Economía
Clave, el cambio fiscal en Pemex
Dejar las cosas como están sería la peor reforma, dicen; recomiendan reducir los gravámenes de forma gradual
CIUDAD DE MÉXICO (06/SEP/2013).- El actual nivel de pago de impuestos con el que cuenta la producción petrolera en México no tiene oportunidad de continuar, en caso de que se lleve a cabo una reforma tanto para Petróleos Mexicanos (Pemex) como para otros operadores petroleros que lleguen, coincidieron expertos.
La peor reforma petrolera que puede haber es una que no cambie nada y que mantenga las cosas como está, considera Erik Legorreta, presidente de la Asociación Mexicana de la Industria del Petróleo (Amipe), pero es evidente que uno de los elementos esenciales y más esperados es que haya un cambio en el régimen fiscal de Pemex. Un cambio fiscal le permitirá elevar la inversión a Pemex y, en caso de que se lleve a cabo la apertura con el cambio constitucional, hará atractivo el sector a nuevos operadores, explicó.
Para Manuel Cervantes, especialista en Derecho energético, en caso de que se lleve a cabo la reforma, es evidente que Pemex y las empresas que vayan a integrarse dentro de las actividades de exploración y producción necesitan un régimen fiscal diferente, muy parecido al de otros países.
Las empresas privadas necesitan mejores condiciones que las que se tienen; pueden interesarse en el país y en sus yacimientos, incluso podrían aceptar los contratos de utilidad compartida, pero es un hecho que se necesita un nivel impositivo más aceptable, refirió, en una mesa temática organizada por El Economista.
La idea es bajar gradualmente los gravámenes del sector, lo más posible, al nivel que se tiene en otros países, no menos de 10 puntos sobre los actuales, porque en la iniciativa del PAN fueron más agresivos (al pensar en bajarlo a 50% en 10 años.
Carlos Huerta, especialista en Economía política de energía, indicó que los actuales niveles de impuestos y derechos hacen inviable la operación de la empresa.
Karol García y Luis Carriles
empresas@eleconomista.com.mx
El Economista
La peor reforma petrolera que puede haber es una que no cambie nada y que mantenga las cosas como está, considera Erik Legorreta, presidente de la Asociación Mexicana de la Industria del Petróleo (Amipe), pero es evidente que uno de los elementos esenciales y más esperados es que haya un cambio en el régimen fiscal de Pemex. Un cambio fiscal le permitirá elevar la inversión a Pemex y, en caso de que se lleve a cabo la apertura con el cambio constitucional, hará atractivo el sector a nuevos operadores, explicó.
Para Manuel Cervantes, especialista en Derecho energético, en caso de que se lleve a cabo la reforma, es evidente que Pemex y las empresas que vayan a integrarse dentro de las actividades de exploración y producción necesitan un régimen fiscal diferente, muy parecido al de otros países.
Las empresas privadas necesitan mejores condiciones que las que se tienen; pueden interesarse en el país y en sus yacimientos, incluso podrían aceptar los contratos de utilidad compartida, pero es un hecho que se necesita un nivel impositivo más aceptable, refirió, en una mesa temática organizada por El Economista.
La idea es bajar gradualmente los gravámenes del sector, lo más posible, al nivel que se tiene en otros países, no menos de 10 puntos sobre los actuales, porque en la iniciativa del PAN fueron más agresivos (al pensar en bajarlo a 50% en 10 años.
Carlos Huerta, especialista en Economía política de energía, indicó que los actuales niveles de impuestos y derechos hacen inviable la operación de la empresa.
Karol García y Luis Carriles
empresas@eleconomista.com.mx
El Economista