Deportes

* ''Ya la vimos...''

A propósito por Jaime García Elías

Lo del Guadalajara, viéndolo bien, tiene lógica...

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Que los aficionados se lo piensen dos veces, por lo menos, antes de embarcarse en la aventura de seguir a su equipo bienamado hasta su nueva casa, se comprende.

Debe ponderarse, de entrada, la relación entre el costo del boleto --sensiblemente mayor que el que acostumbraba pagar en el Estadio Jalisco... amén del estacionamiento y los alimentos y bebidas en el interior del flamante inmueble--, más las molestias que representan los desplazamientos hacia y desde el nuevo estadio.

Eso, por un lado; por el otro, las gratificaciones derivadas de dicha inversión: a cambio de la comodidad que implica un estadio “de Primer Mundo” --tal vez el único, en México, de ese nivel--, las penurias y contratiempos de las entradas y salidas... con el añadido de que el equipo, futbolísticamente, dista mucho de garantizar el espectáculo... o, al menos, las satisfacciones que para el aficionado representa la victoria.

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El Atlas, en tanto, regresó del viaje de fin de semana a Torreón rumiando una alegría tan fugaz como quien se pasa una tarde en el parque, viendo a los niños jugar, fascinados, con un popote, un frasquito de agua jabonosa... y un puñado de pompas de jabón.

En el debut de José Luis Mata como técnico y de Benjamín Galindo como auxiliar, en efecto, el Atlas jugó mejor que en la mayoría de sus partidos anteriores. Sin embargo, el resultado volvió a ser el de costumbre...

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La quinta derrota en seis apariciones cumplidas en lo que va de la campaña, más lo que pueda suceder en los próximos compromiso  --ante Cruz Azul, Monterrey, Puebla y Guadalajara--, enciende, con justificada razón, las luces amarillas.

El contraste entre la aparente mejoría y la crudeza del resultado del sábado, robustece, por una parte, la sospecha de que los supuestos refuerzos que se incorporaron al plantel no están a la altura de las circunstancias, y aviva, por la otra, los temores de que esta será, para los rojinegros, más allá de las buenas intenciones de sus dirigentes y de la reconocida fidelidad de sus simpatizantes, una campaña generosa en amarguras y avara en alegrías...

Una campaña, en fin, de dolorosa fidelidad con su espejo diario. Una campaña pródiga en jornadas propicias para decir, como cuando ponen una película de Cantinfas en la tele: “Ya la vimos...”.

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