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A propósito

* Holanda

Si el rotundo 3-0 de la primera jornada de la Eurocopa, ante Italia, puso sobre aviso al mundo del futbol, el 4-1 de ayer, igualmente rotundo, ante Francia, confirmó que Holanda está, en serio, en plan de reverdecer laureles.

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La que dieron ayer los “tulipanes”, en efecto, fue una demostración de que la predilección de la mayoría de los técnicos —esclavos de los “buenos resultados”, entendidos como victorias mínimas, empates... y hasta derrotas, a condición de que sean apretadas—, de ninguna manera impide que también los haya capaces de privilegiar la audacia y la agresividad bien entendidos... y jugadores con los atributos mentales, físicos y técnicos necesarios para llevar a la práctica esa manera de entender el futbol.

Independientemente de que Francia se encuentra en una etapa de renovación del elenco de jugadores que llevó al Mundial alemán de hace dos años, y de que Italia pasa por una fase incierta, lejanas y una y otra del nivel que tenían en el 2006, es imposible calificarlas, ni siquiera provisionalmente, como escuadras mediocres.

Se trata —como los casos de Croacia y Alemania, por ejemplo— de potencias del futbol europeo. Vencerlas en un certamen de la jerarquía de la Eurocopa, y vencerlas de manera tan amplia, tan contundente, tan categórica en el marcador, deja abierta la puerta —al margen del desenlace que tenga el certamen que actualmente se disputa en el Viejo Continente— para incluir a los holandeses, ya desde ahora, en la selecta lista de los favoritos para el próximo Mundial.

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Sería deseable, por lo demás, que hubiera nuevos elementos para robustecer esa apreciación de cara al Mundial de 2010 en Sudáfrica: los ganadores de la Copa del Mundo, además de generar admiración y reconocimientos, suelen provocar un fenómeno de imitación en el mundillo del esférico. Si predomina una escuadra inclinada a la especulación y el cálculo, se multiplican los equipos que acusan la tendencia a suscribirse a ese estilo. En cambio, si prevalece una selección orientada hacia la creatividad, preocupada más por el marco de enfrente que por el propio, es común que se generalice la tendencia a jugar de esa manera.

El estilo de los holandeses, aun sin ganar mundiales, ya hizo escuela en los años setentas. Lo mejor que le puede suceder al futbol es que suceda otro tanto con la moderna versión de la Naranja Mecánica.

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