño que vende esos mismos diarios enmerdeurs, porque al lado de esta costra de pus en la que vivimos hay gentes, ça va sans dire, increíblemente desorientadas y dulces y llenas de amor y de verdadera ingenuidad que ni siquiera tienen la maldad para pensar que son pisoteadas, comme la puce, hein?, y explotadas; porque debajo de esta lepra americanizada y barata hay una carne viva, ¡viejo!, la carne más viva del mundo, la más auténtica en su amor y su odio y sus dolores y alegrías. Nada más. C’est pour ça mon vieux. Porque con ellos se siente uno en paz... y allá, en lo que dejamos, está lo mejor de lo que ustedes creen que es lo mejor, pero no lo mejor de lo que ustedes creen que es lo peor. Ça va?”
Carlos Fuentes. La región más transparente. Alfaguara. México. 2008. 554 págs. (Primera edición 1958).
Los amos de México
“En ningún sentido el libro intenta convertirse en un linchamiento de estos personajes simplemente porque son millonarios. Es cierto que la dimensión de sus fortunas constituye para muchos mexicanos un motivo de escándalo en un país que padece tantas desigualdades. Pero el análisis de sus biografías muestra que, en la mayoría de los casos, se trata de personas con virtudes y defectos comunes y corrientes, potenciados, eso sí, por el poder y por la disponibilidad de una enorme chequera. Desde luego todos ellos tienen en común la habilidad para hacer negocios exitosos y su capacidad para aprovechar en su favor las distorsiones y particularidades que caracterizan a la sociedad y a la política mexicana.
Las once investigaciones que aquí se presentan no son un tendedero para ventilar los trapos sucios, aunque ciertamente incluimos algunos. El propósito es, simplemente, ofrecer una visión documentada de la manera en que hicieron sus fortunas y las circunstancias personales y familiares en las que se han desenvuelto. Entender el proceso de construcción de estos once imperios empresariales arroja importantes luces para desentrañar un lado poco explorado, pero decisivo, de la historia económica –y política- reciente del país.”
(Carlos Slim, Emilio Azcárraga, Alberto Bailleres, Lorenzo Zambrano, María Asunción Aramburuzavala, Lorenzo Servitje, Roberto Hernández, Olegario Vázquez Raña, Roberto González, Jorge Vergara y la familia Ramírez).
Jorge Zepeda Patterson, Coord. Los amos de México. Editorial Planeta. México. 2007. 452 págs.