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*¿Sorpresa...?

A propósito por Jaime García Elías

A propòsito por Jaime Garcìa Elìas

Daniel Brailowsky --como Rafael Puente, como Fernando Quirarte, como Sergio Lugo, como Demetrio Madero y como varios más que han ejercido las dos funciones-- sabe muy bien qué diferencia hay entre un comentarista y un director técnico: en que el primero no está obligado a probar nada de lo que afirma.
(Eso explica, de paso, por qué el técnico, de ordinario, cobra mucho más que el comentarista).

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A todo esto, la oportunidad para que el “Ruso” abriera un receso en su carrera como comentarista --¿o sería más propio decir que cerrara el receso en que, por falta de ofertas como técnico, entretuvo al gusanito ejerciendo como comentarista?--, se presentó a raíz de que la directiva del Necaxa decidió cesar como timonel a Omar Arellano padre.
Y habría que decir, de paso, que esa determinación no dejó de resultar sorpresiva puesto que, apenas en la jornada dominical, el Necaxa tuvo en la lona y finalmente rescató un empate, como visitante, ante cierto equipo que, según su técnico, “defiende como el Ínter y ataca como el Barcelona”; (o sea, modestia aparte, la mayor aproximación posible a la perfección que puede encontrarse hoy en día en el futbol mexicano).

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Al margen de que la semilla de la palabra de Brailowsky caiga en tierra fértil y de que consiga la metamorfosis que desean los dirigentes y esperan los simpatizantes del Necaxa, y más allá de lo que ocurra en la próxima oportunidad que tenga Omar padre de sentarse en el banco de un equipo, se impone señalar que los dueños del Necaxa están moral y profesionalmente obligados a tomar las medidas que consideren pertinentes para tratar de asegurar la permanencia del equipo en la Primera División.
Aunque aún está por verse si fue acertada la decisión de trasladar la franquicia a Aguascalientes --una plaza prácticamente sin tradición en el futbol profesional de México--, el historial de los rayados, desde los tiempos heroicos de “los Once Hermanos” y del “Campeonísimo” hasta los títulos que lo convirtieron en el mejor equipo de la década de los noventas en México, merece el esfuerzo.

En cuanto a Omar, haber sacado invicto la campaña del retorno de la Primera A a la Primera División, deja abierta, en todo caso, la incógnita acerca de si no se encontrará en la división de ascenso su nivel de competencia.

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